Publicado: 22/05/2024 09:00 PM

• PDVSA aseguró, en aquel entonces, que era un buen negocio adquirir con sobreprecio del 85% la mitad de la refinería CITGO, propiedad de la Corporación Southland.
• PDVSA pagó 300 millones de U$D para adquirir la mitad de CITGO, empresa que, poco antes, había sido adquirida en su totalidad por 250 millones U$D.
• En la edición dominical del 16 de marzo de 1986, John Thompson, propietario de CITGO, jactanciosamente se ufanó de como robó a Venezuela al venderle la mitad de su refinería con un sobreprecio de 185 millones U$D.
• Pocos meses antes el empresario estadounidense había comprado la totalidad de la misma (100%) por menos de la mitad de lo que le pagó PDVSA.
• Los directivos de PDVSA, alegando clausulas de confidencialidad, se limitaron a declarar que la transacción fue “un buen negocio”.
• Esto ocurrió durante el gobierno adeco de Jaime Lusinchi (1984-1989), cuando PDVSA se había convertido en un Estado dentro del Estado. Una especie de caja blindada de pandora que no compartía, ni siquiera con Miraflores, información sobre las transacciones que fraguaban secretamente con empresarios norteamericanos.
• Durante casi 100 años en la industria petrolera rigieron leyes endebles, impuestos irrisorios, sobornos, indemnizaciones exorbitantes, prebendas a las transnacionales y la inherencia de corporaciones extranjeras como parte de la historia de confidencialidades que operaron dentro de aquella caja negra.

REDACCIÓN MAZO