Publicado: 29/11/2023 09:00 PM

El 27 noviembre de 1992 fueron asesinados más de 200 reclusos en una estampida provocada para que huyeran de ese recinto carcelario.

El director del penal y sus  carceleros anunciaron a la población carcelaria “el gobierno ha caído” y abrieron las puertas del retén para inducir una fuga de presos. Ahí comenzó la matanza. 

Dado el hacinamiento, los ahí recluidos no dudaron en salir a la calle. El retén, edificado durante la presidente de Raúl Leoni, fue diseñado para albergar 650 privados de libertad. A la fecha de la cruenta masacre albergaba 3.618, cinco veces más que su capacidad instalada.

En pocas horas la morgue de Bello Monte quedó abarrotada con 115 víctimas del supuesto “motín carcelario”. Las furgonetas tuvieron que trasladar otro monto igual a las morgues de La Guaira, Los Teques y Guarenas. 

Según consta en el expediente por crímenes de lesa humanidad sustanciado ante la CIDH, era gobernador del Distrito Federal, Antonio Ledezma. Los testigos afirman que  las puertas de la cárcel fueron abiertas para  estimular una fuga colectiva, y luego mandar a las fuerzas del orden a abrir fuego (Comisión Interamericana de Derechos Humanos Caso 11.699)

Los sobrevivientes y familiares de las víctimas denunciaron que en medio de la tensión existente en la ciudad, el Director del Retén Judicial de Catia, Eloy Mora, siguiendo instrucciones del Gobernador de Caracas,  ordenó a los custodios abrir las celdas del penal para que salieran los reclusos pacíficamente. Por lo tanto  no hubo intento de escape.

En ese instante, según denunciaron los  testigos, el mismo director del penal, en  compañía de efectivos de la Policía Metropolitana y la GN, abrieron fuego cegando la vida a más de 200 privados de libertad.

El Ministerio de Justicia admitió la muerte de 63 internos, mientras que el gobernador Ledezma señalaba más de 100 y el periódico El Nacional ubicada la cifra de víctimas fatales en alrededor de 200.

Las declaraciones sobre esa espantosa  matanza, dadas por su autor intelectual  son propias de un mitómano consuetudinario criminal y comunicacional. Antonio Ledezma justificó así los hechos: “…no hay duda de lo que se pretendía era crear un caos en Caracas y que salieran a la calle más de 3 mil reclusos y eso tuvo que controlarse a costa de muchas vidas”. (Diario El País- 01 Diciembre de 1992). A confesión de parte…

REDACCIÓN MAZO