Amnesia Nuclear
Publicado: 06/08/2020 11:44 AM
En tres cuartos de
siglo la Casa Blanca, la CIA y el Pentágono han tratado de negar la verdad
y desviar la atención sobre el ataque
nuclear que los Estados Unidos ejecutó
contra la población civil de Hiroshima y Nagasaki. Sobre este genocidio
continuado cuyas consecuencias trascienden. Japòn estaba ya técnicamente
derrotado por knock out. El último bombardeo sobre Tokyo había arrasado más de
100.00 vidas, el Ejército Rojo Ruso marchaba sobre Manchuria, el emperador
Hiroito informo a Moscú sobre su rendición. Truman se negaba a reunirse con
Stalin y Churchill a pesar de la insistencia de este último. La sentencia de
muerte sobre las dos ciudades ya había sido tomada en Washington.
La maquinaria de
alienación mental y Hollywood, obsecuentes fábricas de mentiras, no han dado a
la luz ninguna producción cinematográfica sobre el tema. ¿Decir la verdad no
vende? ¿ o sería todo un Best Seller?,
seguro rompería records de taquilla
sobre la pasmosa devastación que ejerció
la Administración de Harry Truman contra niños, mujeres, trabajadores y gente
de a pie que a las 8:15 am salía a
cumplir la rutina diaria de vivir en paz. Las bombas cayeron sobre zonas
urbanas en ciudades que no representaban ningún tipo de amenaza para los países
en conflicto. No eran objetivos militares. Para los estudios de grabación es mejor seguir fabulando sobre superhéroes
patológicos que hablar sobre ese tema.
Seis años antes en
1939, el científico danés Niels Börg, padre de la fisión nuclear, viajó a USA
para alertar sobre un plan atómico nazi. El propio Hitler engavetó el proyecto en 1942.
Estados Unidos pasó a reclutar expertos,
científicos e ingenieros con el concurso de la empresa Dupon, Kellogs y Union
Carbide, Monsanto y General Electric. Se construyeron 1.500 km cuadrados entre
laboratorios e instalaciones ultra secretas con un coso de 2.000 millones U$D.
En dos años, 1943-1945, por primera vez se consolidó la alianza de militares,
industriales y científicos para desarrollar secretamente verdaderas armas de
destrucción masiva. el desierto.
El 27 de Julio en la
base de Álamo Gordo – Nuevo México se
detonó la primera bomba atómica llamada Trinity. Allí se instituyó el aparato industrial militar industrial que
hoy manda en la Casa Blanca. La alianza entre gigantes industriales, militares
y científicos bien asalariados abrió la caja de pandora para sembrar de males
irremediables a la humanidad.
El silencio atómico y las tergiversaciones han
sido los instrumentos para hundir en las cavernas del olvido tanto la derrota
de Vietnam como el único genocidio perpetrado a escala nuclear de la historia. Algunos investigadores norteamericanos
discuten acerca de cómo han sido sepultados en el inconsciente colectivo y porque
pocas veces los medios de comunicación se refieren a estas dos ciudades. Borrar
la memoria es el objetivo.
De acuerdo con el
investigador y académico Greg Mitchell
en su libro, Hiroshima en América: Medio Siglo de Mentiras, escrito en colaboración con Robert Lifton,
los gobiernos de los Estados Unidos, uno tras otro, han negado los hechos
reales y lavado el cerebro de sus ciudadanos haciendo creer que el genocidio
nuclear cometido fue necesario para detener la guerra. La guerra para la fecha
ya había terminado, era solo cuestión de firmar los acuerdos de rendición. Pero
el garrote anti comunista y los demonios de la Guerra Fría ya estaban desatados
contra Rusia y China.
Desde fortalezas aéreas B-29 los dos
artefactos fueron lanzados con tres días de diferencia. Este holocausto nuclear
ha sido subsumido dentro de una
narrativa oficial salpicada de toda
clase de errores, falsificación de datos, confiscación de fotografías,
ocultamiento de testimonios y el silencio corrosivo y nocivo que carcome la
conciencia nacional de esa súper potencia. Esto deja muchos cabos sueltos y
dudas en la psiquis colectiva y hace imposible que los Estados Unidos célebre
con bombos, platillos, paradas militares, honores a los fallecidos y filmes alegóricos
correspondientes. Hollywood deforma los hechos o mantiene silencio. La paz no
es rentable, el negocio es la guerra.
