Operación Centauro II
Publicado: 17/12/2020 04:51 PM
Este mes de diciembre se
cumplen 40 años de la masacre de cuatro religiosas de la congregación
estadounidense Maryknoll que fueron salvajemente violadas, torturadas y
asesinadas por un grupo élite de militares pertenecientes a los escuadrones de
la muerte del ejército salvadoreño.
Investigaciones realizadas
por el Senado de los Estados Unidos, en enero de 1991, arrojaron pruebas
fehacientes sobre los planes diseñados
por la CIA y orquestados desde la sede la Escuela de la Américas para ejecutar
la eliminación física de grupos religiosos asociados a la Teología de la
Liberación, por parte de los escuadrones
de la muerte. A todas las reuniones preparatorias de la Operación Centauro acudió diligentemente el embajador de Venezuela
en Centro América Leopoldo Castillo.
Luego de la
desclasificación de documentos confidenciales, el Senador por New Jersey Robert
Torricelli declaró: “Queda ahora claro que mientras
la Administración Reagan
certificaba el progreso de los Derechos Humanos en El Salvador, en el fondo estaban al tanto de la terrible
verdad acerca de la expansión de la campaña de terror y tortura que llevaba a
cabo el ejército salvadoreño.”
Las jóvenes hermanas
Maryknoll: Maura Clarke e Ita Ford, la hermana ursulina Dorothy Kazel y la
joven misionera laica Jean Donovan fueron brutalmente apaleadas, violadas y
asesinadas el 02 de diciembre de 1980 cuando regresaban del aeropuerto
internacional de El Salvador. Los cinco soldados que ejecutaron esta acción
enterraron los cuerpo en una fosa común pero inadvertidamente fueron vistos y
denunciados por campesinos de la zona donde cometieron el bestial asesinato.
Varios meses antes, el 24 y
25 de marzo de 1980, estas cuatro religiosas hicieron guardia de honor con sus
oraciones en torno al féretro de Monseñor Romero durante sus funerales. Desde
entonces el fachoso general D´Aubisson, del partido neofascista ARENA, las
fichó, ordeno su seguimiento, persecución y posterior aniquilamiento.
En esta misma onda de
represión, Terrorismo de Estado y sucesivos
crímenes de lesa humanidad, había ocurrido la Masacre de Sumpul que dio muerte a 600 refugiados salvadoreños
que no pudieron, en su huida, ingresar a Honduras; y un
año más tarde el ejército salvadoreño, cuerpos paramilitares y escuadrones de
la muerte perpetraron la Masacre de El Mazote en donde fueron
decapitados, abaleados y sometidos a granadas fragmentarias más de 1.200
civiles, en su mayoría mujeres y niños.
En estos escenarios
centroamericanos se efectuó la Operación
Centauro. Todo el poderoso despliegue selectivo de la fuerza en contra
de dirigentes campesinos, sacerdotes, monjas y poblaciones no combatientes,
inermes y desamparadas. Operativo muy parecido por la analogía de los métodos y
sus personajes al que se desenvuelve hoy en Colombia contra comunidades, ex
combatientes de las FARC, políticos de izquierda y líderes comunales.
Así consta en el tribunal
de la conciencia humana y en el currículum vitae de estos facinerosos,
adornado con las medallas del genocidio
y las condecoraciones del exterminio de
pueblos inocentes, que engalanan la
prominente trayectoria de Álvaro Uribe, Iván Duque, Julio Borges, Leopoldo
López y Juanito Alimaña, agentes tarifados y actores políticos de
pacotilla que operan desde Miami y Bogotá como lacayos imperiales al
servicio de la CIA y el narcotráfico en contra de la Patria de Simón Bolívar.
¡Nosotros Unidos
Venceremos!
ALEJANDRO CARRILLO