Publicado: 26/02/2025 08:00 PM

(El Nacional y Diario de Caracas, 26 de febrero 1989)

• Como un tonto útil de la banca internacional o como un ingenuo que fue al matadero y lanzó a Venezuela al despeñadero de una deuda impagable, quedó el expresidente Jaime Lusinchi, al expresar, su inconfesable torpeza de firmar, en los términos más desventajosos, la renegociación de los intereses de la deuda externa, que nos legó como obra de gobierno.
• “Nadie puede alegar su propia torpeza”, dice el axioma jurídico. Así, uno de los países más ricos del mundo, quedó encadenado a la pobreza extrema del 30% de sus habitantes y el 64% de toda su población bajo el umbral de la misma.
• Esta inaceptable declaración fue, sin duda, motivo de indignación general y una de las causas del descontento popular que desencadenó “El Caracazo”.
• Jaime Lusinchi, servil instrumento de las directrices de la banca acreedora**,** ese día ****reconoció que firmó a ciegas, sin leer siquiera, una renegociación, por cuyas consecuencias debería haber pagado prisión por ineptitud en el ejercicio del cargo y estafa al erario público.
• Sin embargo, cumplió condena en Nueva York, tal cual pagaron por sus crímenes Rómulo Betancourt y Carlos Andrés Pérez, en sus lujosas residencias de Manhattan.
• Después de dicha renegociación, Venezuela debió pagar, hasta que Hugo Chávez llegó al poder, un 46% de sus ingresos petroleros a la banca internacional.
• Esta pesada hipoteca, recayó como condena sobre millones de jóvenes, niños, obreros, campesinos, ancianos y mujeres cuyas expectativas de bienestar se vieron truncadas y su precaria calidad de vida se convirtió en mayor pobreza.
• “Tarde piaste pajarito”, fue la réplica más ácida y aguda disparada contra la inexcusable negligencia del expresidente Lusinchi, proveniente de su antecesor Luis Herrera Campins.
• Esta trampa financiera, que ingenuamente gestionó Lusinchi, fue solo un plato del largo menú de escándalos de ese gobierno, como lo fueron la “Masacre de El Amparo”, los 100 jeeps de José Ángel Ciliberto y RECADI, entre otros.

REDACCIÓN MAZO