¡200 años del primer encuentro! Manuela ocupa el espacio más significativo de la vida sentimental del Libertador
Publicado: 15/06/2022 04:32 PM
Hablar
de Manuela Sáenz, es hablar de la mujer que después de María Teresa del Toro y
Josefina Machado, fue la más importante de la vida amorosa de Bolívar quien por
las travesías propias de la guerra y de
su posición político militar, conoció muchas mujeres y amoríos, sin embargo es
Manuela con su carácter enérgico, determinado, amante de la causa
independentista, inteligente, valiente combatiente, de conversación erudita,
quien logra ocupar un espacio significativo, especial, en la vida sentimental
de nuestro Libertador.
Es
Manuela la amante apasionada, la mujer que clama por sus cartas y su
presencia, ante las obligadas ausencias de la vida militar, la que defiende su
amor y lo cela, a veces, hasta perder la cordura, pero también la compañera que
lo escucha y lo aconseja, que lo distrae o le lee, para facilitar su descanso,
la que ordena y cuida su archivo de correspondencia, la que lo cuida cuando
enferma y lo alerta y salva de puñales traidores, lo defiende asumiendo con
valentía grandes riesgos, la revolucionaria que acompaña al ejército en su
marcha a las batallas de Junín y Ayacucho,
que junto a otras mujeres
preparan los alimentos de la tropa y
curan los heridos y para quien Sucre y el Batallón de Húsares, al cual
pertenecía, solicitan le sea concedido el grado de Coronela.
Pero
también Manuela es víctima de la lucha por el poder en Perú, Ecuador y Bogotá,
donde los enemigos de Bolívar, la hacen blanco de sus odios, es difamada,
insultada, maltratada, perseguida, apresada, desterrada, condenada a la pobreza
y ocultada por la historia, para castigar a la Mujer, no solo revolucionaria,
por seguidora de la causa independentista sino también por transgresora de las
costumbres y normas sociales de la época que
confinaban a la mujer solo al rol de esposa, y madre, amante del hogar.
La valiente Manuela rompió con esquemas y asumió roles políticos y militares
reservados solo para los hombres y más allá, amo a Bolívar siendo una mujer
casada que se separa de su marido, un acaudalado médico y comerciante ingles
por acompañar la causa republicana de la independencia y a su máximo héroe.
Manuela compañera, amante y patriota
Manuela
era ecuatoriana, residenciada en Lima con su esposo, el Dr Jaime Thorne, donde
participaba en la causa independentistas, junto con su coterranea, de Guayaquil
Rosa Campuzano, quien era amiga y amante de San Martin “El Protector del Perú”,
Manuela fue condecorada por San Martin con la Orden de “La Caballereza del Sol”
por sus servicios a la liberación de Lima (1821).
Para
Junio del 1822 cuando se desarrollaba la campaña militar de liberación del
Ecuador, ella se encontraba de visita a sus padres en su Quito natal y como
revolucionaria estuvo haciendo seguimiento a la campaña y colaborando con apoyo
logístico para el ejercito patriota, el 16 de junio día de la entrada triunfal
del Libertador en Quito, desde el balcón donde observaba la marcha del
ejército, al paso del Libertador lanzo una corona de flores y laureles que
accidentalmente le cayó al héroe en el pecho y llevo su atención hacia el Balcón donde estaba Manuela y la
saludo con una reverencia; luego por la
noche Manuela asiste al baile de la victoria, se conocen, ella se excusa del
accidente y él le replica que había encendido su corazón cuando tocó su pecho
con la corona y alabo su puntería, enseguida la invitó a bailar lo que hicieron toda la noche y así comenzó una relación
amorosa que se mantuvo, no sin sobresaltos,
hasta la muerte del Libertador en Santa Marta, donde tristemente ella no pudo
llegar a tiempo porque las cartas del Libertador donde rogaba su presencia no
le llegaron.
En
Quito se inicia el romance y la entrega de Manuela a la causa independentista,
no sin críticas por ser una mujer casada, a las que ella no daba importancia.
Colabora con Bolívar en la preparación de su entrevista en Guayaquil con San
Martin, que va a realizarse el 26 y 27 de julio del 1822, para lo cual le hablo
del Protector del Perú, a quien ella admiraba y le dio información muy
importante, acerca de su personalidad .
