Manuel Carlos Piar al Panteón de los Héroes de la Patria
Publicado: 27/04/2021 06:04 PM
Logró organizar un ejército oriental que bajo el mando de su espada fue causa y efecto de nuestra independencia. Fue vencedor en 24 batallas, genio militar indiscutible de San Félix, El Juncal y Maturín I, II y III. Gracias a él fue posible el Congreso de Angostura y la consolidación de la Tercera República. Todas las victorias posteriores que obtuvo Bolívar en las Campaña del Sur, Nueva Granada -1819 y Venezuela -1821 son consecuencia directa de la Gran Campaña de Guayana que dirigió Piar. Participó muy joven, junto con su madre adoptiva, en la Conspiración de Gual y España. Durante la Primera República fue edecán del Generalísimo Francisco de Miranda y tomó parte en varias acciones navales con el rango de alférez de navío en Puerto Cabello y el combate naval de Sorongo.
A la caída de la naciente república se refugió en Trinidad desde donde fue firmante, junto con los Libertadores de Oriente, del “Acta de Chacachacare”. Organizó la primera escuadra naval venezolana y contribuyó con su esfuerzo en la expedición libertadora que desembarco en Güiria –Península de Paria.
Fue defensor invicto en tres batallas y varios sitios que los realistas efectuaron contra la ciudad oriental de Maturín. Derrota a los buques españoles en los combates navales entre Chuspa y Puerto Francés. Al vencer al ejército imperial monárquico, en tres oportunidades consecutivas y tomar posesión de las Misiones del Caroní, dio un vuelco a los desastres de la Segunda República y convenció, con hechos, al Libertador, que desistiese de la idea de avanzar infructuosamente sobre Caracas. Desde entonces abrió las puertas del triunfo. Al enfocar todas las estrategias y acciones militares en la liberación de Guayana y la subsiguiente toma de Angostura, consolidó la plataforma sobre la cual se construyó la arquitectura política, económica y territorial de La Gran Colombia. Venezuela fue entonces, y lo seguirá siendo, el epicentro del anti imperialismo, vanguardia de los pueblos libres, avanzada de un nuevo orden mundial.
Es el único caso en la historia de Venezuela de un general que ha sido ascendido a esa jerarquía castrense por aclamación de sus tropas y compañeros de armas; siendo posteriormente ratificado dicho ascenso por Bolívar. De Manuel Carlos Piar decía Francisco de Miranda que su mejor cualidad era la de “no ser totalmente mantuano”, sacando a relucir el verdadero origen de Piar y su obstinado rechazo por los complejos de la oligarquía mantuana. Es un hecho histórico que los distanciamientos raciales de castas y la reiterada ridiculez del mantuanaje caraqueño, de vivir solo de las apariencias, enfrentaron tanto a Miranda como a Piar, contra esa privilegiada clase capitalina. Ambos fueron víctimas de ellas.
Sobre la efectividad de sus proezas militares y refiriéndose al éxito de las campañas militares que dieron luz a la independencia de 5 naciones, Bolívar en 1821, tres años después del fusilamiento de Piar, escribió:
“Hay que ser justos, sin el valor del general Piar, la república no contará con tantas victorias”.
El general Piar tienen credenciales suficientes para merecer los honores del Panteón Nacional y también para que se devele un busto con su nombre dentro de la sede del Palacio Federal Legislativo, por cuanto existen consta en acta bautismal y se tienen probadas evidencias de que nació en ese receinto, dentro del antiguo claustro de las monjas concepcionistas. En diciembre el año 1872, Antonio Guzmán Blanco, ordenó la demolición del viejo convento para levantar El Capitolio, hoy sede de la Asamblea Nacional.
A raíz de la exclaustración de las Monjas Concepciones, el Fiscal de Hacienda Dr. Rojas Paul y el Juez Ovalles encontraron en los archivos del convento el acta bautismal del General Piar. Por esas inadmisibles aberraciones “del que dirán” y las discriminaciones raciales de castas de los mantuanos caraqueños, Guzmán Blanco la hizo desaparecer, para así salvar el honor de su esposa, pariente de Bolívar y prima hermana de Piar. Otra crasa aberración para deformar la historia por parte del Presidente Guzmán fue ordenar se borrase, en el texto de las Memorias del General O´leary, el nombre de Manuela Sáenz, en los eventos del atentado septembrino, creyendo que la existencia de una amante declarada, convicta y confesa, perjudicaba la gloria del héroe.
Oficialmente se tiene como fecha de nacimiento del Libertador de Guayana el 28 de abril de 1770, lo cual no es cierto. Los historiadores Manuel Alfredo Rodríguez, Bartolomé Tavera Acosta, Francisco Herrera Luque, Juan Pablo Rojas Paúl y Ovalles, basados en fuentes testimoniales y documentales han dado luz a nacimiento de Piar acaecido en Caracas entre 1770 y 1772, hijo expósito de Soledad Aristiguieta. El recién nacido fue desterrado a Willemstad – Curazao, y bajo la entrega de una cuantiosa dote, entregado a la custodia y crianza de Fernando Piar Soublette y María Gómez.
Tanto la amnesia histórica en torno al General Piar, como las exageraciones y omisiones para sacralizar la vida de Bolívar, son procesos deleznables propiciados por los laboratorios de desprestigios e infamias que han fabricado sus detractores para minimizarlos y bajarlos del sitial de honor que alcanzaron dentro la historia universal. No faltan las plumas tarifadas, de ayer, de hoy y de siempre que prestan sus perversos oficios para lapidar reputaciones, descalificar buenas obras, manchar prestigios y tratar de borrar magnificas gestas libertarias a favor de los pueblos.
