Las ONG y su uso para la injerencia y el terrorismo
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Publicado: 05/04/2024 06:10 PM
Tal parece que las
Organizaciones No Gubernamentales (ONG) no son tan dignas como se muestran. En
una consulta, realizada a través de la herramienta de Inteligencia Artificial, ChatGPT, para conocer a las
instituciones que financian a la oposición venezolana, con el fin de realizar
actividades en contra de la estabilidad del Gobierno venezolano, se encontraron
las siguientes: Fundación Progresa, Fundación Internacional para la Democracia
(FID), Open Society Foundation, Fundación Konrad Adenauer, Fundación para el Desarrollo de la Democracia (FUDEM), además de Oxfam, Médicos Sin Fronteras, la Agencia
de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y Save the Children; dichas
organizaciones tienen una función distinta de lo que presentan en sus sitios
web, ya que existen denuncias de sus acciones irregulares en países no aliados
a EEUU.
El periodista y escritor
colombiano, Hernando Calvo Ospina,
en julio de 2007, escribió un artículo en el que explica que “en países como
Irán, Chile, Nicaragua… desde los años cincuenta, las guerras llevadas a cabo
por la Agencia Central de Inteligencia
(CIA) desató un escándalo en EEUU
cuando el expresidente Ronald Reagan,
al crear la Fundación Nacional para la
Democracia (NED), dotó a Washington
de una herramienta menos visible y sobre todo menos controvertida que la CIA,
pero con el mismo objetivo: desestabilizar financiando a sus opositores”.
Existe una red bien
estructurada entre las ONG y el
imperio norteamericano; así se muestra al revisar con detalle los hilos y
conexiones de esas organizaciones y los gobiernos externos, además de lo que explica
el Manual de Financiamiento de la
Actividad Política de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional
(USAID), en el que encontramos que éstas operan desde un lugar donde hacen
trabajos de ayuda y colaboración comunitaria vinculados con partidos políticos
de derecha, amparados en la supuesta solidaridad y la buena voluntad.
Documentos desclasificados
del Departamento de Estado muestran
que América Latina es imprescindible
para que EEUU se mantenga como
potencia, por cuestiones geopolíticas de acceso a los recursos. Necesitan, entonces, ser garantes de la seguridad y su acceso a materias primas y recursos
naturales, en virtud de lo que ellos mismos llaman “la guerra contra el
comunismo”.
De esta manera, el país
norteamericano encontró en estas organizaciones un método de invasión menos
violenta que el Plan Cóndor. La
narrativa del Departamento de Estado se mantiene como de "defensa,
desarrollo y diplomacia", una estrategia armada para operar con el poder
blando, de manera que no necesita intervenir militarmente, sino lograr que los
países se conviertan en sus aliados.
Explica, en esos
documentos, que la idea no es enfrentarse a América Latina, sino que la región se apegue al modelo
estadounidense, al uso de sus recursos y riquezas para el desarrollo imperial,
que además incluye entrenar sus fuerzas militares y de orden público.
De acuerdo a esto, todos
los países que obstaculicen el acceso a esos recursos serían atacados,
independientemente de su ideología, debido a que la prioridad de EEUU es el acceso al petróleo y a los
mercados, impulsado, en parte, por la penetración de transnacionales en la
región.
Además, la organización Wikileaks
reveló unos documentos que detallan que la USAID
entregó entre 2004 y 2006, al menos, 15 millones de dólares a 300 organizaciones
civiles en Venezuela, en el marco de
los "derechos humanos y la educación". Dicha información fue emitida
por el consejero político de la embajada norteamericana en Caracas, Robert Downes y
en el describe los puntos estratégicos delimitados en ese período en contra del
gobierno.
Los puntos estratégicos a
los que se refiere Downes, fueron:
fortalecer las instituciones democráticas, penetrar la base política del
presidente Hugo Chávez, dividir al
chavismo, proteger los negocios vitales para EEUU y aislar internacionalmente al mandatario venezolano.
Utilizar las figuras de las
ONG para financiar grupos
extremistas que se encargan de realizar actividades para desestabilizar una
gestión de gobierno, entra en la tipificación de financiamiento al terrorismo y
claros ejemplos de este tipo de actividades son las realizadas por la USAID.
También, telegramas
transmitidos por el exembajador de EEUU
en Venezuela, William Brownfield,
filtrados por el portal Wikileaks en 2013, muestran el
respaldo a grupos de oposición en el país y el financiamiento que reciben las ONG que hacen vida en aquí por parte
del gobierno norteamericano. Dichos telegramas también revelaron que la Oficina de Iniciativas de Transición (OTI)
de la USAID, impulsó 34 nuevas ONG y creó programas para generar
descontento en cuanto a la gestión gubernamental, como saboteo a servicios
básicos, escasez y acaparamiento de productos de primera necesidad, entre
otros.
