Malaverismos: Fraude virginal
Publicado: 23/12/2018 06:00 AM
Ahora que Julio Borges cambió la orden de enamorar
chavistas por pedir sanciones siempre, Augusto Solís, militante de Primero
Justicia, siguiendo la línea de enamorar chavistas, logró conseguir cupo en el
corazón de la chavista Ceferina Salazar, un 24 de diciembre.
Era cierto: el sol estaba cayendo como un candidato de oposición. Y fue ese momento el que aprovechó Augusto para decir, una vez que vio que el sol ya había desaparecido:
- Y mi vida contigo, también cambió para siempre.-
dijo él.
Así empezó todo. Él la invitó a caminar hasta el
Fuerte de la Galera, y mientras le contaba la historia de Francisco Adrián, el
hombre que, herido, cruzó a nado la bahía cuando españoles y margariteños se
mataban, le tomó la mano derecha y se la
apretó dulcemente.
Después se confesaron amor mutuamente. Él intentó ir
más allá, pero ella le propuso matrimonio primero. Y él dijo que lo pensaría.
Él le dijo que era de Primero Justicia, y ella le dijo que lo supo desde el primer momento en que lo escuchó hablar. “Y yo soy chavista”. Él tuvo que notificar al partido que lamentablemente no había logrado conseguir un voto más para el partido, pero “había conseguido un corazón para mí”.
Se conocían la Isla de Margarita de memoria. Caminaban todas las tardes desde Pampatar hasta Manzanillo, por la orilla de la playa, viendo el sol que parecía un “aripo ardiendo en el cielo de Juangriego”. Así le hablaba él. En ese momento ella lo abrazaba y él quería ir más allá, pero Ceferina insistía con el matrimonio primero. No quería entregar más nada si antes no se casaba.