El
1ro septiembre de 1823, Bolívar llega al Perú, y había dejado
a Manuela en Quito, donde ella con sus inseparables compañeras Jonatas
y Natan se visten de militar y
disuelven una protesta contra la República,
embisten con caballos y disparos, Bolívar al enterarse, le escribe manifestando su preocupación y admiración por
disolver sola un motín que atosigaba el orden legal establecido por la
República; así mismo le pide prudencia y que se traslade de inmediato a Lima
para hacerse cargo de la Secretaría de
la Campaña Libertadora y de su archivo personal y ordena al Coronel O´Leary
realizar los arreglos necesarios para la llegada de Manuela y su incorporación
al Estado Mayor General con el grado de húsar.
Al llegar a Lima, Bolívar la designa responsable de la correspondencia y
pasa a formar parte de su Estado Mayor con el grado de húsares.
Bolívar
la invita a acompañarlo a la batalla de Junín pero le advierte de las
incomodidades y de la dureza y los riesgos de la guerra, ella acepta y le
escribe: «…mi amado, las condiciones
adversas que se presentan en el camino de la campaña que usted piensa realizar,
no intimidan mi condición de mujer, por el contrario, yo las reto… ¡Qué piensa
usted de mí! usted siempre me ha dicho que tengo más pantalones que cualquiera
de sus oficiales, ¿O no?…» Y
efectivamente estuvo en la batalla de Junín como muchas otras mujeres,
igualmente estuvo en la batalla de Ayacucho que comando el General Sucre.
En
la batalla de Ayacucho a pesar de Bolívar, ella contradice la orden de ponerse
a resguardo y participa en acciones de riesgo; la carta de Sucre a Bolívar es
evidencia de la heroicidad de nuestra Manuela. Sucre escribe: «…incorporándose desde el primer momento a
la división de Húsares y luego a la de Vencedores; organizando y proporcionando el avituallamiento de las
tropas, atendiendo los soldados heridos, batiéndose a tiro limpio bajo los
fuegos enemigos; rescatando a los heridos…; Doña Manuela merece un homenaje en
particular por su conducta, por lo que ruego a Su Excelencia le otorgue el Grado
de Coronel del Ejército Colombiano»
Bolívar,
entre feliz y orgulloso, comunica a Manuela su sorpresa de que «…mi orden de que te conservaras al margen de
cualquier encuentro peligroso con el enemigo, no fuera cumplida, a más de tu
desoída conducta, halaga y ennoblece la gloria del Ejército Colombiano…Mi
estrategia me dio la consabida razón de que tu serías útil allí; mientras que
yo recojo orgulloso para mi corazón, el estandarte de tu arrojo para nombrarte
como se pide, coronel del Ejército Colombiano».
Manuela
en Bogotá
Para finales de 1826
Bolívar deja Lima para dirigirse a Bogotá y a Venezuela, la situación de
Colombia, (la grande) se ha complicado Páez, se rebela contra el gobierno de
Bogotá y Venezuela está casi en guerra civil entre los que están a favor y en
contra de la separación de Colombia la grande. Bolívar busca resolver esa
crisis. Manuela se queda en Lima hasta que Bolívar la manda a buscar, la
situación política estaba muy tensa en Bogotá pronto organiza una red de espías
para proteger al Libertador de intriga y
puñales.
Bolívar, para conjurar la crisis política considera necesario hacer una nueva Constitución por lo que llama a un Congreso Constituyente que se conoce como la Convención de Ocaña que lamentablemente fracasa, luego de lo cual los intentos de asesinato de Bolívar por parte de la facción de Santander, se precipitan. En esas circunstancias Manuela fue fundamental para impedir su asesinato primero en un baile de máscaras, al cual asistiría El Libertador, el 10 de agosto de 1828, ella le solicito no asistiera, pero él desestimó el alerta, entonces, ella resuelve ir a la fiesta disfrazada de pordiosera, donde hizo un espectáculo justo cuando él llegaba a la misma y Bolívar al darse cuenta que era ella la del show se avergonzó y se marchó furioso de la misma, de esa forma Manuela había hecho fracasar a los conspiradores.
