Opinión: Socialismo Bolivariano vs Capitalismo Agonizante



Publicado: 14/11/2016 03:48 PM

En estos momentos de ataques incesantes por parte de la derecha internacional con sus operadores lacayos a nivel interno, es necesario tener elementos para el debate y la discusión, pero sobretodo, para tomar conciencia del momento histórico que vivimos y desarrollar la praxis política necesaria para superar las dificultades que se nos presentan.

En ese contexto, cuando hablamos de socialismo y de capitalismo, así como de socialismo bolivariano, hay que intentar explicar la realidad desde distintas perspectivas.

Desde una perspectiva marxista y a partir de la herramienta del materialismo histórico que permite entender la historia a partir de la realidad, se puede concebir al socialismo bolivariano como el modo de producción hacia el cual está encaminada la revolución iniciada por el Comandante Eterno Hugo Chávez, continuada por el Presidente Obrero Nicolás Maduro Moros, y seguida por muchos héroes anónimos, donde la revolución bolivariana latinoamericanista, es un proceso en el que se van desarrollando transformaciones en las relaciones de producción; y también se puede entender al capitalismo como el modo de producción en el que vivimos, y al que debemos destruir si queremos lograr la máxima seguridad social, estabilidad política y felicidad posible que vislumbraba nuestro Libertador, además de salvar la especie humana y la vida en el planeta.

Es por eso, que es fundamental entender el proceso bolivariano, como un proceso de lucha de clases, donde las condiciones materiales se fueron generando para que la clase oprimida y explotada -tanto por  los grandes capitalistas nacionales como por una estructura mundial dirigida por el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la Organización Mundial de Comercio, dominadas por las empresas transnacionales y el gran capital financiero internacional-, se levantara, y consiguiera luego la estructura organizativa necesaria de la mano de un líder visionario como Hugo Chávez, quien desarrolló un gobierno donde se busca disminuir la propiedad privada que estimula los procesos de acumulación  del capital y la explotación del hombre por el hombre, para transitar hacia la propiedad colectiva y social de los medios de producción, que permitan la máxima marxista de "a cada cual según sus necesidades y de cada cual según sus capacidades", y merme la desigualdad social generada por la visión de las élites políticas mundiales para dominar a los pueblos.

Desde una perspectiva historicista, Carlos Escarrá Malavé nos decía que la premisa fundamental del discurso del Libertador radicó en la formación y construcción de una sociedad justa, libre e igualitaria, siendo dicho compromiso la tarea fundamental y primordial del proceso revolucionario desarrollado por Bolívar en los tiempos de la gesta de independencia, así como lo constituye también hoy día para nuestro proceso revolucionario impulsado por el Comandante Chávez y continuado por el Presidente Obrero, Nicolás Maduro,  proyectándose en distintas perspectivas de la vida del Estado, articulándose en la estabilidad y preocupación por el ámbito social, enmarcado en la soberanía popular, prevista en nuestra constitución nacional bolivariana, como única e indiscutible, y como poder absoluto dentro del Estado, que se expresa a través de una verdadera democracia participativa y protagónica del pueblo en su condición de soberano, estableciendo así la formación de una sociedad independiente y responsable de su destino, en corresponsabilidad con el Gobierno socialista.

En razón de ello, la base fundamental en la que descansa el pensamiento bolivariano, la constituye el poder popular, que bajo una concepción de Estado social de derecho y de  justicia, debe a su vez estar orientado a la consecución de la felicidad social, trayendo como consecuencia un cambio en la propiedad de los factores de producción, en tanto que los bienes le pertenecen a todos y se reparten de acuerdo a las necesidades, mediante herramientas como la autogestión, cogestión, desarrollo endógeno y sobretodo el desarrollo de las comunas y espacios de producción social, que producen en función de un todo que incluye, sin distingo, a la totalidad de los componentes humanos de la estructura política, como de hecho se ha demostrado a lo largo de todos estos años de Revolución Bolivariana, con contundentes acciones en la reivindicación de sus luchas de todo tipo, es decir, sociales, económicas, culturales y por sobre todo humanas.

Así, en tan solo 17 años, la Revolución Bolivariana ha desarrollado indicadores humanos que demuestran esa dignificación popular, con reconocimientos de la Unesco como territorio libre de analfabetismo; más de 8 puntos porcentuales ganados a nivel de escolarización respecto de la cuarta república; más de un millón de viviendas dignas construidas; otras más recuperadas gracias a las grandes misiones; reducción significativa de la pobreza extrema; desempleo reducido a su tasa mínima histórica de 5,5% en 2014; aumento del Índice de Desarrollo Humano, referido a la igualdad social, ubicándonos en el puesto 71; reconocimientos varios por parte de la FAO en lo que se refiere al tema alimentario; logro de las metas del Milenio para el año 2015; entre muchos otros elementos que no había sido posible superar en 200 años de vida capitalista en Venezuela.

Además, en medio de esta coyuntura de guerra económica impulsada por las estructuras capitalistas; el pueblo, apoyado por el Gobierno revolucionario, ha desarrollado corresponsablemente herramientas que se vinculan a las misiones y grandes misiones sociales. Pero debemos estar alertas. El imperialismo capitalista apoyado por las instituciones del sistema financiero internacional pretende seguir imponiendo sus recetas y Venezuela se ha vuelto una piedra de tranca que por tanto, amenaza su seguridad nacional de una manera extraordinaria e inusual.

Sin embargo, en todas estas batallas que se avecinan, seguimos teniendo y haciendo Patria/Matria, con el morral de sueños realistas, cargados del legado de Chávez, en una carrera constante por redibujar nuestro modelo frente a un capitalismo agonizante que en sus patadas de ahogado se desvanece entre los dedos de la revolución emancipadora, con el corazón del pueblo soberano, al grito de "Unidad, Lucha, Batalla y Victoria".

CAROLINA ESCARRÁ G

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