Entre las acciones de estas ONG se encuentra el uso de jóvenes para
intentar debilitar el ánimo de las fuerzas de seguridad y lograr la sumisión de
las naciones ante el imperialismo, apoyo a partidos políticos de la oposición
venezolana, tales como Primero Justicia,
Acción Democrática, COPEI, Movimiento al Socialismo, Proyecto Venezuela y Voluntad
Popular. El plan de financiamiento otorgado a estos grupos en 2002 superó
los 2 millones de dólares para expandir y fortalecer sus programas y proyectos
en nuestro país.
La
Cruz Roja
El negocio de la guerra no
sólo se refiere a la compra y venta de armamento, en ello participan una
gran cantidad de ONG que reciben
millones de dólares para la atención de las víctimas que generan, lo cual se
convierte en una estrategia atractiva para intervenir en los países. La Cruz Roja es una de ellas.
Los que financian las
guerras hacen lo mismo con las ayudas y en los países latinoamericanos existe
una relación directa entre las actividades realizadas por la CIA, la USAID y las operaciones humanitarias lideradas por la Cruz Roja. Hemos visto su presencia en
conflictos armados internos en naciones como Guatemala,
Honduras, México y El Salvador,
financiados por la USAID y a su vez,
atendidos por la Cruz Roja.
Esta organización ha sido
de mucha utilidad para la USAID en
las actividades injerencistas en nuestro país. En un informe anual, llamado “Crisis Regional por la situación de
Venezuela, Emergencia Compleja”, la Cruz
Roja informó que en el año 2020 existían 7,5 millones de personas
necesitadas en Latinoamérica y de esa cantidad, 5,6 millones eran refugiados
venezolanos, que además, para atender a esa población en riesgo, dispusieron
762,5 millones dólares y proyectaron 1400 millones para el 2021. De acuerdo a
sus estimaciones, esta agencia solicitó para el 2022, 795 millones dólares y
proyectó 1700 millones de dólares para el 2023.
Además trabaja en conjunto
con actores interesados en derrocar el Gobierno del presidente Nicolás Maduro, utiliza como
plataformas las sedes de la Cruz Roja
de los países de la región para su intervención y promover la desestabilización en Venezuela.
En 2019, durante la Batalla de los Puentes en la frontera
entre Colombia y Venezuela, la Cruz Roja utilizó sus
sedes regionales para apoyar la entrada de material bélico, disfrazado de ayuda
humanitaria, dirigida por el diputado autoproclamado Juan Guaidó. El portal alemán DW detalló para la fecha, en sus
noticias, que supuestamente “el Gobierno de Maduro mantiene bloqueado el puente por el que
ingresaría la ayuda, la Cruz Roja de Chile lanzó este jueves 07 de febrero una
campaña de recolección de medicamentos para la población venezolana e instó al
presidente constitucional a permitir la llegada de ayuda humanitaria”.
Más adelante, el 28 de
octubre del 2019 el portal Diálogo Américas publicó que Mark Green, administrador de la USAID, anunció que el 24 de septiembre
junto a legisladores venezolanos, activistas de derechos humanos y Carlos Vecchio, representante de Juan Guaidó en los EEUU, se haría una “donación de 52 millones de dólares para ayudar al
presidente interino, a su Gobierno y al Pueblo venezolano para restablecer una
gobernabilidad democrática que brinde respuestas a los habitantes del país”.
Añadió que “este dinero irá a programas que apoyen a la Asamblea Nacional de
Venezuela de 2015, a los medios de comunicación independientes, a la sociedad
civil y a la restauración del sector salud a través de la Cruz Roja y otras
ONG”.
Green
afirmó, además, en esa oportunidad que “estos nuevos fondos destinados a
programas dentro de Venezuela se
suman a los 376 millones de dólares en asistencia humanitaria que ya brindó el
gobierno de EEUU, en respuesta a la
crisis regional venezolana, que incluye apoyo esencial gestionado por la Cruz Roja Internacional para los venezolanos en situación de vulnerabilidad y
para las comunidades que los acogen en Brasil,
Colombia, Ecuador, Perú y otros
lugares de la región”.
Es gracias a estas acciones que toma
relevancia la necesidad de aprobar y aplicar leyes que regulen las acciones de
las ONG en Venezuela, con el fin de hacerle seguimiento a estas organizaciones
que reciben financiamiento extranjero ilícito y son utilizadas para
desestabilizar el país.
AMELYREN BASABE / REDACCIÓN MAZO