Alejandro Carrillo: La doctrina Trump
Publicado: 11/08/2018 08:00 AM
Anda suelta por ahí esa especie de selectos
supremacistas del KKK preparando el primer aniversario de los disturbios de
Charlottesville, que dejó arrollada y sin vida a la activista de derechos
civiles Heather Heyer, y un saldo de 19 heridos. Ocurrió el 11-12 de agosto de
2017.
Esta clase de caballeros del sur, blancos ultra nacionalistas, son una jauría
muy fiel al núcleo central de la Doctrina Trump: “Vamos a hacer América Grande de
nuevo” (let`s make America Great Again).”
Una de sus humanitarias estrategias es erradicar a afro y latinos
descendientes del espacio vital de sus
fronteras. Encarcelan niños
separándolos de sus padres, deportan masivamente a indocumentados, infectan de
drogas y violencia a los suburbios de negros y latinos, y absuelven a policías
que los masacran ante la mirada impertérrita del mundo. La mala praxis policial y el racismo es parte
del código diario de actuación.
En esa
localidad sureña, el movimiento UNITE
THE RIGHT Rally (traducido: unid a la derecha y marcha), se reúnen los más
granados representantes de grupos
neonazis, neo confederados, KKK, antisemitas y fuerzas de choque
dispuestas a cometer crímenes de odio. Ellos son el símbolo de esas fuerzas de
la discriminación que ha hilvanado el tejido familiar, parroquial, urbano,
campesino y sindical de los hijos de George Washington.
A 162 años de la guerra Norte-Sur o guerra de secesión,
se asoman una vez más los vestigios que la ocasionaron, con un componente
adicional que aplasta a los débiles
jurídicos: la Doctrina Trump. La
cual maquilla de legalidad todos aquellos actos, atropellos, abusos o vías de hecho ejecutados por mano del mismo
presidente, los órganos de seguridad del estado o grupos disociados que proponen una barrida étnica sobre el suelo
norteamericano. Es decir LA
DOCTRINA TRUMP es en parte un
instrumento para pasar el coleto y limpiar la casa de esos especímenes que
perturban la burbuja racial que los obsesiona.
En nuestras latitudes nosotros por el contrario, los descendientes espirituales de Simón
Bolívar, nosotros los herederos políticos de Hugo Rafael Chávez Frías y
Ezequiel Zamora, vivimos en una de las sociedades más igualitarias del mundo.
Ellos dieron la vida por la igualdad de nuestro pueblo. Ese sacrificio no ha
sido en vano y constituye uno de los caudales más importante de los tesoros
morales y éticos que mueve nuestra revolución. ¡¡UNIDAD, LUCHA, BATALLA Y VICTORIA!!