Opinión: Colombia trata de instaurar la necesidad de atacar bélicamente a Venezuela
Publicado: 11/09/2018 11:02 AM
Como
parte de la política injerencista que ha reactivado el gobierno colombiano
hacia la República Bolivariana de Venezuela en los últimos meses, el congreso
de ese país realizó el 01 de junio de 2018 una reunión con parlamentarios
pertenecientes a Colombia,
Uruguay, Argentina, Chile, Perú y Ecuador, además de parlamentarios de la
Asamblea Nacional Venezolana, algunos de ellos autoexiliado en Colombia para
hacer llamados internacionales a la intervención militar hacia su patria.
Dicha
convocatoria fue difundida por los medios de comunicación como Primer Encuentro
de Congresos de América Latina por Venezuela reunidos en Villa del Rosario,
Norte de Santander, ciudad de Cúcuta. Los medios de comunicación
dicen
que asistieron más de 100 parlamentarios de América Latina y el Caribe, pero no
presentado una la lista de dichos parlamentarios, mostrando esto
características de un fake news o
“noticia falsa” en cuanto a la cantidad de asistentes a dicha reunión, la cual
dio como resultado dos documentos:
1.-
Declaración de los Presidentes, Mesas Directivas y Delegaciones de los Órganos
Legislativos de América Latina y el Caribe
2.-
Proyecto de ley
Estatutaria número 96 de 2018 Senado colombiano, por medio de la cual se previenen y enfrentan actividades y
operaciones delictivas en territorio colombiano por parte de miembros del
régimen venezolano y se dictan otras disposiciones, con su respectivo informe
motivacional.
Este encuentro forma parte de esa estrategia
internacional de algunos ´países de la región y fundamentalmente Colombia, en
su búsqueda de coquetear a EEUU y crear
una matriz de opinión perjudicial hacia Venezuela y fortalecer apetencias imperiales de ejecutar
una intervención militar además de la guerra económica que ya se encuentra en
pleno desarrollo sobre los venezolanos.
Sin embargo, desde la óptica del Derecho
Internacional Público y de las normas establecidas en la Carta de la ONU, OEA y
demás acuerdos o pactos internacionales de los cuales los países de América
Latina y el Caribe son signatarios, no existen competencias delegadas a los
parlamentos para que actúen como sujetos de derecho internacional ante la
comunidad de naciones y menos para exigirle a los organismo internacionales la
aplicación o no de normas contra algún país miembro.
Los parlamentos de cada país responden a una
necesidad interna, forman parte del poder público nacional, pero no ejercen funciones
de política exterior, pues esa es una potestad que solo es atribuida a los sujetos
de derecho internacional público constituidos por los Estados (representados
por los presidentes como jefes de
estados), las organizaciones internacionales, la
comunidad beligerante, los
movimientos de liberación nacional y el individuo, persona física como sujeto
pasivo del derecho internacional, es decir que recibe de él derechos y
obligaciones.
En
el caso particular de Colombia la constitución política de ese país es bien
clara al establecer dentro de su
articulado que es el Presidente de la República quien dirige las relaciones o
política exterior a través de su persona o del Canciller por lo cual el
parlamento colombiano no tiene capacidad jurídica para expresar alguna
solicitud o recomendación a un organismo internacional y menos si es para la
coacción contra otro Estado.
Una solicitud de esta índole contradice los principios de la ONU y de la
OEA, quienes fomentan la solidaridad y paz internacional bajo el respeto a los
principios de no intervención y autodeterminación de los pueblos, pues cada
país tiene el derecho a organizarse jurídica y políticamente como lo consideren
sus ciudadanos por mayoría de votos como principio democrático universal.
En cuanto a la invocación que la
asamblea de parlamentarios y el propio congreso colombiano ha hecho de la carta
Democrática Interamericana, como ya se mencionó, solo los sujetos de derecho internacional en
este caso los estados por intermedio de quien ejerce la supremacía en política
exterior, podría solicitar al consejo permanente de la OEA que analice la
situación interna de un determinado país y mediante aprobación reglamentaria de
sus miembros tomen alguna decisión respecto al país señalado, pero en ningún
caso prevé el uso de la fuerza como intervención para solucionar la crisis, nunca debe
apartarse la OEA de los principios de mantener la paz y solidaridad entre los
países, salvaguardando los principios de no intervención y autodeterminación de
los pueblos.
Políticamente
este tipo de reuniones forman parte del lobby o show mediático que
parlamentarios venezolanos representantes de la derecha vienen realizando a
nivel internacional para derrocar el gobierno y a su vez lograr financiamiento
en divisa internacional que les permita mantenerse económicamente como hasta
ahora lo han hecho; algunos medios internacionales han denunciado la
conformación de ONG por parte de estos parlamentarios venezolanos
autoexiliados, para obtener dinero para ayudar a los inmigrantes venezolanos en
el exterior, pero lo están utilizando es para la conspiración.
Mientras
algunos venezolanos aliados a parlamentarios de otros países faciliten al imperialismo acentuar su histórica
política intervencionista en la región a cambio de dinero, será imposible
erradicar las intervenciones e injerencias externas como lo ha practicado EEUU
y como hoy Colombia pretende hacerlo sobre Venezuela.
Es
simplemente una estrategia colombiana en la búsqueda de consolidar al país
neogranadino como colonia estadounidense o como plataforma para el ataque
contra los demás estados latinoamericanos y caribeños que han decidido sistemas
de gobiernos contrarios a los intereses estadounidenses, por ello en la propia
motivación de la propuesta legislativa, aluden a las acciones unilaterales
producidas en el seno de la Unión Europea o de EEUU como si se tratara de un
organismo supranacional con carácter vinculante de sus decisiones hacia los
demás países fuera de esa agrupación política, militar y económica
En
el caso de los diputados venezolanos presentes en el evento, algunos se han auto exiliado en Colombia y Perú, donde
algunos medios de comunicación han publicado denuncia de creación de ONG que
han recibido financiamiento internacional mediante donaciones o financiamientos
no reembolsables, bajo la consigna de ayudas humanitarias a inmigrantes venezolanos, las cuales luego
utilizan para realizar este tipo de eventos conspirativos.
Igualmente
el parlamento como el colombiano legisla para luego justificar la solicitud de
financiamiento internacional mediante empréstitos o donaciones que le permita
atender la supuesta crisis de inmigrantes venezolanos, dinero que solo sirve
para enriquecer las oligarquías godas de ese país, o preparar conspiraciones bélicas
hacia Venezuela como está ocurriendo actualmente.
En
conclusión muchas de las denuncias que hoy pretende hacer el congreso
colombiano contra Venezuela son las acciones que debió ejercer Venezuela, por
las agresiones e incursiones de grupos paramilitares, extracción de
combustible, alimentos y dinero efectivo en la frontera, eran elemento que
permitían solicitar ante organismos internacionales acciones contra la hermana
república olvidando los buenos oficios y buena voluntad como hoy lo hacen
ellos.
La
promoción de este inusual e injurioso
acto legislativo colombiano constituye un ingrediente publicitado por el poder
mediático de la derecha internacional para
incrementar las agresiones del gobierno colombiano hacia Venezuela, en
la búsqueda de una real intervención militar ejecutada por el pentágono con la
complacencia de estos traidores latinoamericanos..
Definitivamente
ambos actos son meramente simbólicos, pues denotan la intencionalidad mediática
puesto que ninguno surte efecto jurídico sobre Venezuela y sus instituciones,
mucho menos sobre las acciones o decisiones que organismos internacionales
apegados a las normas, pactos y convenciones puedan emitir.
RAFAEL SOSA
@rafaeliginio