Santanderismo: El Caín de nuestra América
Publicado: 23/06/2020 12:48 PM
1830: El Epílogo de la Traición
Aún fresco el
recuerdo de aquella noche de septiembre, cuando emerge abiertamente la traición
para asesinar al Libertador en Bogotá, la Colombia bolivariana se estremece
ante su desmembramiento.
El proyecto
transformador de Simón Bolívar, respaldado por todo un pueblo, enfrenta con
mayor fuerza en 1830 la fiereza de las nacientes oligarquías dirigidas por José
Antonio Páez en el territorio de la actual Venezuela, Juan José Flores y José
María Obando en la tierra del ahora Ecuador y principalmente, Francisco de
Paula Santander desde el exilio apuntalando la secesión de la Colombia de hoy.
Ese ataque de las
clases sociales explotadoras contra la obra emancipadora de la generación
libertadora, tuvo en el asesinato un arma para consumar la traición. Así lo
perpetraron contra el Gran Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre, en las
montañas de Berruecos. A raíz de este trágico suceso, Bolívar sentenciará ante la historia: “…Se ha derramado la sangre de Abel!… “
Nace el Santaderismo en Nuestra América:
Fue Francisco de
Paula Santander el principal opositor a la emancipadora “Campaña de Sur” orientada
a liberar a Suramérica, él convalidó la Doctrina Monroe al invitar a Estados
Unidos al “Congreso Anfictiónico de Panamá”, se constituyó en el autor
intelectual irrefutable del intento de asesinato de Bolívar, promotor
incansable de la disolución de Colombia bolivariana y el padre del régimen
oligárquico de la Nueva Granada.
Por ello, Bolívar
también agregó, al referirse al asesinato del Gran Mariscal de Ayacucho: “La bala cruel que le hirió el corazón, mató a
Colombia”. En efecto, la
muerte de Sucre tuvo por objetivo acabar con el proyecto de la Patria Grande
soñada por el Libertador. El Caín de Nuestra América, el Santanderismo, coronaba
así su decidida labor encaminada a frenar la irrupción de una sociedad con
justicia social. En consecuencia, en 1830 emerge uno de los principales
referentes políticos de las élites del continente.
La política entendida
como negocio, la soberanía nacional igualada a botín de guerra, el exterminio
de los patriotas y la exclusión de los humildes, es el legado del
Santanderismo. La historia de los pueblos de América, si bien está llena de
páginas gloriosas desbordadas de dignidad patriota, también está marcada por la
ignominia apátrida, las desigualdades y el saqueo de sus riquezas naturales,
gracias a élites que se tomaron el poder desde aquel fatídico año de 1830.
El Santanderismo en el Siglo XXI:
Lamentablemente sus
secuelas aún perviven en el Palacio de Nariño y encuentran en el uribismo una
fuerza para acometer los planes más retrógrados y genocidas contra los pueblos
de la región. En la actualidad aún ejerce el poder en Colombia y desarrolla el
terrorismo de Estado contra su pueblo. La oligarquía santanderista es la punta
de lanza del imperialismo en el plano militar.
Esto explica la
acogida de las siete bases de Estados Unidos en territorio neogranadino para
fraguar los planes geo-estratégicos en la región. La presencia de personal
militar en Colombia es parte de una planificación concebida en el Pentágono, en el marco de
su Doctrina de la Guerra No Convencional, que pretende la tercerización de la
guerra mediante otros Estados, compañías privadas de mercenarios o los
paramilitares.
El Santanderismo es
una pieza fundamental de los EE.UU. ya que juega un importante papel en la
destrucción de la Revolución Bolivariana mediante un ataque convergente desde
el ámbito económico, el narcotráfico, el contrabando de extracción, el apoyo
incondicional a Juan Guaidó y principalmente, la diplomacia servil a los
intereses norteamericanos.
Contra Venezuela implementan
una campaña comunicacional, en sintonía con una enorme operación psicológica,
para proyectar la imagen de que el país es un “Estado Fallido” o un “Estado
Paria” a través de denuncias reiteradas de violaciones de DD.HH. que
“justifiquen” la agresión contra el país. Apuestan abiertamente a una guerra
contra Venezuela.
