¿Resurge la fuerza latinoamericana como poder?
Publicado: 30/06/2023 05:40 PM
“Queremos
un modelo que nos integre de verdad. No un modelo que nos desintegre, que
integre a unos a expensas de la desintegración de otros, ese no puede ser el
camino. Por tanto, con mucha modestia y humildad proponemos desde Venezuela,
a los caribeños y a los latinoamericanos, que vayamos pensando de una buena vez
en otra alternativa, esa que creemos que no es posible. Y es
cuando se nos ha ocurrido lanzar una propuesta, que pudiera llamarse el ALBA,
Alternativa Bolivariana para las Américas”, dijo
nuestro líder de la Revolución Bolivariana, Hugo Chávez en
2001 cuando propuso la creación del primer organismo que nos agrupaba a todos.
Los
Pueblos latinoamericanos reconocen a Hugo Chávez como el
presidente que más gestiones hizo por lograr la integración de la región en la historia
contemporánea, promoviendo el desarrollo de las naciones bajo el principio
de complementariedad regional y cooperación mediante el respeto mutuo y la
solidaridad.
En el 2013, durante una conferencia organizada en Bogotá por la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) sobre desarrollo sostenible en la región, el doctor Roberto Guarnieri, Secretario Permanente del Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe (SELA), destacó los esfuerzos por la unión y cooperación, además resaltó la importancia de las acciones realizadas por el presidente Hugo Chávez en el plano internacional: "Fue un innovador al proponer nuevas modalidades de integración, entre ellas la creación del ALBA, Petrocaribe, y el Banco del Sur”.
Por su parte, hasta un
nuevo informe del Banco Mundial, llamado “Mejores Vecinos: Hacia una
renovación de la integración económica en América Latina”, analiza el cambio del entorno mundial y resume las ventajas de que Suramérica se convirtiera en
una región abierta e integrada comercialmente, "una región mucho más fuerte
y poderosa, en la que podamos compartir conocimientos, ser económicamente más
competitiva con el resto del mundo, facilitar la capacidad para
conectarse entre los países, ser más eficientes y mejorar el aprendizaje mutuo,
promover el intercambiando tecnológico, conocimientos y talentos".
En
esta línea de trabajo, el pasado 30 de mayo el presidente Lula
Da Silva reunió a los jefes de Estado y representantes a participar en la Cumbre
de Jefes de Estados de Suramérica celebrada en Brasil. Este encuentro reanudó el diálogo entre los países suramericanos, el cual se había
debilitado en los últimos años y que siendo un legado del Comandante Chávez,
es una prioridad para Lula desde que ganó en el vecino país. “Sabemos que hay diferencias de visión y
diferencias ideológicas entre los países, pero el presidente quiere reactivar
este diálogo basándose en denominadores comunes”, explicó la embajadora Gisela
Padovan, secretaria para América Latina y el Caribe del Ministerio
de Relaciones Exteriores de Brasil.
La
convocatoria a este encuentro fue atendida por los presidentes de Argentina, Alberto
Fernández; Bolivia, Luis Arce; Chile, Gabriel
Boric; Colombia, Gustavo Petro; Ecuador, Guillermo
Lasso; Guyana, Irfaan Ali; Paraguay, Mario
Abdo Benítez; Surinam, Chan Santokhi; Uruguay, Luis
Lacalle Pou, y Venezuela, Nicolás Maduro. Perú estuvo
representado por el presidente del Consejo de Ministros, Alberto
Otárola.
Dentro
de la agenda pautada, se discutieron temas como: poner las reservas económicas
a servicio del desarrollo regional, profundizar la identidad económica regional
para reducir la dependencia de las monedas extranjeras, ampliar la cooperación
en servicios, inversiones, productos electrónicos, actualizar el plan del Consejo
Sudamericano de Infraestructura, desarrollar acciones contra el cambio
climático y reactivar el Instituto Sudamericano de Gobierno en Salud (ISAGS/UNASUR).