Al mes siguiente se produce un nuevo atentado contra Bolívar, el 25 de septiembre, donde los facciosos entraron al Palacio de Gobierno mataron a la seguridad y al penetrar en la habitación de Bolívar ya Manuela lo había inducido a escapar por la ventana mientras ella los distraía y los enfrentaba espada en mano, fue agredida y poco falto para que la mataran. El golpe fue dominado por los leales a Bolívar, y Manuela recibió de Bolívar el calificativo de la “Libertadora del Libertador”.
Este
atentado, causo un impacto emocional en Bolívar que significo el agravamiento
de su enfermedad física que ya venía mostrándose y una pena espiritual que
contribuyeron al desenlace de su muerte física y la del proyecto de la Patria
Grande. Ese hecho fue la manifestación trágica de la división insalvable del
movimiento revolucionario del siglo XIX.
Renuncia y muerte de Bolívar
Cuando
Bolívar salió de Bogotá en 1830, luego de entregar la presidencia de la
República, sale afligido sin rumbo y como muchas veces hizo, no quiso llevarse
de inmediato a Manuela sino le prometió que luego la mandaría a buscar. Pero ese no sería el momento más
amargos para Manuela, otros estaban por llegar. Se desatan en Bogotá, las
campañas antibolivariana y Manuela no para, va de aquí y allá defendiendo a
Bolívar, por lo que la amenazan de ponerla presa y las mujeres de la
aristocracia Bogotana la defendieron hasta donde pudieron.
Finalmente
un pasquín anónimo enfureció al gobierno, la culparon y la apresaron, pero para
hacerlo, mucha gente tuvo que mediar para que se entregara, porque enfrentó con
pistola en mano a quienes venían por ella. La confinaron en un convento y aun
así consigue como hacer llegar pasquines (volantes de agitación) donde arenga
al batallón El Callao, a quienes el nuevo gobierno quería eliminarlos, todos
eran venezolanos, los mismos se insurreccionan y produjeron la caída del
gobierno de Mosquera. El general Urdaneta toma el control del gobierno y envía
emisarios a Bolívar para que regresara, pero él no quiso hacerlo porque
significaba un mando ilegal fruto de un golpe de estado.
Bolívar
en el camino a Santa Marta. se enfermo mucho,
a Manuela le llegaba rumores de la gravedad de su salud, angustiada por
ello, envió como emisario especial a Louis Peroux de Lacroi a informarse y
llevar una carta al Libertador, pero sin paciencia para esperar, se dispuso a
viajar, cuando la alcanzo un correo de
Lacroix con una carta que le informaba que para el momento que la recibiera ya
Bolívar estaría muerto, “...Permitame, mi
bondadosa señora que mezcle mis lagrimas con las suyas por su inmensa perdida!”
. Se dice que Manuela ante esa noticia intento suicidarse, no es un hecho
confirmado.
Destierro
y homenaje póstumo
Luego de la muerte de Bolívar es
desterrada a Jamaica donde estuvo 2 años, después intenta establecerse en
Ecuador y tampoco se lo permiten. Pasa su destierro en Paita, un pueblo
pescador del Perú, donde la visitan ilustres personajes como Simón Rodríguez y
Garibaldi entre otros. Muere a los 58 años, el 23 de noviembre de 1856 por una
peste que azota el pueblo y sus pertenencias y sus tesoros fueron incendiados,
su diario se salva por acción de Morito una de sus acompañantes, pero la
autenticidad del mismo está en entredicho.
El 24 de mayo del 2007 es ascendida
a generala post morten, un merecido homenaje y reconocimiento de su tierra
natal realizado en el gobierno del presidente Rafael Correa quien trajo a
Venezuela sus restos simbólicos el 5 de julio de 2010 que fueron llevados al
Panteón Nacional a estar junto a su Simón, después de hacer una ruta que paso
por varios pueblos de la Patria Grande.
MARÍA ZAMBRANO
(*)Movimiento
Cultural Bolívar Insurgente/ Red de Historia Guayana
Bibliográfia:
1.-Manuela:
de Luis Zuñiaga ( Quito-Ecuador)
2.- Simón Bolívar y Manuela Sáenz,
Historia de un gran Amor, Carlos Fagundez y Carmen Marcano Fagundez .
Editorial Montesacro
3.- Las más hermosas cartas de Amor
entre Manuela y Simón, Ediciones Piedra, Papeles o Tijera.