Un análisis a 203 años de la Batalla de El Yagual
Publicado: 11/10/2019 03:48 PM
El joven José Antonio Páez, con tan solo 26 años de edad, después de la batalla en “La Mata de la Miel” y “Las Flecheras”, llego al rango de Teniente Coronel.
Tras la muerte de José Tomás Boves sus huérfanos lanceros vieron en Páez al jefe indiscutible que entendía su forma de vida y compartía sus códigos de lucha, era uno más de ellos.
Lo que quedaba de la Segunda República cabalgaba sobre los lomos de la caballería patriota de las llanuras del Casanare y Apure. Era una república ambulante, según palabras del mismo General Rafael Urdaneta.
“El Taita” Páez organizó 700 combatientes en tres escuadrones mandados cada uno por los generales Urdaneta, Serviez y Santander. Estos aceptaron quedar bajo sus órdenes para evitar la división en las fuerzas que entrarían en combate.
Cuando el jefe realista tuvo noticias del avance de estas fuerzas decidió tomar posiciones en el Hato El Yagual. Ahí, en la margen izquierda del Río Arauca se concentraron 600 infantes, cuatro piezas de artillería y 1.700 jinetes al mando del monárquico Francisco López.
En la mañana del 11 de octubre de 1816 Páez se aproximó al Hato El Yagual para presentar batalla. La primera bala que se disparó mató al caballo de Páez. El proyectil entró directo al ojo del animal y cayó dejando bajo su peso la pierna de su jinete. Gracias a un grupo llaneros Páez logró zafarse y poner rodilla en tierra. En ese momento arengó a sus lanceros a vengar la muerte de su caballo.
Páez y Urdaneta lograron neutralizar la acción envolvente del ejército realista. La suerte de la batalla se inclinó a favor de los republicanos, permitiendo la pronta toma de Achaguas y consiguiendo el control de todos los llanos de Apure.
Y así el “Taita” en medio de la contienda, a fuerza de su voluntad de guerrillero y por la lealtad de sus lanceros se convirtió, de súbito, en un solo salto en General de Brigada.
Posterior a la batalla Francisco de Paula Santander pretendió asumir el mando total de las tropas, éstas lo desconocieron y solo aceptaron a Páez como jefe del ejército de los llanos venezolanos.
Gracias a esta acción muchos venezolanos que estaban al servicio de los realistas se pasaron al bando patriota, entre ellos Pedro Camejo, quien se inmortalizó en el Campo de Carabobo como Negro Primero.
Esta victoria patriota fue un golpe duro para los monárquicos que comenzaron a entender que el Ejército Libertador no era un combo de simples cuatreros, ni vándalos al servicio de la anarquía y la vorágine del saqueo. Por el contrario resulto ser un contingente bien organizado que con pocos recursos económicos, semidesnudo y siendo militarmente inferior a los españoles supo, mediante tácticas innovadoras derrotarlos.
Lo sucedido en El Yagual nos enseña que el entrenamiento permanente, la lealtad a los principios revolucionarios, la constancia y valentía de acero es más poderoso que cualquier omnipotente imperio.
¡El Pueblo Organizado jamás será vencido!
¡Unidad, Lucha, Batalla y Victoria! ¡Venceremos!
ALEJANDRO CARRILLO