En otras palabras, el
Santanderismo en el plano político es el Caballo de Troya contra la soberanía
de los pueblos. Es un arma fratricida contra la unidad latinoamericana y
caribeña. De hecho, es el eje de la “Alianza del Pacifico”, el impulsor de
PROSUR, el ejecutor del plan de las
oligarquías y el imperialismo estadounidense para enfrentar a la ALBA, la CELAC y
UNASUR.
El Pueblo de las Dificultades:
Las dificultades que
vive Venezuela son, en buena medida, parte de una agenda diseñada en la Casa
Blanca. El gobierno de Colombia es
una prolongación de su criminal política exterior. La “Diplomacia de Paz”
promovida por el Presidente Nicolás Maduro es continuidad de la política
exterior bolivariana. Es un esfuerzo en defensa de la paz y, principalmente, una
esperanza para evitar que la injerencia estadounidense conlleve a un conflicto
regional.
Ese planteamiento es
una apuesta que sintetiza la unidad de los pueblos, la necesidad histórica de
alcanzar la justicia social y hermanar propuestas emancipatorias como
prerrequisito para preservar la paz, al mismo tiempo que refrenda la solución
soberana de los asuntos de la región. Desde Caracas se retoma la sabia del
ideario bolivariano y se levanta como propuesta inclaudicable el impulso de un
mundo más justo, multicéntrico y pluripolar.
Ese pueblo hermano grancolombiano, que ayer libró diversas campañas militares hasta alcanzar la gloria en la
Batalla de Ayacucho, debe seguir librando combates por un nuevo modelo de
convivencia y por la Patria Grande que les ha sido arrebatada por los poderosos
de siempre. Su unidad, en el marco de un proyecto de liberación de
Nuestra América, será la única garantía para derrotar las nuevas agresiones
destinadas a recolonizar el continente.
Forjar la Nueva
Colombia, profundizar la transición socialista en Venezuela, alcanzar la unidad
de Nuestra América y lograr su transformación plena, es la mejor defensa de
nuestros pueblos y sin dudas, la continuación del los esfuerzos libertarios que
conllevaron a la primera independencia. Martí acertó cuando expresó:
“... Bolívar tiene que hacer mucho en América todavía”.
En otras palabras,
Simón Bolívar es un referente histórico que conjugó la palabra indómita, acción
político-militar y pensamiento creador como máximo conductor del pueblo de las
dificultades capaz de vencer las más variadas adversidades. Bolívar es nuestro
guía porque su ejemplo es antiimperialismo consecuente, solidaridad militante convertida
en Ejército Libertador de un continente, unidad latinoamericana y compromiso
incansable con los más humildes.
En consecuencia, el
Bolivarianismo es sinónimo lucha incansable por la Patria Grande, dignidad
irreductible de todo un pueblo, huracán transformador orientado a redimir a los
explotados e insurgencia contra-hegemónica erigida en alternativa de los pueblos.
Su obra es farol que ilumina el sendero evidenciando que rendirse no es una
opción y que por lo tanto, el pueblo en armas es la mejor defensa de las
conquistas sociales.
La Esperanza del Universo:
Bolívar sostuvo que la
América es la “Esperanza del Universo”. Ayer un sueño libertario partió desde
las riberas del Orinoco en Venezuela y en 1824 llegó a Ayacucho construyendo la
independencia y la justicia social. El “Alfarero de Repúblicas”, desbordó las
fronteras continentales, cuando proyectó un nuevo modelo erigido como
referencia para toda la humanidad.
En la actualidad,
desde Venezuela se desató un importante cambio de época en el continente. La
Revolución venezolana es encarnación genuina del Bolivarianismo y sinónimo de utopía
concreta para los pueblos que sufren el
capitalismo neoliberal. Su subversivo ejemplo radica en replantear el sentido
de la existencia humana, ofrendarlo todo para que la vida emerja como centro y
fin de una sociedad post-capitalista.
Venezuela es la
esperanza de que otro modelo de convivencia humana es posible. En esta tierra
se juega el destino del continente y quizás el futuro de la humanidad. Esa es
la responsabilidad histórica de los Bolivarianos de hoy. Ese el reto que asumió
con éxito el Comandante Supremo Hugo Chávez y nuestra tarea pendiente en el
combate por la vida.
FERNANDO E RIVERO O
@friveroosuna