Todo lo que usted necesita saber sobre Brasil en este momento
Publicado: 27/05/2017 01:47 PM
Michel Temer ya declaró que no va a renunciar a la presidencia, sin embargo la presión que tiene tras sí lleva a pensar que la clase política brasileña, cómplice del golpe parlamentario contra Dilma Rousseff el año pasado, es más dispensable de lo que parece a los intereses de Estados Unidos.
1. Escándalo de corrupción de Michel Temer
El actual e impopular presidente brasileño Michel Temer fue delatado por un empresario por intentar obstruir la justicia de su país al avalar el pago de un soborno al ex líder parlamentario Eduardo Cunha, principal impulsor de la causa que terminó en el impeachment a Dilma Rousseff hace un año, a cambio de su silencio.
El mismo Eduardo Cunha fue condenado a 15 años de cárcel por corrupción, lavado de activos y evasión fiscal.
La prensa de Brasil, comandada por O Globo, divulgó una grabación hecha por el empresario Joesley Batista, uno de los dueños de la empresa de alimentación JBS. El audio fue grabado en marzo de este año, en el que se escucha a Temer hablando con Batista sobre la autorización de un pago de 2 millones de reales (637 mil dólares) para comprar el silencio del Cuhna, ya en la cárcel.
De esta manera Temer es investigado oficialmente por el Tribunal Supremo de Brasil por el caso de corrupción de Lava Jato.
A su vez, el Tribunal Superior Electoral de Brasil actualmente investiga si el actual mandatario Michel Temer es culpable o no de haber solicitado a la constructora Odrebrecht alrededor de 3 millones de dólares para su partido y la campaña electoral que culminó con él en la Vicepresidencia, antes del golpe a Rousseff.
2. Causas de corrupción como método de purga política
Una de las grandes compañías brasileñas, Odebrecht, ha sido implicada a casos de soborno y corrupción, no sólo en Brasil sino en toda la región, para recibir beneficios en contratos de construcción. El escándalo ha salpicado a políticos, policías, sindicalistas y hasta dirigentes sociales que presuntamente han recibido coimas por parte de la constructora.
Aunque la causa inició en el Departamento de Justicia de Estados Unidos, ha tenido consecuencias en Brasil. El mencionado Eduardo Cuhna está preso precisamente por este caso, y se le considera un importante testigo. La causa también implica someramente a Lula y Dilma, así como al ex presidente Aecio Neves y José Serra, ambos conspiradores del impeachment del año pasado.
La Operación Lava Jato (autolavado, en español), impulsada por el espionaje de la NSA gringa a funcionarios del Estado brasileño, también ha llevado a implicar a numerosos políticos de Brasil en una vasta red de sobornos propalada por Petrobras, la gigante petrolera estatal. Los mencionados políticos también han sido nombrados en la causa e incluso algunos han servido de testigos.
Políticos han sido encarcelados por estas causas, lo que refleja una purga a lo interno de Brasil.
3. La impopularidad de Temer y enmiendas esclavistas
En Brasil se acaba de sancionar una enmienda constitucional para limitar el gasto del Estado en salud, educación y programas sociales, dirigida por el parlamento que derrocó a Dilma Rousseff.
Esta enmienda viene acompañada de una serie de reformas como las de recorte de pensiones y de derechos laborales, esta última prevé que los trabajadores del campo trabajen 12 horas y cobren con especias, comida y vestimenta como en los tiempos de esclavitud. Además de la intención de reformar de nuevo la constitución para alargar el mandato del presidente ilegitimo Michel Temer en un momento en el que el 83% de los brasileños desean elecciones inmediatas.
Cabe destacar que Temer cumplió recientemente un año como presidente de facto de Brasil con tanto sólo 9% de aprobación, según encuestas.
4. Desmantelamiento de la clase política
A todo esto se une un estimulado desmantelamiento de toda la clase política brasileña, con los casos de corrupción brevemente reseñados como principal móvil.
Es importante entender que el papel de mediadores entre Estado y corporaciones está tratando de ser suprimido en el gigante continental, como sucede en los Estados Unidos, cuyos principales funcionarios gubernamentales lo son o fueron también de grandes compañías o bancos. De hecho, según revelara Julian Assange, Temer fue informante de inteligencia política de los EEUU en Brasil.
Como lo hemos comprobado anteriormente, Brasil es quizás el país que más ha sido minado por corporaciones y bancos en la historia de América Latina, cuestión que se ha acelerado luego del impeachment a Rousseff.
En su gobierno, Temer ha prometido a los financistas del golpe a Dilma la privatización de la Cumbre Pre-Sal, es decir, que los principales beneficiarios de esta mina energética serían Chevron y los hermanos dueños de Koch Industries. A pesar de que aproximadamente un 18% de las inversiones directas provienen de transnacionales estadounidenses, los grandes conglomerados del agronegocio dominan la escena política del parlamento.
Se entiende así el carácter de purga y destrucción de la estructura política de Brasil para asaltar de manera más cómoda los recursos energéticos y financieros por parte de corporaciones y bancos, sobre todo estadounidenses. Un negocio redondo.
5. Temer y la oposición venezolana
Como muestra la foto que sirve de portada a esta nota, Lilian Tintori se reunió recientemente con Temer para hablar de la situación venezolana. Se infiere que coordinaron el cerco diplomático que se pivotea desde Washington con la OEA y su secretario general de protagonistas.
La presidencia de Brasil "insistió en que es fundamental" que se garanticen "las libertades individuales, se respete la independencia de los poderes" y que "se defina y cumpla un calendario electoral". Todo lo que pide el pueblo brasileño para su mismo país. Por otro lado, Tintori elogió el "talante democrático" del presidente brasileño.
Julio Borges también se ufanó en febrero de este de su reunión con José Serra, hasta ese momento canciller de Brasil y funcionario investigado, como dijmos, en el marco de la Operación Lava Jato.
Incluso llegaron a declarar en conjunto Luis Almagro y el gobierno brasileño el 10 de abril, clamando "un gobierno legítimo" en Venezuela. Aloysio Nunes, canciller de Brasil luego de la renuncia de Serra, también aseguró en marzo que Venezuela es una dictadura. Sus lazos con el establishment del Partido Demócrata, vía Clinton, son evidentes, sobre todo luego de que se reportaran reuniones entre el funcionario brasileño y políticos gringos en las últimas semanas de abril. Se reunió con Bob Corker y Ben Cardin (este último principal impulsor de la última tanda de sanciones contra Venezuela) del Comité de Relaciones Exteriores del Senado.
Es evidente la estrecha relación que tienen los políticos estadounidenses, que operan sanciones contra Venezuela y otorgan recursos a la oposición venezolana, y los brasileños, por lo que las agendas son comunes en materia de política exterior. Sirviendo como operadores para una eventual intervención (sea esta diplomática o humanitaria) del aparato militar y financiero de EEUU.
MISIÓN VERDAD