La Justicia Social incluye la economía de los cuidados
Publicado: 18/05/2023 04:08 PM
Nos hicimos capaces de hablar de
Revolución el día en el que entendimos que, en la savia de nuestro árbol de
cinco raíces, yacen 3 grandes frutos que permiten que todo lo que impulsamos se
potencie y sea aún más coherente. Esto es, la conciencia de clase, la
conciencia de género y la conciencia étnica, pues en tanto esto es avizorado en
nuestro panorama la perspectiva con la que nos entendemos ante el mundo empieza
a ser otra forma de hacer las cosas.
Esto incluye, claro está, la forma en
la que entendemos la maternidad y el ejercicio de los cuidados, especialmente
cuando desde la participación popular, hemos hecho de la Revolución un proceso
histórico, único en su especie, declarado como feminista desde la visión del
Socialismo, consolidando el rol de las mujeres, en la vanguardia de la
realización de la Patria que soñamos.
Sin embargo, desmitificar el rol de
madres y cuidadoras desde lo individual es una tarea en la que todavía tenemos
camino por recorrer, pues supone un trayecto de largo aliento. El artículo 88
de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela establece: «El
Estado garantizará la igualdad y la equidad de hombres y mujeres en el
ejercicio del derecho al trabajo. El Estado reconocerá el trabajo del hogar
como actividad económica que crea valor agregado y produce riqueza y bienestar
social. Las amas de casa tienen derecho a la seguridad social de conformidad
con la ley». Sobre la base de este artículo, en 2006 se creó la Misión Madres
del Barrio; sin embargo, aún nos falta alcanzar el reconocimiento pleno de las
labores del cuidado como actividad económica que impulsa la nación.
En otras
ocasiones hemos estimado la relevancia de nuestra participación en la economía
de la patria, al mirarnos a nosotras mismas como la mitad de la población
venezolana y paridoras de la otra mitad, pero qué pasa con nosotras y la culpa,
nosotras como personas y sujetos activos, porqué nos resulta tan común
encontrarnos con la dicotomía en la que si consideras tener una carrera o hacer
algo por tu hijo, eres una madre negligente y egoísta. Pero si tienes un
trabajo e incluso consideras salir temprano para recoger a tus hijos de la
escuela o llamar para emergencias familiares, eres poco confiable. Aquí tenemos
tareas que realizar, hay bastante por deconstruir para empezar a construir.
La economía de
los cuidados y las redes que la sostienen, forman parte también del corazón de
esta Revolución que somos, no estamos solas en ese camino, pero la batalla hay
que iniciarla.
¡Venceremos,
palabra de mujer!