4 de febrero de 1992: Un puente con la historia (1ra. parte)

"Desde 1983, Chávez y su generación de jóvenes militares están concentrados en captar cuadros, juramentarlos y cohesionarlos bajo el juramento de lealtad a Simón Bolívar, Ezequiel Zamora y Simón Rodríguez"
Con el Mazo Dando

Publicado: 07/02/2022 12:51 PM

El 4F es un puente histórico y generacional que construye Chávez entre la generación de independencia 1810-1830 y la Guerra Federal 1859-1864 hasta las generaciones y juventudes presentes. Este puente histórico y generacional es la magna obra de Chávez, su gran legado. Puente que atraviesa  Bolívar junto a su ejército de héroes y  se convierten en mensajeros del tiempo. Están con nosotros, están presentes, no han muerto. El 4F no es una simple sucesión lineal de fechas y eventos que se suceden inconexos. Tiene profundidad, tiene estatura y abarca un amplio espectro de  la dimensión humana, política, científica, económica y geográfica – espacial con infinitas variantes. Los  ciclos de la vida siempre recurren en el caudaloso río de la historia y nos enseñan que el glorioso 4F va mucho más allá del recuento lineal de treinta años. Abarca varios ciclos anteriores que se remontan a Simón Bolívar. El Libertador  antorcha en mano se presenta iluminando el 4F y alumbrando el futuro  en nuevas batallas que librar. La generación de los  Héroes del 4F es un faro luminoso en  tiempos de la aguda crisis de sobrevivencia que atraviesa la humanidad. Nos enseñan, rodilla en tierra,  a resistir las embestidas de la bestia imperial norteamericana y vencer a las oligarquías y pequeños burgueses de siempre.

Desde el 23 de enero de 1958 Venezuela se precipitó en caída libre  en el abismo de una represión de Estado superior a la ejercida por el régimen de los dictadores Juan Vicente Gómez y Marcos Pérez Jiménez. Su Ministro de Relaciones Interiores, Carlos Andrés Pérez, fue la eficaz mandarria represora, que se ganó el prestigio, bien fundamentado, como asesino de los valerosos cuadros políticos  y dirigentes juveniles de Acción Democrática que  denuncian el saqueo del tesoro público y la política de expoliación de nuestros recursos naturales.

Betancourt se encarga de destruir los bases de la convivencia política, ilegaliza al `partido comunista y persigue o expulsa de su propio partido a los dirigentes que osan contradecir su línea de acción intransigente a favor de los intereses de los Estados Unidos y las empresas  transnacionales de la familia de Nelson Rockefeller.

La Casa Blanca y el Pentágono, desde Washington ordenan, exigen la muerte de los movimientos  de izquierda o progresistas revolucionarios. Exigen incorporar nuestras reservas petroleras y minerales como parte de sus reservas estratégicas. Betancourt, Leoni y Pérez, obedecen como celestinas del imperio y empobrecen a sus pueblos. AD se convierte en la filial corporativa de Estados Unidos en Venezuela. COPEI fascinada por el embrujo adeco se convierte en una triste copia del partido del pueblo.

Entre 1958 y 1959, durante su primer año de gobierno, Rómulo Betancourt elevó irresponsablemente en 2.558% la deuda pública externa, incrementándola de 50.000.000,oo U$D a 1.279.000.000,oo U$D. En 1978, Carlos Andrés Pérez se encargaría de elevarla a un 11.960%, es decir 5.980.000.000,oo U$D. Al finalizar el segundo mandato de Rafael Caldera en 1998 la deuda externa consume el 46% del presupuesto nacional. Endeudar y destruir la economía del país más rico de América Latina fue un acto criminal que contribuyó a instaurar una fábrica de pobreza y  cinturones de miseria en todas ciudades del país.

Para 1958 el 52% de la población venezolana pertenecía a una creciente clase media. No obstante, los estratos menos privilegiados gozan de garantías de ascenso social a mejores niveles de vida mediante un sistema integral de seguridad social eficiente, acceso a gratuito a una red de hospitales diseminadas en todo el país, créditos flexibles y facilidades para la adquisición de de viviendas, acceso a servicios gratuitos de salud y educación  en todos los niveles de instrucción escolar, técnica y universitaria.

