“EL CARACAZO” Más de 3.600 asesinados, miles de heridos y cientos de desaparecidos

Publicado: 06/03/2025 05:00 PM

(Últimas Noticias y EL NACIONAL, 27 febrero al 11 de marzo 1989 / Revista SIC Nº 513-abril 1989)

  • El día miércoles, 1º de marzo de 1989, los principales hospitales de Caracas, Guarenas, Los Teques y La Guaira recibieron una avalancha de heridos y muertos a las puertas de sus salas de emergencia, a razón de un abaleado por minuto.
  • Se estima que 14.440 víctimas ingresaron a estos centros de salud con heridas graves o mortales.
  • La matanza y “peinado” de barrios por parte de agentes de la Dirección General Sectorial de Inteligencia y Prevención (DISIP), Guardia Nacional, policías metropolitanos y efectivos militares, continuó con la misma intensidad hasta el día 10 de marzo.
  • Muchas de las personas ingresaron a estos centros hospitalarios con la masa encefálica, intestinos y vísceras afuera, por lo que no pudieron sobrevivir, a pesar de los esfuerzos médicos por salvarles la vida.
  • Guarenas fue el punto de partida de esta sublevación popular contra el paquete de medidas neoliberales impuestas por el Fondo Monetario Internacional (FMI).
  • Este “sacudón social” se expandió hasta Caracas y luego a los estados La Guaira, Carabobo, Aragua, Lara, Bolívar, Mérida, Nueva Esparta y Zulia. En todas estas entidades hubo muertos y heridos ocasionados por los cuerpos de seguridad del Estado
  • Durante 31 años, Acción Democrática y Copei engranaron en Venezuela una verdadera fábrica de pobreza. Para desengranarla, las masas populares optaron por ejercer la contundente fuerza moral de su movilización desbordada.
  • Para detenerla, Carlos Andrés Pérez autorizó el uso de armas de guerra contra una enorme población desarmada que salió a buscar los alimentos que escaseaban.
  • Entre el 27 de febrero y el 11 de marzo de 1989, las morgues de Caracas quedaron sobresaturadas de cadáveres. Las más de 20 empresas funerarias capitalinas reportaron 90 servicios diarios (1.800), hasta agotarse las urnas.
  • El gobierno habilitó entonces la fosa común mal llamada “La Peste”, en el Cementerio General del Sur, a donde fueron trasladadas una cantidad aún mayor de personas no identificadas, que por su avanzado estado de descomposición no podían esperar por las experticias médico forenses.
  • Todo ello, sin dejar de tomar en consideración el gran número de víctimas que ingresaron a las estadísticas en Guarenas, Los Teques, La Guaira, Maracaibo, Valencia, Barquisimeto, San Félix, Puerto Ordaz, Mérida, Porlamar, San Cristóbal y Ciudad Bolívar.
  • Diez días después del 27 y 28 de febrero, el gobierno seguía matando gente.
  • Dentro de los cuerpos policiales se desató una dinámica represiva de allanamientos, detenciones arbitrarias, humillación a las personas y hasta apropiación rapaz de bienes y dinero encontrado en sus casas.
  • El operativo para rescatar las mercancías sacadas de los establecimientos comerciales se convirtió, en muchos casos, en un acto de aniquilación y abuso policial por parte de funcionarios.
  • En esta fase, los policías metropolitanos, entre el cansancio y la perplejidad, desbordados por la situación dispararon a diestra y siniestra, con una fuerte dosis de violencia destructiva.
  • Los agentes de la Dirección General Sectorial de Inteligencia y Prevención (DISIP) aprovecharon la situación para montarle cacería a varias personas identificadas como subversivas y aniquilarlas.
  • Con las garantías suspendidas, la Policía Metropolitana (PM) y la DISIP, actuaron con mayor margen de abusos posibles, lo que dio pie a graves crímenes de lesa humanidad.
  • El Pueblo venezolano se lanzó, sin distinciones de clases, a las calles y se expresó en el único lenguaje que le dejaron las élites gobernantes: el estallido social.
  • A la violencia de las medidas económicas que se ejercieron contra el Pueblo, con la excusa de los ajustes macro económicos “necesarios”, éste reaccionó con una explosión auténticamente necesaria, cuya magnitud obedeció a la reivindicación de la Justica Social.


¿Qué fue lo que pasó?:

  • Una vez más el Pueblo fue el protagonista de la historia, en los hechos ocurridos entre febrero y marzo de 1989. La primera fase de esta explosión social fue masiva.
  • Contra el acaparamiento de productos, el Pueblo tomó las calles penetrando abastos y supermercados, encontrando en sus depósitos los productos que durante anteriores semanas sus dueños acapararon, esperando el alza de los precios.
  • Todo ocurrió mientras en Nueva York, Miguel Rodríguez y Pedro Tinoco, firmaban un memorándum de entendimiento con el Fondo Monetario Internacional (FMI), como parte de una bomba de tiempo que fue instalada por esta situación de injusticia estructural.
  • La mecha para el estallido la puso el gobierno de Carlos Andrés Pérez y se encendió con los anuncios efectuados antes de la toma de posesión. Quedó en evidencia la inmensa contradicción entre el llamado al sacrificio de las mayorías y la ostentación de su acto de “coronación”.
  • El acaparamiento de los comerciantes, en la espera de engordar precios, impulsó la primera fase de las masas populares trajinando día y noche los productos que le eran normalmente inaccesibles.
  • Algunos pequeños comerciantes abrieron sus puertas por iniciativa propia para que la gente se llevara la comida sin destruir el local y, si eran estimados por la gente, por su honradez y actitud solidaria, fueron respetados.
  • En la explosión hubo un claro mensaje del Pueblo a las clases dominantes, que se olvidaron de la gente utilizándola como objeto manipulable a la hora de sus campañas electorales.
  • La democracia representativa, inaugurada en 1958, se caracterizó precisamente por estar fundada precisamente en un pacto entre élites económicas, políticas, religiosas y militares. El Pueblo venezolano era más un objeto que un sujeto de derechos. Hasta que las diferencias en la distribución de las riquezas se hicieron escandalosas y la gente desesperada, por el desabastecimiento y el hambre, salió a las calles.
  • Durante la tercera fase de esta rebelión popular, el gobierno de Carlos Andrés Pérez decretó un “Estado de sitio”, el Ministro de Relaciones Interiores, Alejandro Izaguirre, sufrió un aparente colapso delante de las cámaras, entregando a las Fuerzas Armadas y a los cuerpos policiales la responsabilidad de la masacre.
  • El status quo político, las élites empresariales, el alto clero y algunos generales se dejaron llevar por la convicción de que el país estaba dispuesto a firmarle una carta en blanco para cualquier medida que tomase el recién electo presidente. No fue así.


REDACCIÓN MAZO

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