LA GRAN TRAGEDIA DE EEUU: DEL CRACK BARATO AL FENTANILO DEMOCRÁTICO

Publicado: 17/12/2025 09:00 PM

LAS MAFIAS DEL CRACK RECLUTAN A LA INFANCIA ABANDONADA EN LOS EEUU

(Time, 8 de mayo 1988 y New York Times, 1º de octubre 1989)

  • Con las estrategias belicistas para combatir las “Siete Plagas de Egipto” que azotan la Salud Mental de EEUU (fentanilo, heroína, cocaína, crack, metanfetaminas, oxicodona, metadona y alcoholismo) sus sucesivos gobiernos tienen 45 años aplicando la misma fórmula y cometiendo los mismos errores: declaración de guerras, invasiones, brutalidad policial, prácticas racistas, agendas xenofóbicas y agencias antinarcóticos nada confiables.
  • La década de 1980 definió la encrucijada que condujo directamente a que EEUU, hoy a finales de 2025, esté plagado de psicopatologías muy graves, con una sociedad cada vez más llena de miedos, ira, resentimientos sociales, donde la desconfianza mutua, los tiroteos masivos y la miopía política se burlan diariamente de los paliativos guerreristas de cada faraón de turno.
  • Todo indica que, desde 1980, lo único que se ha democratizado en EEUU es el uso masivo de las drogas.
  • Desde el crack barato de los años 80 (20$ la piedra) con más de 14 millones de adictos, hasta el fentanilo y la Oxicodona de Purdue Pharma, de venta en todas las farmacias “bajo prescripción médica” a 5$ c/tableta y 74 millones de usuarios, los sucesivos gobiernos, desde la administración Reagan, han venido fracasando estruendosamente en la aplicación de políticas basadas en la invasión de otros países y la represión, a costa de miles de vidas cegadas por las balas policiales en sus grandes ciudades y calles.
  • La gran tragedia americana radica en que cada día la demanda de drogas y psicotrópicos exponencialmente se incrementa y excede en gran medida a la oferta. De cortarse tajantemente el suministro, el síndrome de abstinencia enloquecería a millones de personas.
  • Normalmente, en una costosísima clínica de rehabilitación, todos los días, a determinada hora, los pacientes hacen cola para recibir una pequeña dosis de fentanilo, oxicodona o heroína, a fin de evitar las convulsiones y shocks que produce el síndrome de abstinencia.
  • En dichas colas, es común ver en pijamas a altos ejecutivos de grandes empresas, CEO de corporaciones, hijos de multimillonarios, esposas de políticos de la Casa Blanca, estrellas del rock and roll, exitosos corredores de la bolsa de Wall Street, artistas de cine, luminarias de Hollywood, grandes intelectuales del Greenwich Village y toda la variopinta de sofisticadas personalidades del jet set.
  • Para muestra de la realidad de lo ocurrido desde hace 45 años, vale la pena revisar y leer lo que ha pasado con la infancia abandonada en los EEUU.
  • Entre 1980 y 1990, las mafias locales reclutaron a miles de niños como mulas y revendedores de crack en Los Ángeles, Miami, Chicago y Nueva York.
  • La estrategia de los gánsteres locales para canalizar la distribución y venta de “la piedra” fue captar, entre los sectores más vulnerables de la población más empobrecida, a niños entre 10 y 15 años de edad que por ley son inimputables ante los tribunales de justicia. Fueron llamados “Los Niños del Crack”.
  • Para estos Niños del Crack, la política de Estado no fue la doctrina de la reinserción social a través de programas educativos y atención psicológica, sino la aplicación de la doctrina del garrote:
  • Encerrarlos en verdaderas universidades de la delincuencia, como retenes de menores, reformatorios juveniles, cárceles de alta peligrosidad, reales centros de hacinamiento y maltrato, con una gran dosis de violencia carcelaria.
    • Hoy la población carcelaria infantil en los EEUU alcanza a 70.800 menores de edad. Todo ello sin contar los centros de detención para niños migrantes.
    • En 2019, 500.000 menores de edad fueron juzgados como adultos por crímenes callejeros y venta de drogas.
    • Los EEUU representan hoy el 25% de la población carcelaria mundial, con 1.840.660 presos, en su gran mayoría afroamericanos.
  • La democratización del fentanilo y la fiebre por los opiáceos, fue causada por el poderoso aparato industrial farmacéutico conocido en los EEUU como “Big Pharma”.
  • Su consumo se catapultó y popularizó a finales de 1999, a través de una agresiva campaña de marketing publicitario ejercida por los grandes laboratorios para masificar el uso de fentanilo y oxicodona, mediante la expedición de récipes médicos. Los jarabes a base opio estaban en todos los hogares.
  • Ningún gobierno intervino para detener a Big Pharma, hasta que la catástrofe social de más de 74 millones de adictos les explotó en la cara en 2011.
  • Big Pharma se ha lavado las manos pagando indemnizaciones, quebrando sus empresas para refundarlas con nuevas marcas y distinta fachada. En EEUU el crimen no paga.
  • En la “Democracia del Fentanilo” un tercio de la población estadounidense está comprometida directamente o afectada indirectamente por la expansión incontenible de su consumo, no hay familia que no esté impactada por las sobredosis o por adictos que deambulan como muertos en vida por las calles. Y esto no respeta a las clases adineradas.
  • En los EEUU existen 28.900 centros privados de rehabilitación, cuyos costos varían entre $10.000 por una semana de tratamiento a $30.000 por 21 días de desintoxicación (detox); pudiendo prolongarse hasta 90 días de terapias ($150.000).
  • Muy pocos adictos crónicos pueden costearlo y, aún pudiendo, la tasa de reincidencia, abandono del tratamiento y muerte por sobredosis es:
    • 65% por fentanilo
    • 45% para por heroína.
    • 75% alcoholismo
  • En general, solo el 25% de quienes tienen recursos suficientes para ingresar a un centro de rehabilitación o desintoxicación permanecen sobrios por el resto de sus vidas.
  • En una geografía tan extensa de 9.867.000 km cuadrados, con 52 entidades estadales, y más de 74 millones de enfermos mentales a causa de las adicciones, solo existen 433 centros gratuitos de atención primaria.
  • Estos centros solo proveen de jeringas nuevas a los adictos para evitar la proliferación de enfermedades y la aplicación de naloxona para evitar sobredosis.


REDACCIÓN MAZO

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