A finales de 1998 la clase media venezolana es una especie en extinción, la banca impone cuotas de usura y extorsión para la compra de viviendas, el sistema de salud estaba destruido, en puertas de ser privatizado, y, si una madre encaramada en  un cerro no cuenta con una aspirina para bajarle fiebre a su bebe enfermo, quedaba a la buena de Dios.

La energía mueve al mundo: 

Venezuela desde 1940 hasta 1958, es el primer productor de petróleo del mundo y produce la energía requerida que mueve el motor de la economía norteamericana y europea. Durante la II Guerra Mundial, Hitler articula la Operación Neuland para cortar el suministro de combustible venezolano a los Estados Unidos, Reino Unido y  Canadá.

Londres es virtualmente arrasada por la cohetería V-2 alemana diseñada  Werner Von Braun, mano derecha de Hitler en el diseño de mega motores espaciales a propulsión y futuro ingeniero de la NASA. La Real Fuerza Aérea de su majestad británica necesita desesperadamente nuestra energía. Entre el 16 de febrero al 16 de marzo de 1942, submarinos nazis hunden en costas venezolanas 9 cargueros de petróleo. Posteriormente, millones de barriles de crudo y refinados desde el Lago de Maracaibo hacen posible el desembarco a  Normandía. Hemos sido siempre actores de primera línea sin reparar en ello.  

En 1948, Los Estados Unidos decreta unilateralmente la Guerra Fría contra el bloque soviético. Con este mal paso se decreta por primera vez la posibilidad cierta de la extinción de la especie humana mediante un holocausto nuclear.  En medio de esta conflagración entre el Bloque Soviético y los Estados Unidos surge el conflicto armado de la Guerra de los Siete Días. Los países árabes en retaliación por el triunfo del Estado Sionista de Israel imponen el embargo petrolero. Se suspende los envíos regulares de petróleo. La economía mundial se desploma. Los hogares europeos sin calefacción se congelan de frío y sus vehículos estacionados por meses.

Venezuela se convierte en el único proveedor confiable a solo tres días de navegación para el transporte del oro negro.  Desde las altas esfera del poder en los Estados Unidos llegan las instrucciones a Miraflores para abastecer de tanto crudo como fuera posible. Rómulo Betancourt y Carlos Andrés Pérez entregan nuestros yacimientos en un pacto secreto innominado como parte del arsenal energético de la nueva potencia imperial. El imperio entonces desde esa casa de juegos que es el Casino de Wall Street desploma los precios del crudo.

Juan Pablo Pérez Alfonzo denuncia el paradójico efecto que puede producir esta súbita riqueza. Advierte el sabio fundador de la OPEP que la avalancha de petrodólares puede intoxicar con una borrachera de despilfarro. Advierte igualmente de la resaca económica y la falsa ilusión de una riqueza obtenida sin esfuerzo alguno. Hace énfasis en invertir para favorecer a la clase trabajadora y fortalecer la productividad nacional.  Uslar Pietri insiste en la siembra del petróleo. Eufemismo suficiente como para escribir una enciclopedia sobre la buena administración de la abundancia. La vida y sus ciclos económicos son ondulantes. Constantemente todo sube y todo baja. Las patrióticas propuestas de Pérez Alfonzo y Uslar Pietri son ignoradas.

Carlos Andrés Pérez crea su círculo íntimo  de banqueros, empresarios y contratistas.  Se llaman los doce apóstoles. La banca internacional hace cola para endeudar a Venezuela y lo logra mediante jugosas comisiones a los apóstoles e intermediarios del alto gobierno. Bajan los precios del petróleo, sube el precio de los préstamos  y sobreviene el desastre.      

La fábrica de pobreza: 

Las recetas del FMI son acatadas por los gobiernos de Luis Herrera, CAP II y Caldera II. Desde Miraflores se impone todo el peso del sacrificio sobre quienes no tienen responsabilidad alguna en la causa del despilfarro de la bonanza petrolera. A la clase empresarial y terrateniente se le exonera de impuestos y se le condonan los créditos. A la élite bancaria se le otorgan auxilios financieros. A la clase obrera y trabajadora le toca empobrecerse y pagar la quiebra de la economía a causa  de una deuda externa que no les ha favorecido. La pobreza desata la delincuencia. Entre 1920 y 1958 la tasa de homicidios políticos era de 2 por cada 100.000 habitantes. Entre 1958 y 1998, la tasa de homicidios políticos, desapariciones forzadas y torturados es de 4.850 por cada 100.000 habitantes.