Llevarlo en hombros del pueblo por el cual luchó, al Panteón Nacional, es un símbolo de lealtad a nuestra historia, es un justo y merecidísimo homenaje a su memoria. Por mucho que trataron de calumniarlo y difamarlo, la inobjetable realidad de su impecable hoja de servicios habla por sí sola, es incontestable, una fortaleza amurallada contra la godarria malidicente, acomodada y pequeño burguesa de siempre…“por sus frutos los conoceréis”.
A la caída de la naciente república se refugió en Trinidad desde donde fue firmante, junto con los Libertadores de Oriente, del “Acta de Chacachacare”. Organizó la primera escuadra naval venezolana y contribuyó con su esfuerzo en la expedición libertadora que desembarco en Güiria –Península de Paria.
Fue defensor invicto en tres batallas y varios sitios que los realistas efectuaron contra la ciudad oriental de Maturín. Derrota a los buques españoles en los combates navales entre Chuspa y Puerto Francés. Al vencer al ejército imperial monárquico, en tres oportunidades consecutivas y tomar posesión de las Misiones del Caroní, dio un vuelco a los desastres de la Segunda República y convenció, con hechos, al Libertador, que desistiese de la idea de avanzar infructuosamente sobre Caracas. Desde entonces abrió las puertas del triunfo. Al enfocar todas las estrategias y acciones militares en la liberación de Guayana y la subsiguiente toma de Angostura, consolidó la plataforma sobre la cual se construyó la arquitectura política, económica y territorial de La Gran Colombia. Venezuela fue entonces, y lo seguirá siendo, el epicentro del anti imperialismo, vanguardia de los pueblos libres, avanzada de un nuevo orden mundial.
Es el único caso en la historia de Venezuela de un general que ha sido ascendido a esa jerarquía castrense por aclamación de sus tropas y compañeros de armas; siendo posteriormente ratificado dicho ascenso por Bolívar. De Manuel Carlos Piar decía Francisco de Miranda que su mejor cualidad era la de “no ser totalmente mantuano”, sacando a relucir el verdadero origen de Piar y su obstinado rechazo por los complejos de la oligarquía mantuana. Es un hecho histórico que los distanciamientos raciales de castas y la reiterada ridiculez del mantuanaje caraqueño, de vivir solo de las apariencias, enfrentaron tanto a Miranda como a Piar, contra esa privilegiada clase capitalina. Ambos fueron víctimas de ellas.
Sobre la efectividad de sus proezas militares y refiriéndose al éxito de las campañas militares que dieron luz a la independencia de 5 naciones, Bolívar en 1821, tres años después del fusilamiento de Piar, escribió:
“Hay que ser justos, sin el valor del general Piar, la república no contará con tantas victorias”.
El general Piar tienen credenciales suficientes para merecer los honores del Panteón Nacional y también para que se devele un busto con su nombre dentro de la sede del Palacio Federal Legislativo, por cuanto existen consta en acta bautismal y se tienen probadas evidencias de que nació en ese receinto, dentro del antiguo claustro de las monjas concepcionistas. En diciembre el año 1872, Antonio Guzmán Blanco, ordenó la demolición del viejo convento para levantar El Capitolio, hoy sede de la Asamblea Nacional.
A raíz de la exclaustración de las Monjas Concepciones, el Fiscal de Hacienda Dr. Rojas Paul y el Juez Ovalles encontraron en los archivos del convento el acta bautismal del General Piar. Por esas inadmisibles aberraciones “del que dirán” y las discriminaciones raciales de castas de los mantuanos caraqueños, Guzmán Blanco la hizo desaparecer, para así salvar el honor de su esposa, pariente de Bolívar y prima hermana de Piar. Otra crasa aberración para deformar la historia por parte del Presidente Guzmán fue ordenar se borrase, en el texto de las Memorias del General O´leary, el nombre de Manuela Sáenz, en los eventos del atentado septembrino, creyendo que la existencia de una amante declarada, convicta y confesa, perjudicaba la gloria del héroe.
Oficialmente se tiene como fecha de nacimiento del Libertador de Guayana el 28 de abril de 1770, lo cual no es cierto. Los historiadores Manuel Alfredo Rodríguez, Bartolomé Tavera Acosta, Francisco Herrera Luque, Juan Pablo Rojas Paúl y Ovalles, basados en fuentes testimoniales y documentales han dado luz a nacimiento de Piar acaecido en Caracas entre 1770 y 1772, hijo expósito de Soledad Aristiguieta. El recién nacido fue desterrado a Willemstad – Curazao, y bajo la entrega de una cuantiosa dote, entregado a la custodia y crianza de Fernando Piar Soublette y María Gómez.
Tanto la amnesia histórica en torno al General Piar, como las exageraciones y omisiones para sacralizar la vida de Bolívar, son procesos deleznables propiciados por los laboratorios de desprestigios e infamias que han fabricado sus detractores para minimizarlos y bajarlos del sitial de honor que alcanzaron dentro la historia universal. No faltan las plumas tarifadas, de ayer, de hoy y de siempre que prestan sus perversos oficios para lapidar reputaciones, descalificar buenas obras, manchar prestigios y tratar de borrar magnificas gestas libertarias a favor de los pueblos.
Llevarlo en hombros del pueblo por el cual luchó, al Panteón Nacional, es un símbolo de lealtad a nuestra historia, es un justo y merecidísimo homenaje a su memoria. Por mucho que trataron de calumniarlo y difamarlo, la inobjetable realidad de su impecable hoja de servicios habla por sí sola, es incontestable, una fortaleza amurallada contra la godarria malidicente, acomodada y pequeño burguesa de siempre…“por sus frutos los conoceréis”.
ALEJANDRO CARRILLO GARCÍA