Desenfreno especulativo

La saña imperial no tiene límites, el repulsivo comportamiento de sus lacayos tampoco, sin importar tiempos, circunstancias; las vidas de los seres humanos son solo mercancía; las órdenes del amo, sin importar lo atroces que puedan ser, deben cumplirse... 

El engendro de la Casa Blanca, lejos de preocuparse por atender la terrible situación sanitaria por la cual atraviesa su propio país, continúa empeñado en su nauseabunda obsesión por derrocar al gobierno del presidente legítimo y constitucional de Venezuela, Nicolás Maduro Moros, y apoderarse de las inmensas riquezas de nuestro territorio. Para ello, recrudece su bestial guerra económica dirigida en contra de todas y todos los venezolanos.

En ese contexto, siempre acariciando el sueño de una explosión social que justifique su intervención armada, han girado instrucciones a sus mandaderos internos para que desaten una nueva y desproporcionada ola inflacionaria. Nadie debe tener dudas de que este desenfreno especulativo, en el cual participan desde los más poderosos empresarios hasta pequeños comerciantes tan inescrupulosos como apátridas, tiene fines desestabilizadores. Unos y otros buscan el caos, desesperados porque el covid-19 no ha generado los efectos devastadores que calculaban, gracias a las oportunas y acertadas medidas adoptadas por el Primer Mandatario Nacional.

Cierto es que muchas, muchos, pueden sentirse frustrados por el escaso alcance de nuestros sueldos y salarios, ante la elevación exponencial de los precios de los bienes esenciales. A veces, pueden parecer insuficientes las acciones tomadas para contener esta nueva escalada inflacionaria y podría existir lógica desconfianza en la efectividad del mecanismo de precios acordados.

Sin embargo, no debemos perder las perspectivas, es indispensable tener bien identificado al enemigo en Washington y a sus títeres internos- Para nada podemos desviar el rumbo, ni perder la fe en quienes, encabezados por nuestro presidente Nicolás Maduro Moros, han demostrado puntería y habilidad para sortear tantos obstáculos en medio de un implacable asedio.

Desechemos los llamados a saqueos, los intentos desestabilizadores y mantengamos el objetivo fundamental: conservar a toda costa nuestra condición de país independiente, libre y soberano. No hay otra alternativa.