Es imposible tapar con
un dedo esa fracción de sol descargada sobre Japón. Docenas de rollos de cámaras
fotográficas y los rieles de filmación tomados por el teniente Daniel McGovern,
en las dos ciudades bombardeadas revelaron los horrores cometidos. Era un
espejo frente al cual la Casa Blanca no quería mirarse. Todo ese material fue incautado por sus
superiores jerárquicos, así como actas y documentos levantados los días
posteriores. Los cuadernos del industrial Crawford Greenwalt, ejecutivo de
DUPONT, donde describe todo la construcción de las bombas atómicas y la “emocionante
experiencia” de poder destruir millones de vidas humanas, han sido
ocultados a la luz pública. Desde la guerra civil y durante las dos guerras
mundiales, DUPONT ha sido la mayor fabricante de explosivos y municiones. En
esta inexcusable masacre tenían que ser los primeros, nadie podía arrebatarles
el monopolio de la muerte.
El legendario
corresponsal de guerra, de origen australiano, Wilfred Burchett (1911-1983) fue el primer periodista en llegar al lugar de
las mega explosiones. Sustanció metro a metro el cuerpo del delito. Quedó
atónito ante la mortandad, cadáveres carbonizados, cadáveres de niños con
uniforme escolar, espectros andantes arrastrando la piel por los suelos, más de
2.000 niños huérfanos tratando de masticar piedras para no morir de hambre,
madres bailando enloquecidas de dolor con los cuerpos chamuscados de sus niños
en brazos. El infierno se hizo realidad en la tierra gracias a los Estados
Unidos de Norte América.
Sus reportajes
reflejaron la realidad cruda de lo ocurrido en las dos ciudades japonesas. Eso y sus diez
años reportando desde las guerras de Korea y Vietnam le costó que Australia le
anulara su pasaporte. Su pasión por ética del periodismo, el ejercicio de su
profesión apegado a los principios morales deontológicos, sus contundentes
advertencias sobre “La Plaga Atómica” le valió la persecución del Departamento de
Estado. Fue execrado de varios países occidentales. Al final de su vida, fue elevado al panteón de los ilustres o
Salón de la Fama del Periodismo, luego de demostrar la veracidad de sus
trabajos y de ganar varios juicios en las Cortes de Justicia por difamación,
falsos testimonios e injurias graves contra su prestigio.
En el ejercicio ético del periodismo Wilfred Burchett sacó a
relucir la verdad sobre el HUMANICIDIO
cometido por los gringos. Por eso fue vetado por el aparato corporativo
comunicacional estadounidense encargado de desinformar para generar amnesia general en todo el mundo.
Con acertada letra el
poeta inglés, pionero del anarquismo,
Percy Shelley , en su obra “En Defensa de la Poesía”, expreso:
“Los escritores y los
poetas oficialmente inadvertidos son los son los verdaderos legisladores del
mundo”
El piloto Paul Tibbets, muy buen hijo,
bautizó el súper avión B-29 con su carga atómica con el nombre de su
madre: ENOLA GAY. Los generales
Leslie R. Groves y Thomas Farrel jefes del Proyecto Manhattan, oscuros genios
de la muerte, con sendos marcadores de tinta gruesa sonrientemente autografiaron
los cascos de sus frankesteins atómicos con la
dedicatoria: “A Hiroito con mucho amor”.
Han pasado 75 años
desde fueron lanzadas las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki.
Aproximadamente 170.000 víctimas fallecieron en el acto, 150.000 fallecieron en
el transcurso de los tres meses subsiguientes y 210.000 sobrevivieron
padeciendo daños continuos a su salud. Los sobrevivientes pertenecen a la
última etapa de una agonía que ha durado tres cuartos de siglo.
Los hijos de este
genocidio perpetrado en nombre de la ciencia, la libertad y la democracia
representativa norteamericana son llamados “Hibakusha”, adjetivo calificativo
peyorativo para estigmatizar a las “personas bombardeadas”. La caída de
dos bombas nucleares sobre terrenos urbanos dejó hasta nuestros días a 360.000
personas que obtuvieron el rechazo de una gran parte de la sociedad japonesa y
el mundo.
Los Hibakusha fueron largamente discriminados,
inclusive por los entornos familiar, amistades y el propio gobierno. El terror
a contraer la radiación nuclear por cercanía con los infortunados generó el
desprecio generalizado. Esto hasta hoy constituye un impedimento para
sostenerse económicamente y conseguir empleos.