Por
su parte, el presidente de la República Nicolás Maduro,
recalcó que "Venezuela asume los desafíos
geopolíticos del mundo actual", y agregó que la Cumbre de los
Países de América del Sur es "una importante tribuna de encuentro
para la unión de los Pueblos de nuestro continente".
En
su intervención, el presidente Lula Da Silva denunció la
guerra política, económica, diplomática y mediática de la cual es víctima
nuestra nación, señalando que “la narrativa que se construyó contra Venezuela de
la antidemocracia y el autoritarismo es particularmente por razones ideológicas".
También criticó el doble discurso de algunos países, al asegurar que "son muy extrañas las
exigencias que el mundo democrático hace a Venezuela y no a Arabia Saudita”.
La
nota discordante de este encuentro de alto nivel, estuvo a cargo del
presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou y el
presidente de Chile, Gabriel Boric; que si bien es
claro que la postura conservadora del dirigente uruguayo, no sorprende; la del
mandatario chileno, que llegó a la presidencia por los votos de partidos de
centro-izquierda, generó asombro, cuando en su intervención expresó su
preocupación por "los migrantes y refugiados venezolanos", así como la violación
de los derechos humanos en el país; una postura utilizada como fachada
destinada a la prensa y desprovista de total veracidad.
Ambos
mandatarios criticaron las palabras de Lula sobre nuestro
país, insistiendo que “el dolor de cientos de miles de venezolanos que hoy día
están en nuestra patria”, sin decir una palabra sobre las sanciones económicas
estadounidenses que ahogan a nuestra nación y que son la principal causa de la
migración.
Ante
este ataque, buscado para llamar la atención de los medios e intentar boicotear
el encuentro, el presidente de Brasil recordó que Amnistía
Internacional denunció “las violaciones de los derechos de las
personas refugiadas o migrantes en Chile”, agregando que “las
autoridades han reiniciado las expulsiones inmediatas de personas extranjeras
sin evaluar su necesidad de protección internacional”. Incluso publicó una
carta abierta a Gabriel Boric expresando su “grave
preocupación sobre la situación en la que se encuentran personas que necesitan
una protección internacional en la frontera entre Chile y Perú”,
denunciando el despliegue de fuerzas armadas y la instauración de un estado de
excepción, medidas contrarias a las obligaciones internacionales de ese país.
El
profesor Salim Lamrani, doctor en Estudios Ibéricos y
Latinoamericanos de la Sorbonne Université (Francia) y experto en
relaciones internacionales, explicó en referencia a este impasse que “a la luz
de estos argumentos, Gabriel Boric no dispone de autoridad
moral para disertar sobre la situación de los derechos humanos en Venezuela.
Sus declaraciones están más motivadas por consideraciones políticas y la
voluntad de complacer a ciertos sectores que por una preocupación sincera sobre
la suerte de nuestro país. Si al presidente chileno le alarma el bienestar del
Pueblo venezolano debería condenar las sanciones económicas estadounidenses
contra Caracas y exigir su levantamiento inmediato”, denunció.
El reto para los países latinoamericanos es encontrarnos en la diversidad de ideologías y poner como prioridad a nuestros Pueblos, tal como lo expusieron en la declaración conjunta el presidente Nicolás Maduro y el mandatario brasilero Lula Da Silva cuando acordaron que “las naciones de la región sólo podrán resolver sus problemas si se mantienen unidos como un bloque, es imposible imaginar que los países solos van a arreglar sus crisis”. Y ante estas declaraciones, hay que estar preparados, tal como lo señaló el diputado Diosdado Cabello cuando aseguró que “es imposible que el imperio, viendo una reunión de esta naturaleza, se quedará con los brazos cruzados... ¿EEUU viendo a Lula reunir a los presidentes de Latinoamérica con su liderazgo se quedará tranquilo? ¡Es imposible!”.