La libertad de expresión en el banquillo de los acusados
Publicado: 25/01/2022 10:54 AM
¡INSÓLITO! Pero lo que se está
observando en el mundo es un estado de regresión en materia de libertad y de
derechos ciudadanos. Plasmar en el derecho positivo las condiciones necesarias
para que las sociedades avancen armónicamente y los particulares puedan
desarrollar la amplia gama de sus actividades en el marco de parámetros
legales, que le garanticen seguridad en ese desenvolvimiento, está en grave
riesgo.
Existe una tendencia involutiva,
que puede llevar nuevamente a que algunos Estados retrotraigan a la sociedad a
momentos históricos que considerábamos hasta ahora neutralizados o parcialmente
superados. La tendencia de lograr un equilibrio entre el poder del estado y los
derechos ciudadanos, corre el riesgo de ser vulnerada, vuelta al Estado
omnipotente a avasallar al ciudadano. Todo el arduo proceso de luchas que ha
llevado a la humanidad a jerarquizar y valorar la Libertad, condición para el
desarrollo armónico de los pueblos y crear las condiciones para estimular el
trabajo y la creación individual, libre de ataduras y presiones, está
actualmente sometida a presiones y limitaciones.
Es el Estado, ahora, mejor dicho
algunos Estados que se autoproclaman hegemónicos, todopoderosos, los que
pretenden colocarse como Jueces y colocar a los derechos en el banquillo de los
acusados. El Estado, que debería ser el que garantice el equilibrio en la
aplicación de la justicia, toma partido, y ahora es él quien califica, el
Juzgador, y los derechos a los que le debe protección, la víctima de este
proceso regresivo.
Esta tendencia la apreciamos
nítidamente con el Derecho a la Libertad de Expresión, cuyo desarrollo,
aceptación y posterior conquista, que la llevó a integrar junto otro conjunto
de derechos, el amplio espectro de Los Derechos Humanos, recibe hoy los embates
de un Estado, que después de reconocerla, como indispensable para el desarrollo
integral del hombre, trata de coartarla, anularla y si es posible
desaparecerla.
En este afán el Estado se lleva
por delante, no sólo al Derecho a la Libertad de Expresión, sino, a los que por
razones profesionales u de oficio están estrechamente ligados a la puesta en
práctica de ese derecho. También, en esta ofensiva, el Estado atropella
igualmente, otros derechos concomitantes a la Libertad de Expresión, como lo
son el Derecho de Prensa, El Derecho a Informar y ser Informado, Derecho a la
Comunicación, y otros, ampliamente consustanciados con un derecho excelso, el
de La Libertad.
En la medida que estos derechos
individuales, hoy consagrados como derechos fundamentales, derechos
universales, sean vulnerados; en esa misma medida se vulnera, La Libertad,
estas ocho letras, por las que la humanidad históricamente ha dejada el
pellejo, para Conquistarla y jerarquizarla con un máximo valor en la sociedad
contemporánea. El Caso de Julián Assange, fundador de Wikileaks, el asesinato
de periodistas en diferentes partes del mundo, ha puesto de relieve esta
contradicción y la tendencia retrógrada.
El Derecho a la Libertad de
Expresión, que ha permitido con su ejercicio, revelar ante el mundo, las
atrocidades cometidas por algunos Estados (Invasiones e Intervenciones), que
basan su poderío en la fuerza de las armas y revelado también, los negocios
turbios de grupos económicos (Papeles de Pandora), dignatarios de estado e
individualidades que son protegidas por el Estado en una comunidad de intereses
en perjuicio de sus propios pueblos, hoy pretende ser sacrificado. El péndulo
de la Justica oscila, al ritmo de oscuros intereses, la fragilidad del derecho
se manifiesta, la moral se resquebraja. Acepto formalmente el derecho, pero
cuando este ya no sirve a mis intereses lo desecho, lo anulo. De consolidarse
esta tendencia, el Derecho a la Libertad de Expresión, pasará a ser en las
leyes que la contemplan como un elemento decorativo, bonito como un Pavo Real,
pero peligroso de hacerlo efectivo.
El mundo se convertirá en una
especié de Coto de Caza, donde los Estados con gran poder económico y militar
buscaran sus presas (Ahora con Drones), periodistas incómodos, críticos al
sistema imperante y en general a cualquier persona que pueda ser catalogada
como enemigo potencial. Así, se abrogarán el derecho de violar soberanías para
abducir a quien mejor le parezca, llevarlos a sus estrados judiciales, donde el
Derecho a la Defensa y otros derechos humanos brillan por su ausencia, provocar
pánico, parálisis, para frenar a cualquiera que pretenda ponerlos en cuestión.
La profesión del periodismo será proscrita, los periodistas y comunicadores en general pasaran a ser los enemigos de la sociedad, como ya lo estamos viendo y volverá el Estado Poderoso, a enclaustrar a los ciudadanos (súbditos) y redactarles como en una especie de cartilla, lo que deben o no deben hacer. En otras palabras, la Libertad en general, cuya conquista para la humanidad, ha costado tantas vidas, revoluciones y convulsiones sociales se verá duramente resentida. Debemos avanzar hacia la creación de un estado de conciencia ciudadano, que permita a cada persona tener presente, que cuando se agrede a un periodista o comunicador social, cuando se vulnera el Derecho a la Libertad de Expresión y otros derechos comunicacionales, se está impidiendo al mismo tiempo, el acceso a la verdad, al desarrollo integral del ser humano y vulnerando sensiblemente, la Libertad de actuar en la Sociedad.