“EXTERMINIO EN LA SELVA Tercer día de combates” (2001, 06 DE OCTUBRE 1982)
Publicado: 04/10/2023 09:00 PM
“EXTERMINIO EN LA SELVA Tercer día de combates” (2001, 06 DE OCTUBRE 1982) Con este sinónimo de aniquilación total fue denominada “La Masacre de Cantaura”, llevada a cabo por aviones Bronco y Canberra de la Fuerza Aérea, conjuntamente con fuerzas combinadas del Ejército y la Disip, dirigidos por Arpad Bango y Henry López Sisco.
El diario 2001, al tercer día de combates, reportó 55 muertos. Hoy se sabe que no solo los guerrilleros fueron salvajemente torturados y aniquilados, sino que indígenas y campesinos de la zona también fueron ajusticiados por los cuerpos de seguridad del Estado.
Tres haciendas de la zona, ubicadas cerca de Cantaura, también fueron bombardeadas y ametralladas por aviones Canberra y Bronco dejando numerosos muertos y heridos.
En este hecho actuaron por lo menos 500 soldados del Ejército y 100 agentes de la Disip. Hasta el Hospital de El Tigre fueron trasladadas 23 urnas para adultos y algunas urnas blancas para niños, lo que según las graficas demuestra que la masacre tuvo entre sus víctimas a menores de edad.
Durante tres días, las fuerzas combinadas “peinaron” un vasto sector de la región central del estado Anzoátegui.
Fuentes de la zona señalaron que hasta ese día se registraban 55 muertos entre los cuales no solo se hallaban hombres y mujeres, sino también niños.
Todo ello en contradicción a lo establecido en el comunicado oficial del Ministerio de Defensa y Relaciones Interiores.
La población indígena “La Cariña” también fue severamente bombardeada por la aviación y se registraron varias bajas entre sus moradores.
Los enviados de 2001, Ediccio Balestrini e Hilario Mújica confirmaron que el número de personas muertas se elevó a 55, entre las cuales seis mujeres, tres de ellas embarazadas.
Otro titular de prensa para esa fecha anuncia: “DOS EX GUERRILEROS DELATARON EL CAMPAMENTO”
EL Nacional, 8 de octubre de 1982: “Por una delación de dos ex guerrilleros se logró descubrir el campamento de “Bandera Roja” cerca de Cantaura.
El par de individuos sobrevolaron la zona en un helicóptero privado, donde iban tres agentes de seguridad del Estado.”
Coincidencialmente, Gabriel Puerta Aponte, quien fungía como jefe de Bandera Roja, fue llevado al Hospital Militar. Gracias a él los delatores hicieron su trabajo sucio con la Disip.
En esta masacre los caza bombarderos Canberra lanzaron 27 bombas de 50 libras contra los guerrilleros, mientras que los Bronco se encargaron de ametrallarlos.”
Varios hechos deben tomarse en consideración para conocer mejor la traición cometida en La Masacre de Cantaura: En el CTN de Bandera Roja realizado semanas antes se le dijo a Gabriel Puerta Aponte sobre la inconveniencia de incorporar a los hermanos Rabanales al Frente Américo Silva.
Desoyendo esta decisión, Puerta Aponte los sembró en esas columnas guerrilleras donde actuaron como infiltrados de la Disip. Nolberto y Alirio Rabanales llegaron días antes al sitio de reunión por órdenes de Gabriel Puerta Aponte.
Estando allí hubo muchas quejas por las constantes “salideras” de los hermanos, quienes a cada rato se ausentaban del campamento.
Un día antes de la masacre desaparecieron sin pedir autorización al Comandante Rincón. En reiteradas oportunidades, los campesinos alertaron a los guerrilleros acerca de los movimientos de tropas del Ejército y la Disip en las cercanías del campamento.
Sin embargo, “El Catire Roberto Rincón”, en su condición de comandante del Frente Américo Silva, tenía órdenes de Puerta Aponte de no movilizarse por lo que mantuvo al “Frente Américo Silva” en el mismo sitio durante semanas.
Los guerrilleros masacrados estaban desfigurados por los tiros de gracia que recibieron en la cabeza.
Según testigos presenciales muchos fueron puestos de rodilla y ajusticiados con disparos en la nuca, posteriormente molidos por ráfagas de ametralladora.
Aunque el entonces presidente de la República, Luis Herrera Campins, quiso demostrar que se trató de un enfrentamiento, todo indica que la correlación de las fuerzas combinadas y los cuatro aviones de combate fueron 1.000 veces superiores, y por ende, una acción desproporcionada en relación a los 41 guerrilleros emboscados quienes estaban precariamente armados.
Cuatro años después, el 8 de mayo de 1986, los hermanos Rabanales fueron los mismos que condujeron a la Disip a la ejecución de la masacre de Yumare.
REDACCIÓN MAZO