LOS DESAPARECIDOS DEL CARACAZO
Publicado: 12/03/2025 08:00 PM
(DIARIO DE CARACAS, febrero-marzo de 1989)
- Los primeros días de marzo de 1989, fueron de persecución en caliente desplegada por los cuerpos policiales en todas las zonas populares de Caracas.
- Agentes del “aparato especial” de represión del gobierno, salieron a las calles a buscar a quienes ya tenían marcados antes del terremoto social del 27 y 28 de febrero de ese año.
- Un mes después, debido al impacto de los recientes hechos, todavía una niña de dos años, domiciliada en La Pastora, tartamudeando y muy nerviosa, se ocultaba en todos los rincones de su casa diciendo: “Estoy escondiéndome de los militares que vienen y nos matan”.
- Muestra de ello, fue el caso de Crisanto Mederos, escultor, poeta, poliglota, albañil y pintor popular residenciado en dicha localidad.
- A su casa entraron 4 agentes uniformados, por espacio de dos horas revisaron cuarto por cuarto, levantaron las placas de cemento del jardín, como buscando algo… o a uno de la lista. Luego, en una esquina del hogar, donde habitaba este artista plástico, se oyeron tres disparos.
- Crisanto Medero, de 37 años, fue acribillado. Se lo llevaron ya sin vida. Sus documentos de identidad y la ropa que llevaba puesta nunca aparecieron, pero sí su cuerpo etiquetado con el número 252, en una pierna, y en la otra un 813 que decía: “Sin identificar, no entregar”.
- Lucía Mederos, su hermana, llegó a la morgue justo antes de que fuera trasladado a una de las tantas fosas excavadas en la ciudad por los agentes policiales. Al reclamar los documentos de su hermano, a regañadientes le contestaron: “Alégrese de que le entregamos el cadáver”.
- Esta criminal praxis policial de desapariciones forzadas, fue implementada durante los oscuros días del Caracazo. Hubo centenares de personas que no participaron en los saqueos, y que fueron buscados casa por casa para aplicarles esta fórmula de exterminio selectivo.
- Ante los tribunales de justicia fueron llevados 22 casos de fusilamientos, centenares de desaparecidos y aproximadamente 500 personas inocentes asesinadas, víctimas del “peinado” realizado por los cuerpos de seguridad del gobierno de Carlos Andrés Pérez. “Peinado” que en la práctica consistió en la aplicación del otrora “disparen primero y averigüen después”.
- Las fuerzas armadas y policiales buscaban afanosamente a “los revoltosos”, disparando sus armas de combate contra apartamentos donde vivían familias enteras, recibiendo las repetidas descargas de potentes rifles de asalto FN FAL y punto 50, con una gran de viviendas arruinadas y pérdida de cientos de vidas inocentes.
- En el Cementerio General del Sur se abrió la fosa común conocida como “La Peste”. En esa oportunidad, también se reportaron “pozos de la muerte” en El Valle, Ocumare del Tuy, y “La tumbita” en La Vega.
- Fueron miles de muertos sin nombre que no quedaron asentados en los registros de difuntos que día a día relacionaban en el Cementerio General del Sur. Así como los camposantos de Guarenas, Guatire, Los Teques y La Guaira. Sin contar, las fosas comunes o pozos de la muerte improvisados por los cuerpos policiales.
CONTEXTO:
- El fantasma de la rebelión popular y el descontento general recorría, desde hacía años, cada rincón de Venezuela. El gobierno estaba bien informado de las repercusiones sociales que las medidas de shock o “ajustes macroeconómicos” podían desencadenar.
- A principios de ese año, el sacudón social que sobrevino el 27F, fue ampliamente vaticinado, por voces autorizadas en materia de economía, sociología, finanzas y del mundo empresarial.
- “Una grave explosión social” fue descrita en detalle en la edición del Diario de Caracas del 7-3-89, por el economista y catedrático de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Héctor Silva Michelena, hermano del filosofo Ludovico Silva.
- Sin embargo, el gobierno de Pérez optó por hacer oídos sordos al clamor general y preparó, en respuesta, la maquinaria de represión policial reinstalando “El Hampoducto” en las colonias móviles de El Dorado. Además se orquestaron, entre el Ministerio de la Defensa, el Ministerio de Relaciones Interiores y la Gobernación de Caracas, las medidas represivas para contener lo que, a todas luces se veía venir.
- Coincidencialmente, el 19 de febrero, Henry López Sisco, quien a raíz de la masacre de El Amparo había sido “jubilado” de su cargo de Comisario General de la Dirección de Servicios de Inteligencia y Prevención (DISIP), fue restituido a dicho cuerpo para que actuará a sus anchas como “Rambo” policial durante “El Caracazo”.
- Durante 12 días, las minorías gobernantes del Pacto de Punto Fijo, sacaron a las Fuerzas Armadas y cuerpos policiales a masacrar. En un intento desesperado por acabar con los manifestantes en la calle. Sin percatarse de que lo ocurrido entonces fue el detonante que dio inicio a la Revolución Bolivariana, cuya justa expresión se manifestaría tres años después el 4 de febrero de 1992.
REDACCIÓN MAZO