Malaverismos: Olimpiadas de la oposición
Publicado: 01/08/2021 11:38 AM
Molestísimos por las dos medallas de plata que han ganado
Julio Mayora y Keydomar Vallenilla, los miembros caídos de la oposición no
saben qué decir ante esta nueva derrota olímpica.
En la sala Rómulo Betancourt de la quinta La pipa de
Guatire, Ramos Allup meditaba mientras veía las celebraciones que todo el país
estaba haciendo por las medallas de plata que habían ganado en los juegos
olímpicos de Japón, los venezolanos Julio Mayora y Keydomar Vallenilla.
Caminaba y movía la cabeza. Movía los brazos y veía la foto tamaño natural de
Rómulo Betancourt. Veía hacia la televisión de 52 pulgadas que su cuñado le
trajo de Miami, y volvía a mover la cabeza en sentido negativo. Y se dijo en
voz alta, como hablando con Rómulo.
-Estamos derrotados. En algo tenemos que ganar.
Volvió a su asiento en su escritorio y encendió la
computadora, que también le trajo su cuñado de Miami. Acarició la armadura
falsa que le vendieron en Toledo, España, y una vez que la pantalla estaba
lista, envió varios mensajes a los miembros caídos de la oposición para
encontrarlos por zoom.
Mientras esperaba que se fueran incorporando a la pantalla
los miembros caídos, pensaba en el mensaje que les iba a dar. En eso sintió que
estaba entrando Manuel Rosales, porque se escuchó una voz que decía: “Aprobando.
Aprobando”. Y empezaron a entrar los otros: Edgard Zambrano, Julio Borges,
Carlos Vecchio, el poeta López, Diego Arria. Ismael García, William Dávila y
Andrés Velásquez.
- Con gente como esta no se va a ninguna parte –pensó Ramos
Allup mientras los veía en la pantalla de su computadora.
- Buenas tardes, compañeros –les dijo
- Buenas tardes -.contestaron todos.
- Los invité para decirles que también estamos perdiendo en
Japón en estos juegos olímpicos.
- Eso es verdad –dijo
Ismael García.
- Deberíamos crear nuestras propias olimpiadas y nuestros
medios de comunicación que nos den toda la publicidad necesaria para que vean
cómo las ganamos todas. -.dijo el poeta López.
- ¿Y en qué participaríamos?- preguntó Manuel Rosales.
Hubo un momento de silencio. Parecía que el poeta López
estaba pensando, y eso, para todos ellos, era una verdadera sorpresa. Y al rato
el hombre dijo:
- No sé, no se me ocurre nada.
- Eso lo sabíamos, poeta –le dijo Ramos Allup.
Ramos Allup sacó un papelito y tomó la palabra.
- Yo tengo por aquí algunos deportes
donde podemos ganar de calle en nuestras olimpiadas. Lanzamiento de Puputovs,
por ejemplo. Salto de tranqueras, con el amigo aquí presente- Levantamiento de guarimbas. Encendido
de persona. Boxeo no, porque somos malos dando golpes.
- ¿Te metiste a chavista, Henry? –preguntó Julio Borges.
- No. Eso es lo que hemos hecho nosotros, lo que pasa es que
lo hemos negado siempre, pero ahí somos unos campeones.
- Eso es verdad, pero olvídate de eso, mira que estamos
saliendo para negociar en México. –dijo Manuel Rosales.
Hubo un nuevo silencio. Y el poeta López tomó la palabra y
dijo:
-El tiempo largo se me hace corto, y el tiempo corto se me
hace largo.- y salió de pantalla.
En ese momento entró el perro Chicharrón ladrando y se montó
en las rodillas de Ramos Allup. Y desde la cocina la señora de Ramos Allup le
preguntó:
- Mi motorcito, ¿qué le pasa a Chicharrón?
- Nada, mi amor, que no le gusta la poesía del poeta López.
Después de discutir por un largo rato, los miembros caídos
decidieron abandonar la reunión por zoom y se fueron, Ramos Allup quedó allí,
solo y triste con su perro Chicharrón. Se volvió hacia la foto tamaño natural
de Rómulo Betancourt que está en la sala que lleva su nombre, y le dijo:
-Ay, Rómulo, ay, Rómulo, ese we will come back sigue lejos, muy lejos.
ROBERTO MALAVER
@robertomalaver