Operación Pantomima: 72 años del magnicidio de Jorge Eliecer Gaitán

Gaitán: "La oligarquía no me mata porque sabe que si lo hace el país se vuelca y las aguas demorarán cincuenta años en regresar a su nivel normal"
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Publicado: 09/04/2020 06:00 AM

La CIA es uno de los principales sindicados de este magnicidio, de acuerdo a declaraciones formales hechas por su agente, John Mepples Spirito, quien confesó haber sido enviado a Bogotá en 1948 para preparar, con otros agentes norteamericanos y la policía colombiana, el complot que denominaron “Operación Pantomima”, que tuvo como objetivo asesinar a quien en ese momento era la figura central de la política colombiana e indiscutible futuro presidente del país.

 

Por su parte, el expresidente Álvaro Uribe, incondicional aliado del gobierno de los Estados Unidos,  ordenó durante su gobierno, por conducto de un funcionario suyo, el periodista Hernando Corral, la destrucción de todos los archivos documentales sobre el 9 de abril de 1948, como aparece explícita y documentalmente en los inventarios de la liquidación del Instituto, que fue creado para honrar y resguardar la memoria de Gaitán y de su movimiento político, institución que ordenó liquidar el ex Presidente colombiano.

Igualmente, en la página web  del abogado Paul Wolf, el mismo que  logró, mediante un habeas data la desclasificación de los documentos sobre el magnicidio de JFK, comenta que ahora sólo hay que esperar que los documentos sobre la “Operación Pantomima”, en manos de la CIA también  sean desclasificados y la verdad sobre “El Bogotazo” salga a la luz pública.

De esta manera, la política actual de Colombia surgió hace 72 años, cuando Juan Roa sierra, un sicario a sueldo, fulminó con tres tiros por la espalda al líder del pueblo Jorge Eliécer Gaitán.

 

 "La oligarquía no me mata porque sabe que si lo hace el país se vuelca y las aguas demorarán cincuenta años en regresar a su nivel normal"

 

Esta es  una de las frases más famosas de Jorge Eliécer Gaitán, el político revolucionario, abogado de la causa social, el profesor universitario, cuyo asesinato hace 72 años desencadenó uno de los episodios más dramáticos y simbólicos en la historia de Colombia.

Han pasado más de siete décadas y la oligarquía colombiana ha hecho de su territorio un cementerio  y  escrito las páginas de su historia con la  sangre inocente de centenares de miles de vidas inútilmente sacrificadas.

Lo que pasó ese 9 de abril de 1948 dejó huellas tan profundas en todo el territorio colombiano que pareciera que Gaitán está hoy más vivo que nunca, declamando sus potentes discursos; y parece que  se hubiese quedado corto al decir que la normalidad tardaría 50 años en volver.

 

Entre los tres disparos que acabaron con la vida de Gaitán, después de haber salido de su oficina en el centro de Bogotá, y la última de las víctimas de esa tarde pasaron alrededor de cuatro horas.

En ese lapso, de acuerdo a las diferentes estimaciones, en la capital colombiana llegan a morir más de  3.000 personas, aunque la muerte y la destrucción se extendieron a muchas otras zonas de Colombia, esos decesos se han mantenido en la fosa común del olvido oficial.

 

Los investigadores señalan que ese dato da cuenta de lo intensas y sangrientas que fueron las horas que duró la conmoción social en la capital colombiana en la que disparaban a todo lo que se movía. Esa noche se veía el cielo rojo y toda Bogotá estaba bajo una intensa una llamarada

Meses antes de morir, Gaitán vivió entre concentraciones multitudinarias y discursos enardecidos en busca de lograr la presidencia de Colombia como representante del ala izquierdista de Partido Liberal, el histórico contendor del Partido Conservador.

A principios de ese año, Gaitán encabezó la desbordada “Marcha del Silencio”, ante más de 100.000 seguidores pronunció la ”Oración por la Paz”:

... Señor Presidente: Le pedimos cosa sencilla para la cual están de más los discursos. Le pedimos que cese la persecución de las autoridades y así no lo pide esta inmensa muchedumbre. Os pedimos pequeña y grande cosa: que las luchas políticas se desarrollen por cauces de constitucionalidad. Le pedimos nos crea que nuestra tranquilidad, esta impresionante tranquilidad, es cobardía. Nosotros, señor Presidente, no somos cobardes: somos descendientes de los bravos que aniquilaron las tiranías en este piso sagrado. Pero somos capaces, señor Presidente, de sacrificar nuestras vidas para salvar la tranquilidad y la paz y la libertad de Colombia....

 

 

Colombia era y sigue siendo una sociedad de castas, verticalmente estratificada. Por eso uno de las virtudes  de Gaitán como político era su lucha contra la rancia clase oligárquica y  su plena identificación y fusión con las clases populares.

 

En todas  las escenas de las que se tiene memoria, se le recuerda  dando un discurso ante  una multitud de personas a su alrededor, sin ninguna clase de seguridad, barrera o policías que lo alejen de la gente.

Gaitán, como Tribuno del Pueblo y abogado de las causas populares no cesó en denunciar “La masacre de las bananeras” ocurrida, en medio de reclamos salariales, entre el 5 y 6 de diciembre de 1928, en la cual fueron ejecutados, manu militari, más de 30.000 trabajadores de la United Fruit Company, siguiendo instrucciones del gobierno norteamericano .

