Jack Ryan y la industria cultural de la guerra contra Venezuela
Foto Internet
Publicado: 08/09/2019 12:21 PM
Recientemente ha trascendido el lanzamiento, para el 1º de
noviembre, de la 2da temporada de la serie Jack Ryan, a cargo de Amazon Prime
Video y cuya trama se centrará alrededor de Venezuela.
Jack Ryan es una serie de TV por suscripción, homónima al
personaje de Tom Clancy, central en sus novelas, ambientadas en el mundo de la
inteligencia militar estadounidense, la Guerra Fría y las amenazas contra
Estados Unidos.
El personaje de Jack Ryan es uno de los favoritos en la
narrativa "patriotera" estadounidense, evolucionando, desde ser un
agente de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) hasta convertirse en su
director y luego Presidente de los Estados Unidos, tal como ha sido en los
libros del escritor.
Sin embargo, la presencia de Ryan en la cultura
estadounidense es mucho más amplia, pues ha tenido lugar en la pantalla grande
mediante películas y caras conocidas de la industria cultural.
El personaje de Ryan, modelo ideal de hombre íntegro de la
seguridad y la política estadounidense, ha aparecido en La caza del Octubre
Rojo (1990) protagonizado por Alec Baldwin, Juego de patriotas (1992)
protagonizado por Harrison Ford, Peligro inminente (1994) protagonizado por
Harrison Ford, La suma de todos los miedos (2002) protagonizado por Ben Affleck
y Jack Ryan: Operación Sombra (2014) protagonizado por Chris Pine.
La serie de Amazon Jack Ryan, estelarizada por John
Krasinski (ex elenco de la serie The office) viene ahora con su personaje
central dispuesto a "salvar a Venezuela", y también a Estados Unidos,
del "caos" y el "terrorismo".
INDUSTRIA CULTURAL Y PROPAGANDA DE GUERRA
Aunque el spot de la 2da temporada de serie fue publicado
hace un par de meses, ha tenido relevancia en Venezuela por medio de las redes
sociales y la publicación de la fecha de estreno en noviembre, generando un
debate abierto sobre los alcances de la narrativa de la serie, como un episodio
más de la estigmatización y tergiversación de la realidad venezolana.
Un hecho que podría considerarse claramente propagandístico,
justo ahora, cuando el gobierno en Washington ha previsto bloquear la economía
venezolana y amenazar a la nación petrolera con una intervención militar.
En efecto, la nueva temporada de Jack Ryan se basa en la
Venezuela actual, un país "en caos" y con una "gran crisis
humanitaria". El telón de fondo de la narrativa son manifestantes antichavistas
que han sido mundialmente famosos, por cortesía de la mediática internacional,
por protestar contra "la tiranía" del presidente Nicolás Maduro.
Pero la trama de Jack Ryan es más intrincada. En el tráiler
de la serie, Ryan habla de la existencia de "armas nucleares" rusas
en Venezuela y la posibilidad de que la nación caribeña efectúe un ataque
contra Estados Unidos.
Según diversos medios, entre ellos El Nacional de Venezuela,
otro de los arcos narrativos de la serie yace en las acciones y lesiones que
sufrirá el propio Jack Ryan "por órdenes expresas" del
"perverso" presidente venezolano. Lo que quiere decir que no faltarán
escenas donde se tiranice al gobierno de Venezuela en su afán de derrotar a
Ryan y vulnerar la seguridad de los norteamericanos.
El tráiler de la serie ya ha sido objeto de
pronunciamientos. El ministro de Cultura venezolano, Ernesto Villegas,
denunció que la serie de Amazon promueve una intervención militar en Venezuela
al proyectar a la nación como un país que apoya al terrorismo y extremismo
internacional.
Desde su cuenta Twitter, Villegas señaló que "el
aparato pseudocultural 'made in USA' apunta de nuevo contra Venezuela en busca
de condiciones psicopolíticas en opinión pública estadounidense y mundial para
justificar agresión extranjera contra nuestra Patria. Burda propaganda de
guerra disfrazada de entretenimiento".
En un segundo tuit, Villegas indicó que "la
intervención militar en Venezuela, puesta 'sobre la mesa' por Donald Trump y su
pandilla de fanáticos supremacistas, encuentra eco entre lacayos locales y
también en la maquinaria propagandística de factura gringa".
El centro de este debate yace en los mecanismos de la oferta
"cultural" estadounidense y su industria, para fabricar un relato que
sirva para construir consentimiento en la sociedad estadounidense y del
extranjero, a los fines de apalancar acciones de intervención e injerencia.
Es ese uno de los frentes indispensables en cualquier modelo
de guerra y podría considerarse uno de los insumos infaltables en el marco de
asedio de espectro total que sufre la nación bolivariana y que hoy tiene lugar
en diversos frentes, como los que son palpables en el asedio político, el
bloqueo económico y también la amenaza de guerra germinal y mercenarizada.
El manejo de la subjetividad como arma apuntaría en este
caso también a la sociedad venezolana, mediante la recreación de una figura
"salvadora" que en teoría representaría las aspiraciones de
"democracia y libertad". Aunque tales narrativas hollywoodenses
siempre tengan un contraste con la realidad.
Uno de los hechos más emblemáticos que señalan el deslinde
de la narrativa cultural y cinematográfica estadounidense con la realidad,
reside en la propagandización anti-soviética de la película Rambo II a finales
de los años 80. En aquella oportunidad, Rambo peleaba al lado del
"valiente pueblo afgano" en su lucha "por la libertad"
contra "la invasión rusa", justo en tiempos de la "La guerra de
Charlie Wilson", mejor conocida como la Operación Ciclón que duró casi una
década.
Consistió en el desarrollo de una guerra asimétrica contra
la Unión Soviética en la que Estados Unidos armó a milicias islamistas afganas
que serían conocidos luego como "muyahidines" o
"talibanes", quienes serían estandartes de todo menos de la democracia
y la libertad en ese país.
Luego de ser recibidos por Ronald Reagan en la Casa Blanca,
estos grupos islamistas, que se veían representados en el cine peleando al lado
de Rambo, serían luego un objeto de preferencia de la industria cultural, luego
del 11 de septiembre de 2002. Pero pocos parecen notar aquella incongruencia
que no se ven reseñadas en las explosiones y heroísmo de factura enlatada
estadounidense.
"Estos caballeros son los equivalentes morales de los
Padres Fundadores de los Estados Unidos", dijo el entonces presidente
Ronald Reagan en su reunión con los talibanes.
Venezuela es cada vez más un factor de presencia en la TV y
el cine estadounidense, luego de que el país ya tuviera bastante presencia en
los noticieros, tal como lo ha sido en los últimos años.
La narrativa de una "dictadura tropical petrolera"
venezolana tiene también el componente de la fobia rusa y otros ingredientes
que vinculan a Venezuela con el "terrorismo islámico". Un entramado
hiperpropagandizado que empuja a la "opinión pública" estadounidense
e internacional a ver más cercana la "necesidad" de que Estados
Unidos actúe en Venezuela detonando una guerra en el continente americano.
Jack Ryan, emblema en el imaginario de la cultura estadounidense y su "responsabilidad de proteger" (R2P), viene ahora a lavarle la cara al poder norteamericano en la peor época de las relaciones estadounidenses con el mundo, y en un punto de agotamiento y amplio rechazo internacional al esquema bélico estadounidense que ha propagado el conflicto y caos perenne en diversas latitudes.
MISIÓN VERDAD