Malaverismos: Aterrizaje forzoso
Publicado: 16/02/2020 06:00 AM
Reunidos en la Sala Rómulo Betancourt, de la quinta La Pipa de Guatire, de Ramos Allup, el grupo de miembros caídos de la oposición discute en torno a la llegada del presidente autoproclamado al país.
El salón Rómulo Betancourt estaba full. Los miembros caídos de la oposición venezolana habían asistido invitados por Ramos Allup, -quien no pudo ir a Maiquetía a recibir al presidente interino-, para discutir la política a seguir una vez visto por televisión y por otros medios, el fracaso estrepitoso de la llegada de este hombre.
Mientras esperaban la llegada de Ramos Allup, quien pidió permiso para pulir la armadura falsa que compró en Toledo, España, y que siempre lo acompaña en su oficina oval, los miembros caídos discutían.
- Lo mejor de la llegada del presidente Guaidó fue la corrida del compañero William Dávila- decía Stalin González.
- También eso de dejar sola a la primera dama del presidente interino es de muy mala conducta.- dijo Andrés Velázquez.
- Eso de decir que los trabajadores de Conviasa estaban disfrazados, es una vaina que no tiene nombre, nunca nos vamos a enseriar. Eran trabajadores de Conviasa que estaban arrechos con nosotros, eso hay que decirlo.- Dijo Omar Barbosa.
- La vaina fue un fracaso total. Y menos mal que nuestros periodistas nos quisieron ayudar, diciendo que habían apaleado, apaleado, esos carajos sí tienen vainas, los únicos palos que estaban allí fueron los que se había tomado Guanipa mientras esperaba la llegada del interino .- dijo un miembro caído que no se quiso identificar.
Y en eso llegó Ramos Allup. Los miembros caídos se pusieron de pie, y Ramos Allup les hizo una seña para que se sentaran y todos volvieron a su sitio. Y el hombre habló:
-Bunas tardes, compañeros. En verdad que nunca un triunfo se había visto tan lleno de fracaso como esto que nos acaba de pasar. Después de reunirse con Trump, este hombre tuvo que mostrar su cédula a un funcionario y esperar que verificaran que era él, para dejarlo entrar, y parece que ya él mismo se entregó una nueva cédula, y ahora anda orgulloso porque le quedó igualita a la que tenía hace quince años. Esas son las vainas que tenemos que calarnos nosotros por culpa de Trump, un presidente interino así de mediocre, y me perdonan.
-Será un mediocre, pero es nuestro mediocre –dijo William Dávila.
Y cuando Ramos Allup lo vio, comenzó a reírse.
- Qué bueno que te veo William, parece que paraste la carrera aquí en mi casa, porque cuando entró el tipo de Conviasa dijiste, es mejor que digan que aquí corrió uno a que aquí quedo uno.
- ¿Y tú por que no fuiste?- preguntó Dávila.
- Porque tengo los motores enchumbaos. Tú sabes que no estoy pistoneando bien últimamente.
Los miembros caídos sonrieron y Ramos Allup volvió a tomar la palabra.
-Bueno compañeros, el objetivo de esta reunión era precisamente ver qué pasó en la llegada de nuestro presidente. No hubo ninguna movilización. La gente de La Guaira no fue, nuestra gente no salió a esperarlo. En Chacao daba tanta pena, que yo tuve que vestirme sin bañarme, porque ustedes saben que me cayó un sabañón del carajo, y además, tampoco había gente en esa vaina. Ya sabemos que electoralmente no vamos para ninguna parte. Los chavistas nos quitaron la Asamblea con nuestra misma gente, allí están Parra y Brito alzadísimos, y tenemos que hacer las sesiones de la Asamblea en Chacao, Cumbres de Curumo, El Hatillo, Macho Muerto, y ya la gente sabe que eso da una pena del carajo.
Y mientras Ramos Allup hablaba, como siempre, Andrés Velázquez estaba pendiente de la puerta de la cocina.
- Debo decir –dijo Ramos Allup- que tuvimos un aterrizaje forzoso. Un nuevo fracaso. Ahora no sabemos qué vamos a hacer. Además, como siempre, los que se están beneficiando son los que están en el exterior. Allí está Julio Borges, gordo como un puerco, y Carlos Vecchio, ni se diga.
- ¿Y qué vamos a hacer?- preguntó William Dávila.
- Todo, menos salir corriendo como saliste tú en Maiquetía, William.
Y fue entonces cuando Andrés Velásquez se puso de pie y dijo:
-Llegó lo mejor de la reunión.
Era la señroa Críspula Salazar que venía con la bandeja repleta de tequeños. Los miembros caídos se pusieron de pie y le cayeron encima a la bandeja, y Ramos Allup dijo:
-Hay hambre en este país, sobre todo en nosotros, los opositores.
Roberto
Malaver