La política económica de la derecha: Regalar el petróleo para tener el poder (2)
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Publicado: 05/07/2024 06:00 PM
Tal como se mostró en el
artículo anterior, respecto a la práctica recurrente de la oligarquía
venezolana de negociar el petróleo para satisfacer sus intereses, en esta
oportunidad detallaremos los hechos ocurridos durante la década de los 90, en
la que los países petroleros giraban alrededor de un proceso de globalización;
por lo que estaban perdiendo su soberanía para poder lograr una auténtica
planificación, desarrollo e instrumentación de una estrategia propia,
debilitando así la capacidad de impulsar políticas nacionales de desarrollo que realmente los beneficiaran.
De acuerdo a esto, se
acrecentó la dependencia y el grado de vulnerabilidad de nuestro país respecto a los
ingresos petroleros. El proceso de globalización conllevó a que los países
exportadores de este recurso se transformaran en simples tiendas sucursales de
las transnacionales.
Para insertar a Venezuela dentro de este proceso de
globalización, se creó el proyecto Cristóbal
Colón, que se insertó en el contexto de las llamadas Asociaciones Estratégicas; lo que significó poner en práctica una
mayor apertura económica indiscriminada hacia el exterior. Por lo tanto, era necesario tener claro cuáles eran
los objetivos de ese proceso y quienes en realidad planificaban, desarrollaban
y aplicaban las estrategias a escala mundial y por supuesto, nacional.
Lo
que no cuenta la derecha
Es importante tener en
cuenta cuando comenzó a gestarse este escenario, así vemos como el 23 de
diciembre de 1974, la Comisión
Presidencial de la Reversión Petrolera presentó al entonces Presidente de
la República Carlos Andrés Pérez, (CAP) el
Proyecto de Ley que Reserva al Estado,
la Industria y el Comercio de los Hidrocarburos.
El 29 de agosto de 1975, el
Presidente de la República le puso el ejecútese a la Ley que Reserva al Estado
la Industria y el Comercio de los Hidrocarburos, conocida como Ley de Nacionalización Petrolera, con
las modificaciones de fondo realizadas por el Ejecutivo, que dejó abierta la
puerta a negociaciones con entes privados y convenios transnacionales.
El experto petrolero y profesor
Alí Rodríguez Araque en su libro llamado “El proceso de privatización
petrolera en Venezuela”, en su
edición actualizada para el año 2012, explicó que unos años más tarde, “el presidente
de Petróleos de Venezuela (PDVSA), Arturo Sosa Pietri, en 1989 presentó
un informe en donde se señalaba que era necesaria la apertura al capital
privado nacional y extranjero, resaltando que la estrategia para los próximos
años se centraba en el aumento del potencial de producción, la industrialización
de los hidrocarburos, sobre todo en las áreas de petroquímica y gas, mediante
la formación de empresas mixtas con participación mayoritaria de capitales privados
nacionales y extranjeros".
Más adelante detalló el profesor
Rodríguez Araque que el nuevo presidente de PDVSA, Gustavo Roosen, precisó que "se hace
necesario acelerar la apertura de las asociaciones con capital extranjero, ya
que los recursos de las petroleras multinacionales son escasos y están siendo
atraídos hacia otras regiones. Las soluciones de los años '70 y 80' ya no son
válidas”.
Ya a principios de la
década de los 90, estaba todo orquestado para convencernos de que privatizar la
industria era la solución idónea para la cura de todos los males del país; casualmente las opiniones comenzaron a surgir al mismo tiempo y aquí traemos algunos
ejemplos:
Roosen
justificaba la privatización exponiendo que había que ofrecer a terceros la
oportunidad de participar en una actividad petrolera desde la fase de la
explotación y señalaba que para desarrollar su potencial petrolero, el país
necesita ahora de la participación extranjera.
Desde PDVSA se publicaban estudios geológicos en los que aseguraban la
existencia de acumulaciones de crudos livianos y medianos que podrían sumar 18
mil millones de barriles adicionales, otro Lago de Maracaibo para ofrecer al
capital extranjero.
También, informes de
organismos financieros internacionales como los del Banco Morgan's, señalaban
que "Venezuela volverá a ser un área abierta para negocios
petroleros".
A esto se sumaron las
declaraciones del expresidente CAP, en
relación a que "sólo la asociación garantiza nuestro desarrollo petrolero
por lo que hay que modificar el artículo quinto para asociarse con
transnacionales" esto lo declaró durante la clausura de una reunión de Fedecámaras, el 19 de julio de 1992. En
esa oportunidad, CAP remató diciendo que "PDVSA debe asociarse al capital
privado nacional y extranjero".
Añadió el profesor Rodríguez Araque que además, “Hernán
Anzola, Ministro de Cordiplan durante el gobierno de Ramón J. Velásquez, propuso vender
acciones a petroleras internacionales, es decir, no hay dudas de ninguna
naturaleza, apoyándonos en la prensa diaria, en los informes emanados del Ministerio
de Energía y Minas y de PDVSA, y que estas opiniones coinciden plenamente con
lo que expuesto en el Club Nacional de Prensa en Washington en 1972 por el
señor Nelson Rockefeller: "Pienso que la inversión del capital
norteamericano en Venezuela mediante el sistema de libre empresa es mucho mejor y más
efectivo para cualquier país, especialmente, si se asocia con el capital
local". Esto para cualquier venezolano promedio era un signo de vergüenza,
declaró el profesor Rodríguez Araque.
Como podemos deducir, las
asociaciones estratégicas en los años 90, eran una política de privatización
maquillada dirigida a crear una imagen de debilidad de nuestra empresa nacional
con la intención de crear las condiciones necesarias para dar apertura plena al
capital extranjero sin importar las consecuencias a largo plazo que traería a
nuestra soberanía económica. Cabe preguntarse entonces: ¿Quién se beneficiaba?
AMELYREN BASABE/ REDACCIÓN MAZO