¡Victoria inobjetable del Chile profundo!
Publicado: 27/10/2020 10:51 AM
Este domingo 25 de octubre
Chile escribió una nueva página en su historia. Millones de ciudadanos
salieron, pese a la pandemia, a ratificar con un Apruebo rotundo su firme
decisión de enterrar para siempre el neoliberalismo implantado en el país
sureño desde septiembre de 1973.
Al fantasma pinochetista
enmascarado en una constitución espuria se le cortó el cordón umbilical, palabras
de la analista Marta Lagos al referirse como desde septiembre de 1973, cuando
fue derrocado Salvador Allende, se formó una clase política partidista con
gobiernos que con el eufemismo democrático perpetuaban la dictadura.
La masiva votación del 80
por ciento al Apruebo y la Convención Constitucional es para estudiosos de este
proceso el fin de la “cocina” política como llaman en Chile esa maniobra de
tomar decisiones a espaldas del pueblo.
¿Qué se dirimió en el
plebiscito del domingo?
Los electores fueron
consultados con cuatro preguntas, divididas en dos bloques. El primero con las
preguntas de 1) Rechazo la elaboración de una nueva Constitución 2) Apruebo la
elaboración de una nueva Constitución.
El segundo bloque era sobre
la redacción de la Carta Magna: 1) por una Convención Mixta integrada el 50%
por parlamentarios y 50% elegidos por voto popular y 2) por una Convención
Constitucional de 155 miembros elegidos
todos por el voto popular mediante listas elaboradas por los diferentes
distritos y con paridad de género.
Como era de esperarse las
opciones del Apruebo y la Convención Constitucional lograron la rotunda victoria
frente a las otras propuestas impulsadas por la derecha, partidos tradicionales
autodenominados de izquierda y
legisladores jóvenes que se olvidaron de su reciente pasado de lucha en
las manifestaciones estudiantiles y hoy comulgan desde los confortables
asientos de diputados con la rancia oligarquía.
Una de las características
de la política chilena, particularmente de su derecha, es el uso de esa maña
destructiva que es la manipulación. Como decimos en Venezuela, esa derecha “no
da puntadas sin hilo” y ahora, ante el rotundo e inobjetable triunfo del
pueblo, pretende también atribuirse la victoria.
Ya lo dijo el mafioso y
asesino presidente Piñera apenas conocido los primeros resultados. “Ese triunfo
es de todo Chile” afirmó con su cara bien lavada y por supuesto, esto se convirtió
en el argumento de su gobierno. Ante tamaña desfachatez y parafraseando a
Eduardo Galeano –Oh, Galeano, que falta nos haces- se trata “del mundo al revés,
quien recibió la paliza ahora se declara ganador”. Cosas veredes, Sancho.
Frente a esta patraña, es preciso resaltar que la
masiva demostración de convocatoria del pueblo, apenas es un paso más en la
dura lucha que se debe continuar desarrollando ante una derecha desesperada,
lacaya de los intereses anti patria del imperialismo, que va a tratar por todos
los medios a su alcance de desarticular el movimiento.
Ya han dado claras señales
de ello. Los partidos políticos totalmente desprestigiados salieron a la escena
mediática -lejos de la Plaza de la Dignidad donde no los quieren- a lanzar loas
sobre la participación masiva y la victoria popular. Están buscando la manera
de penetrar el movimiento.
¿Cómo enfrentar la
manipulación?
Es la tarea que ahora de
manera urgente debe enfrentar ese Chile profundo que necesita consolidar su
esperanza de construir una verdadera democracia.
Son muchas las ventajas con
que cuenta el pueblo. En primer lugar, ese país que vivió durante décadas
aterrorizado por el fantasma del pinochetismo, ha perdido el miedo. Su
presencia en las calles, aun a riesgo de la vida, demuestra que cuando la lucha
es por una causa noble y justa, no hay bala que la detenga;
En segundo lugar, ese Chile
despierto, pese a los perdigones, ahora distingue con total claridad quienes
son sus amigos y quienes son los farsantes que durante décadas han usufructuado
su nombre.
Y una tercera condición –hay
muchas más- es que ha aprendido a organizarse. Eso que muchos analistas
señalaban de las marchas espontáneas, es un argumento que ha perdido validez.
Es cierto que no aparecen nombres connotados al frente de las manifestaciones pero ellas son producto de una organización por la base, llena de creatividad que las convoca, la cual ha logrado arrastrar en sus protestas a estructuras clásicas como los sindicatos, la Central Unitaria de Trabajadores, colegios de profesionales; además de contar con el vigoroso apoyo del movimiento indígena mapuche que ahora vislumbra como su larga lucha contra el Estado usurpador de su soberanía también forma parte de las demandas del nuevo Chile.