A 207 años la primera constitución latinomericana
Publicado: 21/12/2018 06:00 AM
El 21 de diciembre de
1811 es aprobada en Caracas la primera constitución venezolana que también fue
la primera en las colonias del decadente
imperio español. Inicialmente para su redacción se nombró una comisión
integrada por Francisco de Miranda, Juan Germán Roscio, Francisco Javier Ustáriz
y Miguel José Sanz. Después del acta de independencia, firmada unos meses
antes, este es el primer documento político de mayor trascendencia por cuento
quebró el sistema jurídico de castas y desigualdades, y puso fin al poder de
la monarquía absolutista española que
gobernaba nuestras extensiones y sus gentes.
La Capitanía General
de Venezuela fue así la primera colonia en declarar su independencia y lo hizo
constitutivamente como un estado
independiente y separado de la metrópoli colonial. Para ello fue necesaria una
Carta Magna como instrumento fundamental contentivo de elementos verdaderamente
revolucionarios para la época. Declarar, por ejemplo, a todos los ciudadanos como iguales, en el
marco de una sociedad profundamente racista y estratificada en un régimen de castas, marcó un antes y un después. Con ella nace
políticamente nuestra Primera República, surge el estado nación venezolano
y los preceptos de igualdad y libertad que son pilares fundacionales de nuestra vida
constitucional desde que se promulgó hace 207 años.
Miguel José Sanz y
Francisco Javier Ustáriz fueron quienes
presentaron el proyecto constitucional cuyo texto final fue redactado para su
aprobación por el médico y periodista Francisco Isnardi.
En su arquitectura
jurídica hay expresiones y referencias relativas al pensamiento de los
enciclopedistas de la ilustración francesa: Jean Marie Arouet (Voltaire),
Montesquieu y Juan Jacobo Rousseau. Fue fuente primaria para su redacción las
ideas del periodo inicial declarativo de la Revolución Francesa en cuanto a la
separación del estado en tres poderes (legislativo, judicial y ejecutivo) y a
los principios rectores de la vida institucional y democrática expresados en
las garantías y derechos fundamentales (igualdad, libertad, seguridad y
propiedad) de todos los ciudadanos. También se
tomó en consideración la orientación federalista, liberal y censitaria
de la constitución de los Estados Unidos de 1787, lo cual por el tenor
excluyente de su articulado, fue para nuestras latitudes un craso error, porque
convirtió al poder central en una entelequia y a nuestras provincias en un archipiélago
de poderes aislados, amén de dejar a un lado la participación directa de la
mayoría de la población en los asuntos vitales de interés general.
En el artículo 22 se
estableció que sería electo un (1)
representante por cada 20.000 personas de todas las condiciones, sexo y edades.
Para ese entonces el censo de la
Capitanía General de Venezuela era de aproximadamente 900.000 habitantes
y la proporción de elegidos para el congreso se correspondió a 43 diputados,
como en efecto así los tuvo.
Este primer cónclave
constituyente estuvo signado por dos tendencias opuestas: los leales a la
corona que requerían preservar sus derechos en nombre de Fernando VII, y los
radicales independentistas entre los cuales se destacaban muchos jóvenes
pertenecientes a la Sociedad Patriótica como Simón Bolívar, Juan Germán Roscio,
y ese irreductible bolivariano hasta la
muerte que fue Cristóbal Mendoza, quien ejerció la primera presidencia de la
naciente república.
Sin embargo el exceso
en las atribuciones otorgadas a las ciudades-provincias y el sistema censitario
para la escogencia de representantes ante el congreso, copia del norteamericano, cuyo texto fue objetado tanto
por Bolívar como por Miranda, significó en gran medida una de las causas de
la caída de la Primera República.
En esta primera
constitución el pueblo es el depositario de la soberanía y todos los poderes
emergen de su voluntad pero no lo ejerce directamente sino a través de
representantes escogidos mediante un sistema electoral indirecto y de segundo grado.
La primigenia constitución de 1811 nos dio vida republicana propia y cumplió un papel significativo en el proceso revolucionario que avanzaba hacia la consolidación de la independencia. Con sus 228 artículos a cuestas, impregnada de los mejores conceptos del naciente socialismo utópico, pero lamentablemente cargada de contradicciones impuestas por presiones de la oligarquía criolla, nos dejó sin embargo la inmensa lección que Bolívar supo resumir un año después en el Manifiesto de Cartagena para relanzar su genio libertador en la campaña admirable de 1813.
ALEJANDRO CARRILLO