¡Abril Victorioso! Del golpismo imperial al nacimiento de la inquebrantable Unión Cívico-Militar (+11A)
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Publicado: 14/04/2023 05:20 AM
Los sucesos de abril de 2002 marcaron en Venezuela un antes y un después para la consolidación de la Revolución Bolivariana, un proceso de transformaciones sociales liderado por el Comandante Hugo Chávez y dirigido a brindar la mayor suma de felicidad al Pueblo.
Transcurrían ya casi cuatro años de la llegada del Comandante Chávez a la presidencia del país, pero el desespero de la ultraderecha nacional, auspiciada por el imperialismo estadounidense y con el apoyo de los medios de comunicación privados, intentó frenar, a través de un golpe de Estado, las transformaciones sociales que ya estaban presentes en la vida de los venezolanos y las venezolanas.
Capítulo 1: 11 de abril de 2002
Con el llamado a “marchar a Miraflores”, el 11 de abril de 2002, se dio inicio al plan violento de la oposición fascista, que usó a sus seguidores como carne de cañón para generar enfrentamientos; ese día, el Pueblo patriota también se concentró en las calles de Caracas para ratificar su apoyo al Gobierno Bolivariano, que ya estaba acabando con más de 40 años de opresión, corrupción y desigualdad que habían imperado durante la Cuarta República.
Una de las más horrendas matanzas en la historia política de Venezuela ocurrió la tarde de ese 11 de abril, acción orquestada por un sector de la cúpula empresarial y comercial, que apoderada de la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA), no le perdonó al Comandante Chávez sus acciones en favor del Pueblo, desencadenando así una serie de hechos violentos comandados por la Central de Trabajadores de Venezuela (CTV) y la Federación de Cámaras y Asociaciones de Comercio y Producción de Venezuela (Fedecámaras).
Violencia premeditada
Ya en las proximidades del Palacio de Gobierno comenzaron a caer las primeras víctimas por disparos de los francotiradores dispuestos por los golpistas para masacrar al Pueblo, sin distinción de uno u otro bando. Las imágenes de éstas y otras muertes en el Centro de Caracas serían utilizadas para transmitir un video de un grupo de militares traidores que, violando su juramento de defender y servir al Pueblo, exigían la renuncia del Presidente. El audiovisual, que daba detalles del número de fallecidos, había sido grabado mucho antes de los acontecimientos, lo que ratificaba su participación en la planificación de los asesinatos.
Con Venevisión a la cabeza, los medios de comunicación privados lanzaron el expediente de Puente Llaguno, en el que mostraron imágenes de activistas bolivarianos apostados en el lugar disparando hacia la avenida Baralt, con lo que intentaron inculpar al presidente Hugo Chávez de las muertes que los francotiradores y agentes conspiradores ocasionaron ese día.
Incertidumbre mediática
Tras estas acciones y en medio de una incertidumbre mediática, el Comandante Chávez fue secuestrado, por lo que fue interrumpida la señal del canal del Estado, Venezolana de Televisión (VTV). Posteriormente, comenzaron a transmitirse informaciones por los medios alineados, señalando que el Presidente estaba fuera del poder.
El paradero de Chávez se desconocía, pero el Alto Mando Militar venezolano anunció, a través de su vocero principal, el General en Jefe Lucas Rincón Romero, que le habían solicitado la renuncia al líder revolucionario, y que éste la había aceptado, lo que nunca sucedió, como lo evidencia la carta que escribe el Presidente desde su retención en Turiamo.
Siguiendo las indicaciones del “manual del golpe de Estado”, los medios de comunicación impresos, radiales y televisivos, estuvieron transmitiendo informaciones sesgadas y tendenciosas, allanando el terreno para que la opinión pública nacional asumiera la acción desde el principio como un acto natural y razonable, pero el Pueblo consciente y leal a la Revolución que le cambió la vida estaba incrédulo ante lo que se presentaba como una situación “democrática” que a todas luces era lo contrario.
El 12 de abril, cuando creían iniciado su reinado, los golpistas sentenciarían su fracaso con la autoproclamación de Pedro “el breve”…
REDACCIÓN MAZO