La diplomacia guerrerista estadounidense: Operaciones de falsa bandera (1)

La forma de justificar un conflicto para iniciar una guerra, invasión o exterminio y acaparar riquezas de forma indebida
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Publicado: 14/04/2023 06:00 PM

Un ataque de falsa bandera es una acción enemiga, encubierta, organizada por quienes quieren iniciar un conflicto sin asumir la responsabilidad del mismo, con el objetivo de iniciar una guerra o invasión a otro país.

El daño que los gobiernos de EEUU le han hecho al mundo y la humanidad son innumerables, en esta ocasión la investigación está referida al protagonismo que norteamérica ha tenido en la historia guerrerista del mundo y que ha contado con la colaboración permanente de sus medios de comunicación.

Al revisar la historia, se puede conocer que en 1898 para desatar una guerra contra España, la marina estadounidense hundió el buque USS Maine en el puerto de La HabanaCuba. En la oscuridad de la noche, los almacenes del acorazado norteamericano sufrió una explosión provocando la muerte de 266 de sus tripulantes. El gobierno de EEUU culpó a España y la prensa estadounidense desató la correspondiente campaña sensacionalista “exigiendo” al gobierno la entrada en la guerra.

A pesar de que no existía ninguna evidencia de que el explosivo hubiera sido colocado o lanzado contra el Maine por fuerzas españolas, la prensa estadounidense con los editores Hearst que manejaba en la época 28 diarios y Pulitzer lanzaron una campaña culpando a la nación europea.

Tanto Hearst como Pulitzer utilizaron sus medios de comunicación para instar al presidente norteamericano, William McKinley a iniciar una guerra: “!Recordad el US Maine y al infierno con España!”, el 25 de abril de 1898 EEUU declaró la guerra.

Según la versión de la prensa, unos supuestos expertos que la Marina estadounidense había enviado a La Habana, aseguraron que los españoles habrían lanzado o colocado una mina debajo del casco del US Maine y cuya explosión había destruido el acorazado.

A principios de 1911 el gobierno cubano pidió a los EEUU que retirara los restos del US Maine del puerto de La Habana, pues provocaba un gran riesgo para la navegación. Los restos del navío quedaron al descubierto en diciembre de ese mismo año.

Otro episodio creado para justificar el desencadenamiento de la Segunda Guerra Mundial, fue en 1939, cuando un grupo de soldados hitlerianos vestidos con uniforme polaco asaltaron una estación de radio desde la que emitieron un mensaje anti alemán en polaco para justificar así la posterior invasión.

Luego, como una forma de tener entrada en la Segunda Guerra Mundial, en 1941 EEUU permitió que Japón atacara la base naval de Pearl Harbor y matara a 2 mil 300 soldados de sus propias tropas. Previamente habían sacado del puerto a los portaaviones para que no sufrieran daños.

Para justificar una arremetida contra Cuba, en 1962 el Pentágono intentó la aprobación de la Operación Northwoods para desencadenar actos de terrorismo en suelo estadounidense capaces de conmover a la opinión pública para que diera su apoyo a la agresión. El plan incluía población civil estadounidense acribillada a tiros en las calles, navíos con refugiados de Cuba hundidos en alta mar, personas acusadas de atentados que no cometieron y el secuestro de aviones comerciales. Uno de los planes específicos era un accidente en el que un avión cubano atacaba y derribaba a otro lleno de estudiantes universitarios norteamericanos; Kennedy rechazó esta acción; por lo que sumó puntos para ser asesinado.

Con el fin de no ser juzgados por la agresión contra Vietnam, en 1964 EEUU simuló un ataque contra el barco USS Maddox en el Golfo de Tonkín, divulgado por la prensa de todo el mundo. Medio siglo después se desclasificaron los documentos en los que se detallaban la preparación del simulacro.

Más adelante, para perpetrar el golpe de Estado en Indonesia, en 1965 la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y el ejército local idearon otro golpe de Estado previo dirigido por el Partido Comunista. Esta vez un millón de sus miembros fueron asesinados.

