La Post Pandemia

Vacunar a ocho mil millones de seres humanos del planeta, contra el Covid – 19,  es un desafío titánico. En los últimos seis meses hemos vivido la fase de proliferación a gran escala. Contagios masivos en los cinco continentes, excepto la Antártida. En la fase preventiva, aún con dolorosos casos que lamentar, el gobierno revolucionario a dado y ganado la batalla. Ahora vamos hacia la fase de profundizar las herramientas sanitarias de higiene personal y laboral,  así como los protocolos de prevención y las campañas de vacunación toda vez que, a pesar del inmisericorde bloqueo, podamos tener la vacuna disponible en nuestro territorio.

Treinta y cuatro laboratorios, entre ellos Oxford – ZenacaAstra y  Pzifer,  se tropiezan con errores en sus ensayos y pruebas clínicas. Hay 280.000 voluntarios en todo el mundo participando en las pruebas  para verificar la efectividad de sus prototipos de vacuna. AstraZeneca-Oxford paso vergüenza pública y notoria cuando alguno de sus voluntarios sufrieron inflamaciones en la medula espinal. Por ello, después de dar grandilocuentes declaraciones sobre sus hallazgos y avances, han tenido que suspender los ensayos para retomarlos toda vez que el gobierno británico les lavó el rostro con el aparato de publicidad corporativa y masiva que les asiste.

La declaración de guerra, por parte del mundo occidental, contra la vacuna rusa esta en marcha. La prensa alemana defiende sus laboratorios (CureVac), la inglesa y la norteamericana hacen su trabajo de descredito contra las eficientes dosis rusas, y descalifican los avances cubanos y chinos. China, a través de la empresa Sinopharm, promete tenerla lista para finales del inefable 2020. La carrera es a toda máquina por obtener la inmensa cuota vacunar al mundo. Quien vacune primero, vacuna de segundo… y vacunará para siempre. 

Pero a Oxford se le fundió el motor. Además la vacuna vence, caduca, no garantiza inmunidad de por vida. Esto se debe a que  el coronavirus ya ha dado positivo en pacientes que han superado la enfermedad en todas las fases críticas hospitalizarías. Ergo se requieren 16 mil millones de dosis en los próximos dos años. Aplicarlas requiere de al menos 5 años de intensas campañas de vacunación. Dando prioridad a la población de alto riesgo y sin dejar por fuera a los países que no tengan recursos suficientes para adquirirla. De lo contrario rebrotara una y otra vez.

La vacuna que logre activar el anticuerpo “inmunoglobulina c”,  y de una respuesta inmunitaria perenne sentará precedentes históricos. El país cuyos laboratorios lo logren pasara a la historia universal como “la nación que  salvó a la humanidad”.  Para la fármaco industria los ingresos podrían ser exorbitantes. La batalla contra el coronavirus, para los   cuarteles farmacológicos, es una danza de cuchillos. El espionaje industrial trabaja 24x24. Mientras tanto Cuba la ofrece gratuitamente toda vez que la pueda producir en masa. 

Mientras tanto el Ministro de Defensa de Rusia, Serguéi Shoigú, ante toda la prensa nacional e internacional, se arremanga la camisa para que se le inyecte la Sputnik V. Vladimir Putin, como prueba de máxima confianza, anuncia que su hija también ha sido inmunizada por medio de la vacuna, y el Ministerio de Salud tiene órdenes de empezar la masificación de su aplicación, comenzando con 40.000 personas, sin distinción de clases ni de rango social o capacidad adquisitiva.  ¿A quién le darán el premio Nobel de Medicina si Rusia es la primera en aplicarla con resultados positivos?

¿Cómo viviremos de ahora en adelante? Por ahora, la vacuna esta en nosotros mismos: medicina preventiva, higiene personal al máximo, cámaras y túneles de desinfección para ingresar a espacios laborales o públicos, mascarillas permanentes, alimentación natural que mantengan al sistema inmune alerta, defensas altas. El inagotable arsenal de recursos humanos dispuestos a derrotar la pandemia nos da una victoria segura.