Seis campesinos fusilados en el edo. Barinas, uno en Portuguesa, y tres desaparecidos en el edo. Falcón

Publicado: 10/07/2024 09:00 PM

(Tribuna Popular, junio, julio y agosto de 1970 + ALMARGEN, 28 de febrero 1971 + Resolver, 8 de abril 2024)

  • A partir del día 4 de julio de de 1970, agentes de la DISIP y un grupo de Cazadores del Ejército, allanaron el caserío Cabezones, en Santa Rosa, estado Barinas.
  • Allí arremetieron contra Rufino Urquiola, dirigente campesino de Copei, pero disidente de la línea partidista, delante de sus familiares le fueron mutiladas las manos, cercenados sus genitales y luego ajusticiado con tiros de gracia.
  • Todo ello, frente a su padre, quien trató de explicar que él y su hijo eran dirigentes campesinos del partido de gobierno.
  • Por su parte, Benito Torres fue desorejado, castrado y fusilado delante de todo el Pueblo.
  • Los funcionarios de la DISIP, tras cortarles la manos, genitales y orejas a Rufino y Benito, se los entregaron a una mujer campesina ahí presente y limpiaron la sangre de sus cuchillos con el vestido de esta. Entonces comenzaron a disparar sobre los infelices hasta dejarlos sin vida.
  • Ambos cadáveres fueron enterrados en fosas comunes por funcionarios del SIFA, con la intención de desaparecerlos. Sin embargo, sus familiares lograron exhumarlos y denunciar los abominables hechos de sangre perpetrados por agentes policiales.
  • Las denuncias fueron investigadas por una comisión de senadores adecos y copeyanos, quienes tras viajar a Barinas y constatar que no eran guerrilleros, desistieron de la investigación.
  • Un informe posterior de la Comisión de Política Interior de la Cámara de Diputados fue bloqueado por el copeyano Hilarión Cardozo, quien impidió que el mismo fuese entregado a la prensa.
  • Adicionalmente, 22 campesinos de la zona de Santa Rosa fueron trasladados al campamento antiguerrillero TO de La Marqueseña, para ser procesados por los tribunales militares, algunos de los cuales hasta la fecha de hoy no han aparecido.

El Contexto:

  • Durante el primer gobierno de Rafael Caldera la política de pacificación fue la continuación de los desaparecidos de Raúl Leoni. Se encendían las mismas alarmas de los secuestros policiales, se acudía a denunciar ante las autoridades competentes y al final encontraban al desaparecido muerto en los calabozos de cualquier organismo represivo, generalmente en un campamento antiguerrillero, cuando no se le aplicaba la “Ley de Fuga” o de caído durante un supuesto “encuentro guerrillero”.
  • Así, a principios de julio de 1970, éstas fueron las víctimas:
  • El 9 de julio de 1970**,** fue secuestrado Armando Henríquez, ganadero propietario de la Hacienda La Veguita, ciudadano trabajador ajeno a las contiendas políticas. En ese entonces apareció muerto el ganadero José Domingo Coronado. Estas denuncias ****constan en los periódicos Panorama y El Universal del 10-7-70.
  • El 14 de julio, el diario Últimas Noticias tituló: “Es otra forma de amedrentar”, refiriéndose a las muertes de los campesinos Ascensión Higuera Miranda, Alexis Castro y Pedro Medina, quienes fueron asesinados en el proceso de recaptura según las contradictorias declaraciones del Gral. Pardi Davila.
  • El 29 de junio de 1970, el estudiante de primer semestre de medicina, Asdrúbal Leonel Ortuño, fue secuestrado por organismos policiales en Los Teques, edo. Miranda.
  • Luis Alberto Hernández, estudiante, fue desaparecido en el Oriente del país y la investigación sobre su paradero, ante la Cámara de Diputados, quedó inconclusa.
  • En este mismo contexto, fue tomada manu militari por Cazadores la ciudad de Cumanacoa, en el edo. Sucre. Ahí, a punta de fúsil, fueron sometidos por la fuerza sus habitantes, allanando cientos de hogares sin orden judicial y violentando el recinto de la iglesia en busca de “comunistas”.
  • Esta acción antiguerrillera efectuada contra la población pacifica y desarmada de Cumanacoa fue desmentida por el Gral. Pardi Dávila. Sin embargo, el Obispo de Cumaná, Mariano José Parra León ratificó las denuncias y desenmascaró con pruebas contundentes las mentiras del oficial.
  • Otro mártir campesino, Benjamín Montilla, maestro de escuela y dirigente rural de Copei, en Chabasquén, edo. Portuguesa, era también disidente de la línea partidista copeyana. Durante el gobierno de Raúl Leoni, fue detenido por ser un “sospechoso” colaborador de la guerrilla. Agentes del SIFA lo sometieron a torturas, culatazos y golpes en los oídos. Le hicieron cavar su propia sepultura, y luego, un capitán de apellido Piñerúa, le propinó varias ráfagas de ametralladora Madsen. Para simular un falso positivo le ordenó a la tropa presente que sembrara en los bolsillos de la víctima panfletos y volantes políticos de contenido subversivo.

REDACCIÓN MAZO

Comparte esta noticia: