Psuv: Manifiesto de Diosdado Cabello al pueblo gran colombiano por aniversario del Decreto de Guerra a Muerte
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Publicado: 11/06/2020 06:59 PM
El primer vicepresidente del Partido Socialista
Unido de Venezuela (Psuv), Diosdado Cabello dedicó un
manifiesto al pueblo Gran Colombiano y Nuestro Americano al cumplirse el
próximo lunes 15 de junio, los 207 aniversario del Decreto de Guerra a Muerte.
En el documento, Cabello
hace un llamado especial a la Colombia profunda para que no permita una guerra
fratricida y también exhortó a rechazar que se utilicen los sagrados
territorios como puestos de avanzadas de ejércitos de ocupación.
En la misiva, señala que
“no se puede aceptar el papel de Caín en Nuestra América”.
A
continuación el texto íntegro:
Caracas, 15 de junio de 2020.
207º
Aniversario del Decreto de Guerra a Muerte.
MANIFIESTO AL PUEBLO GRAN COLOMBIANO…
Animado por la noble causa que nos inspira, se hace
impostergable dirigir algunas reflexiones a un pueblo con el que estamos
fundidos por lazos históricos indisolubles. La generación libertadora, además
de forjar tales lazos en su gesta heroica por la independencia, nos legó una
enseñanza imperecedera sobre la importancia de la unidad como condición
imprescindible de nuestra emancipación, cuestión que quedó labrada para siempre
en la Campaña Admirable en 1813, Pantano de Vargas y Boyacá durante 1819.
Las élites de ayer y de hoy han torpedeado el sueño del
Libertador Simón Bolívar en el afán de convertir a las naciones de Colombia la
Grande en reservorios de materias primas al servicio de potencias imperiales.
El bienestar de nuestros pueblos amerita sobreponernos a tales desafíos y
afrontar juntos la obra de alfarería de construir un mundo mejor.
En la República Bolivariana de Venezuela, lugar donde
también se concreta el realismo mágico con una inquebrantable resistencia,
germina una esperanza de justicia social que combate la pandemia Covid-19 desde
un enfoque distinto al de gobiernos neoliberales para poner en primer plano la
vida. Esto es consustancial a la idea bolivariana de alcanzar la mayor suma de
felicidad posible para nuestro pueblo. La visionaria idea del Libertador, “Para
Nosotros la Patria es América”, también es parte esencial de nuestra manera de
comprender a la región. Por consiguiente, asumimos como propios los dolores y
las heridas de nuestros pueblos porque somos naciones hermanas que se abrazarán
en la utopía necesaria de la Colombia concebida por el Congreso de Angostura y
de la América unida concebida desde la concepción de la anfictionía
bolivariana.
Asumimos con el Presidente Benito Juárez sus palabras de
1.867 cuando sentenció que “…entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho
ajeno es la paz”. Hoy cuando desde el norte se proyectan nuevas
agresiones contra Venezuela con creciente presencia militar estadounidense en
América del Sur, paramilitarismo y la utilización de empresas contratistas que
hacen la guerra, debemos ratificar que la paz siempre debe ser un imperativo en
las relaciones entre nuestros pueblos. Las acciones militares estadounidenses
afectarían a toda la región e inevitablemente, recrudecerían el conflicto
interno colombiano. Permitir una nueva agresión armada contra Venezuela sería
abonar el camino para una ignominiosa recolonización de América Latina. La paz
del continente está en peligro. La autodeterminación de los pueblos está en
juego.
Exhortamos en la Patria Grande, a sus partidos políticos
que enarbolan la bandera de las mayorías oprimidas, a los militares patriotas,
a los pueblos originarios que anhelan la erradicación del racismo, a los
movimientos sociales que con tesón construyen una nueva forma de hacer
política, a las juventudes que con justas ilusiones derrochan valentía
antiimperialista, a las mujeres que sueñan con un mundo donde sea posible su
liberación plena, a los intelectuales honestos que con sus ideas alumbran el
devenir de las luchas populares, a los defensores de derechos humanos, a los
afrodescendientes que creen en una sociedad de iguales, a los congresistas que
invocan la defensa de la soberanía, a la clase trabajadora que aspira nuevas
relaciones sociales.
Especialmente hacemos un llamado a la Colombia profunda,
a la del líder comunero José Antonio Galán, a la que es genuina heredera del
patriota Antonio Nariño, a quienes creen con Gabriel García Márquez en un
mañana distinto, a no permitir una guerra fratricida así como a rechazar que se
utilicen nuestros sagrados territorios como puestos de avanzadas de ejércitos
de ocupación. No se puede aceptar el papel de Caín en Nuestra América.
En América Latina y el Caribe hace falta aunar esfuerzos
para una segunda independencia que contribuya a la emancipación humana y la
salvación del planeta. Convocamos a nuestros pueblos a levantar con firmeza,
voces y banderas de paz que rechacen la presencia de fuerzas especiales de
EE.UU. en suelo colombiano con la excusa irónica de combatir el narcotráfico,
para agredir militarmente a la patria de Bolívar y Chávez con el deliberado
propósito de apropiarse de su territorio, de sus enormes riquezas e imponer a
sangre y fuego la Doctrina Monroe. Hermanar nuestras voluntades, siguiendo
nuevamente el ejemplo internacionalista de Antonio Ricaurte, permitirá labrar
victorias como las que logramos juntos en Bomboná, Pichincha, Junín y Ayacucho.
Somos irreductibles y defenderemos el futuro hasta las últimas consecuencias
porque estamos convencidos de que hoy la batalla de Venezuela es a la América,
lo que ayer la Batalla de Ayacucho significó para toda Suramérica.
Con sentido bolivariano, latinoamericanista y
antiimperialista, fraternalmente;