 

Una de las consecuencias inmediatas del Bogotazo fue el cierre de filas de las élites colombianas que desde entonces han jugado a cuadro cerrado para exterminar el legado de sus doctrinas sociales y borrar de la conciencia colectiva su mensaje revolucionario.

El Bogotazo obligó a las oligarquías existentes a construir su propio modelo de   solidaridad de clase  alta en contra de la clase obrera y campesina.

La dirigencia aristocrática del mundo conservador y liberal  estuvieron siempre en permanente pugna, cuando aparece el Bogotazo se generó una especie de mandato de unificación y solidaridad ante la aparición de un tercer actor inesperado: el pueblo enardecido en armas y socialmente organizado.


Esto generó un acuerdo de los dos partidos hegemónicos con el que cogobernaron Colombia 16 años (1958-1974) y que le daría vigencia al bipartidismo hasta inicios del siglo XXI.

 

El asesinato de Gaitán ocurrió en pleno corazón de Bogotá a la 1:15 de la tarde. Entre la hora de  su muerte y la caída del sol de ese día algo ocurrió la insurrección del pueblo que hasta ahora sigue en pie de lucha. Al menos 700 edificaciones quedaron destruidas o seriamente dañadas, ese 9 de abril de 1948.

 

El Palacio de La Carrera (hoy Casa de Nariño) no llegó a ser incendiado porque la Guardia Presidencial y francotiradores salieron a disparar indiscriminadamente a la columna que se acercaba para prenderle fuego.


Nació así el exterminio sistemático y selectivo de líderes sociales, la persecución política y el conflicto armado. La violencia partidista y los magnicidios no eran algo nuevo en Colombia antes de 1948, sin embargo, desde esa tarde el enfrentamiento político adquirió nuevas dimensiones.

Posterior al  asesinato se multiplicaron  enormes ataques en todo el país de los grupos conservadores contra los liberales, lo que dio origen al movimiento guerrillero organizado por el ala radical de los liberales.

 

Esta lucha que comenzó con Bogotazo y que aún no ha concluido se le ha dado el eufemístico nombre de “La Violencia”.

 

A partir de entonces se dio paso al origen de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), en 1958, y así se inauguró el conflicto armado colombiano que se multiplicó con la aparición de otras guerrillas.

La política colombiana es una política de palacio,  es históricamente tan elitista que tiene presidentes y ex vicepresidentes que a su vez  tuvieron abuelos que también fueron mandatarios y por ello Gaitán era considerado inadmisible.

 

La década anterior a  su asesinato fue un transitar de marchas y concentraciones más grandes de las que él propio Gait.an tenía previstas. La gente se agolpaba en todas partes para escucharlo. Ese fue la campanada de alerta  que asustó a la clase política que lo veían avanzar en contra de sus intereses.

 

Para ese entonces no había encuestas, pero la dimensión de sus movilizaciones populares hablaban por sí solas. El gaitanismo era una maquinaria muy organizado, con estructura de base muy poderosa que estaba rompiendo los linderos de dominio de la aristocracia liberal-conservadora.

Gaitán fracturó la historia política colombina en dos,  el dirigente social era claramente de izquierda, y que tanto en  sus discursos como sus programas revelan que se lo puede calificar más adecuadamente como el representante del ala izquierdista del Partido Liberal.

Colombia  es un país muy estratificado, una casta de varios apellidos que se turnan en el poder, una feudocracia de terratenientes, donde el lugar donde se vive define la  posición social, y es espejo de una condición socioeconómica.

Sin embargo, a la vez es el país de mayor movimiento interno en América Latina debido a los numerosos conflictos que ha atravesado en diferentes partes de su territorio. En Venezuela han llegado, producto de la guerra interna más de cinco millones de nacionales colombianos, quienes han huido más allá de sus fronteras buscando un sitio seguro donde sus vidas no estén permanentemente amenazadas por el paramilitarismo de Estado.

 

El Bogotazo no fue un hecho aislado Bogotazo, simultáneamente ocurrió un Cucutazo, Cartagernazo y Medellinazo. Esto provocó un desplazamiento mayor. Al desatarse la persecución en las grandes ciudades se produjo un movimiento de personas hacia otros pueblos en búsqueda de refugio.

El asesinato de Gaitán hizo que muchas personas sintieran que desaparecían las oportunidades de vida  y desató la guerra en varias regiones de Colombia, los enfrentamientos entre conservadores y liberales escalaron la espiral de violencia a los límites del exterminio de una parte del pueblo colombiano.

 

 

Colombia es un país que tiene en su historia una especie de agujero negro del que todavía no ha hallado salir.

Ese 9 de abril de 1948 se perdió la oportunidad de esclarecer dos aspectos de fondo: por qué mataron a Gaitán y cómo es posible que se viva en una democracia en la que un  político puede asesinar a otro contendor impunemente.

 

Después del Bogotazo la cantidad de candidatos, líderes sociales, dirigentes campesinos y ex combatientes pacificados asesinados no tiene parangón en América Latina. La muerte de Gaitán abrió ese gran precipicio que es la absurda aniquilación del rival político y de las esperanzas de las grandes mayorías del pueblo colombiano, como solución usual de las diferencias ideológicas.

 

¡Jorge Eliecer Gaitán, su voz retumba hoy más viva que nunca, en todas las conciencias que claman por su regreso! ¡Venceremos!

 

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