RECUENTO DEL PARO PETROLERO (CORREO DEL ORINOCO)

Publicado: 06/12/2023 09:00 PM

Posterior al golpe de Estado de abril 2002, 36 organizaciones no gubernamentales, 14 partidos políticos, 12 capitanes de la marina mercante,  los medios de comunicación privados (radio, prensa y televisión), la jerarquía eclesiástica y las cúpulas de la CTV y Fedecámaras pretendieron derrocar al presidente Hugo Chávez mediante una huelga general y sabotaje a la industria petrolera.

En los seis meses posteriores al golpe de abril, estos factores, a la sombra de la mesa de diálogo,  negociaron con el gobierno de EEUU para articular estratagemas de baja intensidad y lanzar el zarpazo que aseguraban acabaría con el líder máximo de la Revolución Bolivariana y su gobierno.

Durante 64 días millones de hogares fueron víctimas de  la escasez de gasolina, gas de uso doméstico y los alimentos necesarios para el sustento diario. Las colas eran interminables.

A 30 días del Paro Petrolero las pérdidas  ocasionadas a Venezuela ascendían a Bs. 5,69 billones, a razón de 35 millones de dólares diarios. La producción bajo en un millón y medio de barriles diarios destinados a la exportación. El complejo de refinación de Paraguaná fue paralizado.

Adicionalmente se produjeron pérdidas millonarias por concepto de la paralización de carga y descarga  de 14 buques tanqueros, 5 de PDV Marina fondeados en la bahías de Amuay y Cardón, entre ellos los súper tanqueros “Martiza Sayalero” y “Ambrosio Plaza”. El “Susana Duijm fue fondeado cerca de Catia La Mar y el “Pilín León” cerca del puente sobre el Lago de Maracaibo. 


En la costa de Bahía de Pozuelos, Anzoátegui, estuvieron fondeados cuatro cargueros petroleros de PDVSA y once navíos de transporte de hidrocarburos con destino a puertos internacionales a los cuales no se les permitió cargar combustible.

Siendo esta una de las huelgas generales más largas en toda la historia, los daños totales alcanzaron una cifra estimada en 21.000 millones de dólares. El PIB nacional disminuyó sensiblemente, disparando la inflación  y el desempleo. Millones de trabajadores dejaron de recibir sus aguinaldos y toda la actividad económica – laboral quedó de facto suspendida.

 El lockout impuesto por la Coordinadora Democrática y Fedecámaras trajo consecuencias nefastas para pequeños y medianos empresarios que, en medio de las celebraciones navideñas, fueron obligados a bajar la Santa María.  

El impacto llevó al cierre de supermercados,  centros comerciales, colegios privados y en consecuencia la quiebra de muchos comerciantes. También quebraron pequeñas fábricas, emprendimientos artesanales, restaurantes, hoteles y otros negocios que no pudieron recuperarse de esta acción suicida suicidio convocada por el aquelarre la Santa Alianza opositora.  

Esta vez el manual de golpe de Estado aplicado siguió los mismos lineamientos que el que aplicaron a Salvador Allende en septiembre 1973; aumentar la escasez, parar el transporte, desbocar a la clase media a las calles,  producir un estallido social y la posterior intervención de fuerzas militares con la participación  de los Estados Unidos. El Pentágono y la CIA estuvieron detrás de toda esta operación.

No podía funcionar ni funcionará nunca un paro de esa naturaleza que como toda acción fratricida de la burguesía criolla y su obsecuente clase media disociada  y desnacionalizada,  subestimaron  el arraigo popular y capacidad de mando del comandante Chávez.

También subestimaron, como siempre, un factor indispensable: La legendaria fortaleza, resistencia  y espíritu de de lucha del noble y soberano PUEBLO VENEZOLANO.


REDACCIÓN MAZO

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