El FMI, la Reserva Federal, el Banco Mundial y todo el sistema financiero internacional, coordinados entre sí, se asoman al panorama geopolítico mundial como verdaderas armas de destrucción masiva. Ver los indicadores de nuestra economía durante los 40 años del ciclo de la dictadura bipartidista, 1958-1998, es como adentrase en una sala de terapia intensiva y verificar como todos los monitores encienden las luces de alerta de un paciente que agoniza. Los buitres de la clase política criolla arrastrados por  el FMI se lanzan sobre la yugular del cuerpo social  venezolano para saquear sus recursos naturales y atragantarse con la vorágine de ingresos extraordinarios petroleros que fueron a dar a cuentas secretas cifradas en Suiza, Jersey, Cayman Island y los Estados Unidos.  En cuatro décadas de democracia puntofijista la inversión social (vivienda, salud, educación y deporte) decreció del 37% al 9%. De cada 100,oo U$D que ingresan al fisco nacional 35,oo U$D son destinados al pago del servicio de la deuda externa. Aparecieron entonces los programas sociales, verdaderas aspirinas asistenciales edulcoradas con hiperbólicas frases que simbolizan las migajas que se deban como dadivas de consolación a través de programas paliativos de la grave crisis de hambre que padecía el país. Proliferan entonces las  ONGs fantasmas, Asociaciones Civiles y Fundaciones de maletín, beneficiarias de estos recursos y los justificaban con falsos proyectos de bienestar social. 

La Reserva Federal logra alinear bajo sus directrices a todos los gobiernos y Bancos Centrales bajo el área de influencia norteamericana. Su más obediente y miserable servidor fue el presidente  Carlos Andrés Pérez quien sin necesidad ni requerimiento alguno rompe todos los cristales de las alarmas de emergencia económica, y, sin que existiera emergencia alguna, endeuda e  hipoteca a Venezuela justo cuando se reciben los ingresos más altos de la historia. Actúo como lo que era: un agente en nómina de la policía secreta internacional CIA. En la edición del New York Times del 20 de febrero de 1977 este órgano de la prensa estadounidense denuncia:

“pagos secretos de la CIA a Carlos Andrés Pérez cuando era Ministro del Interior del gobierno de Rómulo Betancourt”.

Pago secretos que reciben muchos dirigentes adecos. En 1977 Jimmy Carter emitió un desmentido sobre esa información para aplacar la furia de una ruborizada y ofendidísima roedora del erario nacional: CAP. Para su segundo mandato CAP duplica la deuda externa a 9.000 millones de U$D.

La ganadería de bobos o rebaño de pendejos:

Venezuela es el continente y su contenido es un pueblo perplejo que no entiende lo que pasa. La ofensa a la inteligencia pública es rayana en los límites de lo grotesco. El despilfarro deliberado de los ingresos petroleros es la norma de la Gran Venezuela del Presidente Pérez, hasta que la danza de los millones y la ganadería de bobos o rebaño de pendejos, como decía Uslar Pietri, se tropieza con el Viernes Negro. El 18 de febrero de 1983 todos los habitantes de esta Tierra de Gracia amanecen desgraciadamente pobres. Es entonces cuando nos  damos cuenta como se encadena a un pueblo con los pesados grillos de la pobreza. Carlos Andrés Pérez le regala a Venezuela 2.900.000 nuevos pobres, antes de su primer mandato  solo existían 918.000, la clase media se reduce del 48% al 25% de la población y los indicadores de pobreza en términos porcentuales se ubican en el 75% de la población.

Los integrantes del glorioso Ejército de Venezuela, en todos sus componentes, eran considerados como eunucos mentales, reducidos a una capitis diminutio mental, en cuanto a sus derechos políticos. Son desestimados en su condición de cuerpos pensantes y soldados beligerantes capaces de cambiar el destino histórico para lo cual fueron formados. Abundan los generales de escritorio que no se les permite opinar ni disentir. Muchos oficiales se hacen adeptos al bipartidismo y reducen el poder de sus galones y condecoraciones a las bajas funciones de una Guardia Pretoriana.

Mientras tanto, bajo la sombra de un centenario samán  la conciencia piensa. Desde 1983, Chávez y su generación de jóvenes militares están concentrados en captar cuadros, juramentarlos y cohesionarlos bajo el juramento de lealtad  a Simón Bolívar, Ezequiel Zamora y Simón Rodríguez.

ALEJANDRO CARRILLO GARCÍA


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