Los infiernos
portátiles, cínicamente bautizadas como “Little Boy” y “Fat Boy”, evaporizaron
240.000 de civiles en el llamado “Ground Zero” ( zona de impacto), la intensidad de un millón de grados
centígrados volvió humo a la gente; los que estaban en un radio de 500 metros
fueron carbonizados y los que estaban a 1.000 metros murieron lentamente
gracias a la labor humanitaria del imperio estadounidense. Los Hibakusha hasta el
presente han pasado por tres dolorosas fases: una primera enfermedad maligna
que destrozó la medula de los huesos: leucemia; una fase intermedia donde desarrollaron
varios tipos de cáncer; y una tercera etapa de padecimientos de enfermedades
cancerosas de por vida, al igual que una segunda fase de reincidencia de la
leucemia acompañado depresión y severos daños mentales por stress post
traumático. Hiroshima y Nagasaki no eran
objetivos militares, no representaban ningún peligro bélico, el 99% de los
masacrados eran civiles en actividades de rutinas domésticas o laborales.
Los hechos históricos documentados
establecen que después que el Ejército Rojo derrotó a la Wehrmacht Nazi y tomó
Berlín, Harry Truman da la espalda a Sir
Winston Churchill. Finalmente convocaron una cumbre en Postdam (17 de julio y 2
de agosto de 1945). Ambas potencias se repartían el mundo y tenían oculto bajo
la mesa sus bombas nucleares. Stalin llevó a la mesa de discusiones la
propuesta de rendición que el emperador Hiroito hizo llegar por los canales
diplomáticos regulares. La solicitud de rendición nipona fue denegada.
En la actualidad, USA
tiene 31.255 cabezas nucleares en reserva y 7.000 misiles balísticos de mediano y largo alcance
activos, incluyendo los transcontinentales. Todos dotados con ojivas 1.000
veces superiores a las descargadas sobre Hiroshima y Nagasaki. Desde 1945 ha realizado más de 1.000 pruebas
nucleares esparciendo partículas radioactivas cancerígenas en todos los niveles
de la Ozonosfera y Estratósfera, también
en todos los niveles de la superficie terrestre y el fondo marino. Estados Unidos, bajo la Administración de su
loco de turno, da una patada a la mesa de negociaciones nucleares y se deslinda
de los tratados de reducción de armamentos atómicos con Rusia, China e Irán.
Eso si es una amenaza real, inusual y extraordinaria para la supervivencia de
la especie humana. “Cosas veredes que
harán temblar las paredes amigo Sancho.”
En el proceso de
construcción de las dos bombas atómicas Richard Oppenhaimer, máxima autoridad
científica del Proyecto Manhattan, hizo un paréntesis para considerar la
contaminación con radioactividad de suficientes alimentos para matar a medio
millón de personas. Su colega el Premio Nobel de la Paz de Física, Enrico
Fermi, constructor del primer reactor nuclear en la Universidad de Chicago,
recibió la carta con la propuesta la cual desestimó y fue engavetada. Sin
embargo hoy sabemos que Yasser Arafat fue asesinado con el uso de esta
tecnología. El doble espía Alexander Litvinenko fue asesinado con micro
partículas de Polonio 210 en una taza de té. El Uranio empobrecido usado en la invasión de
Iraq de 2003 deja un rastro miserable de cientos de niños nacidos con malformaciones genéticas.
Eso fue autorizado por George W. Bush.
Mientras la
FARMACOCRACIA norteamericana y su aparato militar se desploma de la mano con la
narcocracia colombiana, nosotros en
cambio somos el faro de vida que garantiza el futuro de la humanidad. Debemos
ruralizar nuestro sistema de vida, desplegarnos en todo el territorio, blindar nuestras
fronteras y diversificarnos. Cultivar la
Patria desde una nueva relación de respeto y fomento con la madre naturaleza,
convertir nuestro suelo en una potencia agrícola. La Revolución de la
Producción avanza indetenible. Alerta con las semillas contaminadas con
radiación nuclear o plagas que nos quieren vender. Alerta con lo que comemos.
Sembremos nuestros propios alimentos. El campo venezolano es el escenario de
nuevas victorias.
¡Venezuela Territorio
Libre de armas atómicas! ¡Venezuela Territorio Libre de Drogas! ¡Nosotros
Venceremos!
ALEJANDRO CARRILLO