Malaverismo: De cómo la oposición sancionó a Claudio Fermín y a Ochoa Antich
Publicado: 19/04/2020 06:00 AM
Ante el apoyo que Claudio Fermín y Enrique Ochoa Antich le han venido dando a la lucha que tiene el gobierno contra el Covid-19, los miembros caídos de la oposición radical y la cómplice, decidieron reunirse para sancionarlos.
La invitación llegó por twitter, wasap y correo electrónico: Reunión. Viernes 17 de abril. 6. Pm. Por zoom. Tema: Sanciones a Claudio Fermín y a Enrique Ochoa Antich. Así decía, tipo telegrama, porque la escribió Ramos Allup y él todavía no se adapta bien a este lenguaje digital.
Y eran las seis de la tarde y Ramos Allup estaba sentado en su escritorio con su computadora al frente. Ahí empezaron a entrar todos. El primero en entrar fue Ismael García. Ramos Allup lo vio y pensó: “Dios mío, este hombre aparece por todas partes". Después entraron Antonio Ledezma. Julio Borges. Carlos Vecchio. Omar Barbosa. Edgard Zambrano. Stalin González. Y Ramos Allup pensó: "Si sigue entrando más gente no van a caber en la pantalla de la computadora".
Y Ramos Allup tomó la palabra y dijo:
- Buenas tardes, compañeros, adecos y no adecos. El motivo de este encuentro es para ver cómo sancionamos a Claudio Fermín y a Enrique Ochoa Antich, que le están dando oxígeno al régimen. Se la pasan apoyándolo en esta lucha contra el coronavirus y el Covid-19 también...
- Es lo mismo, mi motorcito – le dijo su esposa desde la cocina.
- Perdón.- Siguió diciendo- En la lucha contra el virus este que parece chavista, porque nos está azotando.
Julio Borges levantó la mano pidiendo la palabra y Ramos Allup se la dio. Y dijo Borges.
- Primero tenemos que celebrar que logramos quitarle a la dictadura más de 340 millones de dólares que tenía depositado en el City Bank, y ahora está en la Reserva Federal de nuestros Estados Unidos. Eso tenemos que celebrarlo.
- Y ¿quién se va quedar con esos reales?- Preguntó Ismael García.
- Ese tema no lo vamos a tocar hoy, Ismael –dijo Ramos Allup- el tema es las sanciones a Claudio Fermín y Ochoa Antich. Porque ustedes saben que nosotros somos buenos pidiendo y apoyando sanciones y bloqueos, y ustedes los radicales, que apoyan invasiones, pero esa es otra discusión.
- Y ¿cuál sería la sanción?- preguntó Antonio Ledezma.
- Para eso es la reunión. – Siguió hablando Ramos Allup- Para ver qué sanciones le aplicamos a esos caballeros. Porque sí fueran adecos yo ya los habría expulsado del partido, pero esa gente creó sus propios partidos.
- Hay que recordar también que Trump le quitó el financiamiento a la Organización Mundial de la Salud, y amenaza con saltarse al Senado para hacer sus nombramientos. Eso tenemos que verlo.- Dijo Carlos Vecchio.
- Yo creo que los únicos que estamos apoyando a ese loco somos nosotros –dijo Ramos Allup-. No se lo vayas a decir a Trump, por favor, Carlos Vecchio, que yo no quiero que me quiten la visa ni me bloqueen mi cuenta en dólares en Estados Unidos, pero es verdad. Ese Trump tiene unos arranques que no hay motor que lo pare.
-Volvamos a las sanciones para estos compañeros que están apoyando al régimen –dijo Omar Barbosa- y perdonen, no sé si me escuchan, porque yo no manejo bien este aparato.
- Si te escuchamos bien, Omar. Echa para afuera tu propuesta. –dijo Ismael García. Y en ese momento la pantalla de la computadora de Ramos Allup se quedó en blanco. Y al rato volvieron otra vez los que estaban allí.
- Ismael, trata de no hablar mucho, porque cada vez que hablas se va la imagen- dijo Ramos Allup.
Otra vez Julio Borges, viendo para todos lados, como si lo estuviera persiguiendo la familia del niño que arrolló con su vehículo, comenzó a pedir la palabra. Y Ramos Allup se la dio.
-La mejor sanción que le podemos aplicar es quitarle la palabra. Que nadie de nosotros los salude. Que no los nombremos. Hagamos como que esos dos señores para nosotros no existen hasta tanto no se retracten de esas opiniones a favor de la dictadura.
En la pantalla Ramos Allup vio que todos los opositores, tanto radicales como cómplices, movían la cabeza aceptando la propuesta. Y entonces dijo:
-Aprobado por mayoría. Y al primero que descubramos que saluda o habla con esos dos señores, será expuesto al escarnio público.
Y todos estuvieron de acuerdo. Y Ramos Allup le pasó un trapito a la armadura falsa que compró en Toledo, España, y viendo el retrato de Rómulo Betancourt, sonrió y dijo:
-¿Cómo te parece la cosa, Romulón?
ROBERTO MALAVER