Justicia Popular arrincona a Trump por atropellos a afroestadounidenses y pueblos del mundo

Ante tanta maldad de las élites gobernantes estadounidenses, no cabe duda que les está llegando la hora de rendir cuentas ante los pueblos oprimidos por el capitalismo salvaje que han profesado
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Publicado: 08/06/2020 12:08 PM

Las protestas desatadas en los Estados Unidos de Norteamérica, forman parte de la justicia divina que debe darse a los afrodescendientes, que a su vez deben rendir las élites gobernantes ante tantos atropellos no solo a los negros que viven en su país sino a los pueblos del mundo sin importar el respecto del derecho de sus ciudadanos y menos del derecho ajeno consagrado en acuerdos y convenciones internacionales.

Para los venezolanos patriotas, es lógico que eso llegaría porque quien se mete con Venezuela se seca, como lo sentencio el máximo líder de la revolución bolivariana Hugo Chávez, en repudio a la violación del derecho a la paz de los venezolanos con sus pretensiones de invasión sobre el país bolivariano.

Para nadie es un secreto que históricamente los gobiernos estadounidenses han atacado a  sus nativos afrodescendientes, ellos nunca han tenido paz en el país que les impusieron, ese donde les destruyeron a sus familias y a quienes arrancaron de su tierra africana; de ser libres y dueños de la tierra que habitaban, pasaron a tener dueños y a no poseer nada, ni su familia les pertenecía, han sido tratados como una mercancía o herramienta para generar riqueza al capitalista depredador.

A pesar de que la Declaración de Independencia de los Estados Unidos de 1776, manifiesto "que los hombres son creados iguales", con derechos inalienables a "la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad", continúan siendo esclavos aunque esta haya sido abolida en 1863, y aun con una Proclamación de Emancipación firmada por el presidente Abraham Lincoln, siguen siendo segregados, marginados, discriminados por su raza, soportando el odio racial, considerados seres inferiores, y perseguidos, les incendian los hogares y los asesinan como lo hacía el ku klux klan, entidad donde anidaban organizaciones de extrema derecha y como lo hace hoy la policía.

Las elites violan sus propias leyes, irrespetan las internacionales como la Declaración Universal de los Derechos Humanos que aunque no es vinculante por ser simple Declaración, si lo es el Pacto de Derechos Civiles y Políticos que ellos fueron los proponentes y lo ratificaron plenamente al igual que el Pacto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales  firmados ambos en 1922 en el seno de la ONU.

Hoy la muerte de George Floyd es el combustible que encendió al país, es lo que activo el reaccionar por tantos atropellos, combustible que también ha encendido desde países de extrema derecha en Europa, Asia, África y en América Latina la furia contra los viles atropellos, cuya referencia de más connotada ocurre en Colombia, donde el pueblos oprimido han salido a protestar contra la complacencia y entreguismo del gobierno de Iván Duque, títere del imperialismo estadounidense, aupador junto al Grupo de Lima de crímenes de la índole del cometido contra Floyd.

Ahora todos los pueblos somos George Floyd, todos debemos luchar y denunciar los atropellos estadounidense en su expresión multiformes para con los pueblos del mundo, es la hora de la diplomacia de los pueblos llamados a presionar a los organismos internacionales que se pronuncien y actúen en contra de la violación de los Derechos Humanos y del Derecho Internacional Público cuyos gobiernos integrantes en la ONU, tienen no solo la autoridad sino las herramientas para hacer que el imperialismo estadounidense deje de agredir, masacrar e intervenir en asuntos que no son de su competencia.

Los afroamericanos, en EEUU, en Colombia, en Venezuela y en cualquier parte del mundo no pueden seguir siendo un sector social maltratado, no se justifica que más de seis millones de estadounidenses negros debieron huir de los estados del sur entre 1910 y 1970, para refugiarse en las ciudades del norte y del oeste de EEUU, donde además el 26,2% de los pobres en EEUU son afroamericanos, solo superados por los nativos americanos con 27,6%. 

En cuando a su trillada teoría de defensa de la democracia y de los derechos humanos, la misma se cae por sí sola, pues la policía estadounidense entre 2013 y 2019 asesinó 6,6 personas negras por millón de habitantes, 3,8 hispanos-latinos por millón y 2,5 blancos, en el 99% de los asesinatos no ha habido juicio contra los agentes policiales, considerando además que casi el 3% de la población masculina negra estadounidense está en prisión, en comparación con el 0,5% de los blancos.

También es una muestra de discriminación y falta de atención médica a los afro, el que las muertes provocada hasta hoy por la pandemia del coronavirus en Nueva York la mayoría son de afroamericanos con el 28% de los fallecidos por Covid-19; el Washington Post reportó que en lugares como Chicago y Louisiana, los afroamericanos representan el 70% de las muertes relacionadas con el coronavirus, aun cuando solo representan el 32% de la población.

Ante tanta maldad de las élites gobernantes estadounidense, no cabe duda que les está llegando la hora de rendir cuenta ante la vida, ante Dios y ante los familiares de sus residentes maltratados, así como ante el mundo y los pueblos oprimidos por el capitalismo salvaje que han profesado, pretendiendo aniquilarlos con su armamentismo y ataques multimodales para detener el florecimiento de un nuevo mundo multicéntrico y multiétnico que hoy cuenta con el protagonismo reluciente de la Diplomacia de los Pueblos en defensa de los principios reales de igualdad y libertad establecidos como condiciones inalienables en los derechos humanos universales.

RAFAEL SOSA VARGUILLA


@rafaeliginio

 

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