En 1979 para promover el rearme de los talibanes en Afganistán y Pakistán, la CIA esparció a través de los medios una supuesta invasión de Afganistán por parte del ejército soviético. La URSS fue el primer país del mundo en firmar en 1923 un tratado por el que se reconocía a Afganistán en un plano de igualdad y su ejército siempre estuvo presente allá a petición del propio gobierno, porque no recibía ayuda militar de EEUU.

Años más tarde, con la intención de invadir a Irak, en 1990 una enfermera de Kuwait denunció ante el Congreso y la prensa estadounidense, que el ejército iraquí había sacado del hospital a los niños de las incubadoras para arrojarlos al suelo y dejarlos morir allí. En todo el mundo se desató una ola de indignación. Sin embargo, la enfermera no vivía en Kuwait en el momento de los hechos, era hija del embajador kuwaití en Washington y pertenecía a la familia poderosa de ese país.

Para justificar los bombardeos estadounidenses sobre Yugoslavia y la guerra de Kosovo, en 1999 la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) inventó la masacre de Raçak en la cual la policía había asesinado a 46 civiles; era mentira.

En 2001 para poder invadir AfganistánEEUU simuló un ataque de aviones comerciales dirigidos por fundamentalistas árabes contra tres edificios en Nueva York (World Trade Center) y contra el Pentágono, en los que miles de sus propios ciudadanos fueron asesinados.

Luego en 2003 el general estadounidense Colin Powell presentó en la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) las “pruebas” del programa de armas de destrucción masiva de Irak, para justificar la invasión, acusando a Sadam Hussein de comprar uranio en Níger y albergar a terroristas de Al Qaeda.

En 2018, para preparar una agresión contra Siria, los imperialistas atacaron la ciudad siria Ghuta con armas químicas, asesinando a 1 mil 300 personas. La ONU calificó los hechos como un crimen de guerra, a lo que se sumó la prensa mundial, para desencadenar la correspondiente campaña de intoxicación responsabilizando al gobierno de Siria.

Si miramos a Latinoamérica, el escenario de intervenciones se repite con varios episodios que protagoniza la CIA, así vimos como en Guatemala lanzó un operativo llamado PB Succes, en 1954 la capital de ese país fue bombardeada por aviones estadounidenses y cientos de campesinos e indígenas fueron ejecutados por militares enviados por Washington.

En Haití, luego de un levantamiento popular contra el dictador Francois Duvalier en 1959, la CIA creó un ejército y fue ordenada una masacre en la que asesinaron a más de 1 mil personas.

Para el año de 1964, la CIA derroca el gobierno del presidente Joao Goulart en Brasil e instala una dictadura que duró más de 19 años, durante ese período murieron miles de ciudadanos producto de torturas y ejecuciones.

En Uruguay, en el año 1969 surgió uno de los enemigos más grandes para EEUU, los tupamaros, que abogaban por la soberanía e independencia uruguaya. Amte esto la administración norteamericana envió fuerzas policiales para realizar actividades de tortura y ejecuciones durante la instalación de la dictadura militar.

Luego en Bolivia en 1971 inició una violenta dictadura en la que asesinaron cientos de líderes políticos y campesinos. Además, encarcelaron y torturaron a más de 8 mil personas bajo las instrucciones de EEUU.

En Chile, para justificar el golpe de Estado de Pinochet en contra del gobierno democrático de Allende en 1973 la CIA y los fascistas chilenos inventaron el Plan Zeta por el que el gobierno chileno se disponía a dar un autogolpe. En 1999 los archivos desclasificados de la CIA demostraron que tal plan jamás existió y que su divulgación a los medios fue una operación de guerra psicológica.

En 1980 la CIA financió de manera encubierta la contrarrevolución en Nicaragua y otros países de la región con la venta masiva de drogas en Los Ángeles y otras ciudades de EEUU, para lo cual apoyó a los cárteles colombianos de la cocaína y sembró Afganistán de opio.

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