50 años de las Venas Abiertas de América Latina (I)
Publicado: 03/09/2021 04:37 PM
Ahora cuando la América
Latina atraviesa el desierto de una pandemia, que incrementa las cifras de
desempleados a 44 millones y de nuevos pobres que se eleva a 202 millones de
almas al desamparo del hambre y la pobreza, es cuando Las Venas Abiertas de América
Latina sigue siendo un colirio para abrir los ojos de la conciencia y
ubicar el preciado valor de nuestra existencia como pueblos que podemos marchar
inexorablemente unidos hacia una
revolución anti imperialista de alcance continental. Nos acecha un imperio
decadente, que se cae a pedazos. Nos sanciona y bloquea una superpotencia que
se desploma y en su histórica e histérica caída lanza manotazos de ahorcado
para impedir que podamos consolidar la obra inconclusa de Simón Bolívar.
La aparición de la primera
edición fue en noviembre de 1971 y tuvo lugar en el contexto del Plan Cóndor
(1964-1985). En la década previa de los años 60 los Estados Unidos estaba
sacudido por las protestas contra la Guerra de Vietnam y la sangrienta lucha
por la reivindicación de los Derechos Civiles y Políticos de los hermanos
afroamericanos que se cobró la vida de Martin Luther King a manos de un
xenófobo supremacista.
Para abrir la década
siguiente, Richard Nixon anuncia la expansión de la Guerra de Vietnam a
Cambodia y los estudiantes de Kent State
University en Ohio se movilizan en contra de estas medidas. La Guardia Nacional
arremete con fuego, gases, balas y perdigón. Cuatro jóvenes mueren abaleados
dentro del campus universitario y otros nueve severamente heridos (ver “Las
Fresas de la Amargura”).
Nixon al igual que todos
los presidentes que le han sucedido han promovido guerras fronteras afueras
ignorando que a la vez ponen a los Estados Unidos en una guerra contra sí
mismo. La vocación suicida de los Estados Unidos es recurrente y no hay peor
suicida que aquel que quiere encapsular al mundo en su propia muerte.
Por otra parte América
Latina desde México hasta Chile y Argentina arde en llamas. Mientras Galeano
recorre el continente y sustenta las bases histórico - documentales de su obra,
el 02 de octubre de 1968 grupos élite paramilitares pertenecientes al Estado
Mayor del presidente mexicano Gustavo Díaz Ordaz, masacran a más de 300
manifestantes en la Plaza de
Tlatelolco. Posteriormente, hace tambioen medio siglo, bajo el gobierno de su sucesor, el presidente Luís Echeverría
Álvarez, ocurre, el 10 de junio de 1971, la Masacre de Corpus Christi,
ejecutado por otro grupo paramilitar – Los Halcones, que dio fin a la vida de
más de 225 jóvenes manifestantes. Ambos
actos criminales quedaron impunes hasta después de 20 años que fueron
enjuiciados los autores materiales e intelectuales por delitos de lesa
humanidad. Ambos presidentes, genocidas, actuaron como colaboradores,
informantes y agentes pagados de la CIA.
En Bolivia, bajo la
sombra de Richard Nixon y Henry Kissinger, el 21 de agosto de ese mismo año de
su publicación, Hugo Banzer atesta un golpe de Estado contra el presidente
socialista J. J. Torres y sumerge a la
hija amada de El Libertador en 7 años de feroz represión, persecución y
dictadura. La CIA lleva a la práctica
todas las atrocidades y métodos de tortura de su tenebroso Manual de Control
Mental Kubark. Banzer incorporó a su círculo inmediato de colaboradores a Klaus
Barbie, jefe de la sanguinaria Gestapo de Adolph Hitler. En este septenio 3.000 militantes de
izquierda fueron detenidos, 200 fueron asesinados, 2.000 fueron torturados en
las cámaras del terror ubicados en los sótanos de bajo las técnicas aplicadas por
el carnicero Barbie. El presidente derrocado, J.J. Torres busco refugio en
Argentina donde fue secuestrado y asesinado por
órdenes del dictador Videla en el marco del Plan Cóndor.
Las Venas Abiertas de
América Latina fue entonces prohibida, confiscada y las
imprentas allanadas para destruir las planchas de impresión. Dicho sea de paso
esta fue la mejor publicidad que pudo recibir. Mientras más se intenta
restringir su circulación más prolifera su lectura. El valor de su contenido es
incontestable, por más que los plumarios de la derecha han tratado de anularlo
el valor de su contenido es irrefutable.
Galeano, pasado los años, fue muy autocrítico del estilo vanguardista en boga que utilizó en su confección, pero este gesto de honestidad intelectual no
desdice, ni quiso el tampoco desautorizar, la memoria descriptiva que hizo de
un continente que se ha mantenido de brazos cruzados mientas ha sido sujeto de pillaje, saqueo y matanzas
articuladas desde el extranjero para usufructuar en el mercado internacional
sus valiosas materias primas.
ALEJANDRO CARRILLO