Chavistamente: Vacío, fake news y más vacío
Publicado: 12/02/2020 01:35 PM
Martes,
ni te cases, ni te embarques y se embarcó Alimaña rumbo a Venezuela.
Fabi Fabulosa lo anunció con un tuit, todo primera dama, que escribió
luego de verificar que su nevera ahora sí que no está vacía: “En las
próximas horas, recibiré al Presidente Juan Guaidó -así le dice ella a
Juanito Alimaña- en el Aeropuerto Internacional Simón Bolívar, en
compañía de los Diputados, el Cuerpo Diplomático acreditado, convocó al
pueblo de Vzla a que nos acompañen a recibir a nuestro Presidente”. Sí,
eso, así todo tan como habla su marido, lo escribió ella solita.
Se
suponía que a partir de ese momento y tras la “exitosa gira”, la
sociedad civil saldría desbordada en cascada por la autopista Caracas-La
Guaira para, finalmente, inundar como “un río humano de gente” el
aeropuerto de Maiquetía, para recibir a su héroe.
El
río humano se secó, pero siempre hay periodistas dependientes de Elliot
Abrams, dispuestos a ir dónde Elliot les diga y Elliot les dijo que
bajaran a recibir a Alimaña, pero eso sí, con cascos, chalecos antibalas
y extensiones postizas de pelo, que siempre pueden servir, ya verán.
Se
acercaba la hora y los periodistas dependientes, con reportes que más
que reportes eran profecías, buscaban calentar el ambiente noticioso.
“Hay chavistas en el aeropuerto” -anunciaban como si aquello era una
noticia, como si todos los días no hubiera chavistas en el aeropuerto,
como si los chavistas fuéramos una elusivo clan mitológico que solo se
deja ver en noches sin luna y cuando regresa Guaidó.
En
las redes sociales los seguidores de Alimaña salivaban esperando su
dramático retorno. Metiendo casquillo y deseando lo peor, porque para la
gente que desea una invasión gringa para su propio país, lo peor es
siempre lo mejor. ¡Ay, papá sí se les ocurre tocarle un cabello!,
tuiteaban. Y me llamó la atención la insistencia tuitera, casi unánime,
en cambiar la expresión “tocarle un pelo” por “tocarle un cabello”.
Seguro que fue una de esas tretas subliminales inteligentísimas
impulsadas por Ravell: si meten casquillo usando la palabra cabello,
Diosdado Cabello seguro se pica, va y mete preso a Guaidó y ¡listo el
pollo!.
El
pollo crudo llegó, según Fabi Fabulosa, “como llegan los Presidentes”:
por migración como todo el mundo y no por Rampa 4 como los Presidentes
de verdad. Llegó sin pasaporte y con la cédula llena de sietecueros,
según reportó Sergio Novelli, que ve sietecueros en todas partes. Con su
cara de gafo balbuceaba no sé que cosa, cuando una trabajadora de
Conviasa, víctima de las últimas acciones de bloqueo que Alimaña
gestionó, lo increpó, brava, no solo por ella, por su trabajo, sino por
el trabajo que el bloqueo impulsado por Alimaña nos ha hecho pasar a
todo el país. Tanta rabia tenía la mujer, tan idiota era la sonrisita
cínica del idiota, que ella le lanzó un vaso de agua en la cara y ¡oh,
brutal agresión!
Los
medios dependientes de Abrams se emocionaron: si allá adentro lo
mojaron, aquí afuera lo van a “apalear”… “apalear, ¡mmm!, apalear, suena
bien, suena salvaje, chavistas salvajes apalean a Guaidó. ¡-Tuit, tuit,
tuit!- Un ¡Pulitzer para mi!”
Pero
la cosa no cuajaba, ni hubo “río humano de gente” bajó, ni Guaidó fue
apaleado, y peor, nadie lo metió preso. Más allá de un vaso de agua en
la cara y un pueblo, eso sí, gritándole que es el asesino, el vende
Patria, en fin, la basura que es; el chavismo, siempre consciente,
contuvo el desprecio que siente por semejante Alimaña, por su bajeza y
cobardía; y lo dejó irse solo, mojado, cagado, escondido tras sus
secuaces, que ya ni a cien MMGs llegan.
Y
así fue como, mientras Alimaña subía a Caracas dejando atrás el vacío
de Maiquetía, rumbo al vacío que le esperaba en la plaza Bolivar de
Chacao; los infomercenarios de Abrams llenaron el vacío informativo
convirtiéndose ellos mismos en víctimas protagónicas de los más
estrafalarios relatos de violencia chavista. Auto fake news
“Una
cuchillo en la barriga“ –reportaba una, sin mostrar ni barriga, ni
cuchillo. “Apaleados, apaleados, apaleados” –repetía otra, sin que se
viera ni un solo palo. “Arañazos y mordiscos“ –agregó otra sin una sola
marquita de recuerdo. Ni una foto, ni un videíto de las agresiones en
esta era tan Instagram.
Tenían
que haber hecho como una aplicada colega que denunció que un chavista
hurrible le arrancó mechones de cabello - siempre cabello, nuca pelo- y
para probarlo, blandía ante la cámara, como Ramos Allup aquella
espoleta, un par de extensiones despelucadas que el chavista violento,
después de arracárselas, amablemente le devolvió, por si se las pedía
Bachelet.
Fueron
tan “apaleados” que hasta Fabi Fabulosa recibió lo suyo y eso sí quedó
en video, bueno no, no el apaleamiento, sino Fabi disputándole el
estrellato a Lupita Ferrer, así como toda engurruñada, como toda
horrorizada, como que alguien la “apaleó” y la voz en off de una actriz
secundaria diciendo: “¡le pegaron a Fabi, le pegaron a Fabi!”
¡Or-qui-dea, or-qui- dea!
“¡Todos
a la plaza Bolívar de Chacao!” -suplicaban los 100 MMGs de siempre
mientras Alimaña, en la camioneta, daba vueltas a la cuadra esperando
bajarse cuando la soledad de la plaza no diera tanta pena. “Habrá
anuncios, vengan todooooos! –insistían sin ocultar su desespero.
Una
hora más tarde, cuando ya la certeza de la soledad era irreversible, se
bajó Alimaña en la plaza que no se quiso llenar mas allá de los 30
diputados que le quedan en el circo y el enjambre de periodistas
dependientes que ni con sus clásicas tomas cerradas pudieron disimular
el escandaloso vacío que recibió a Guaidó en pleno Chacao, ombligo del
antichavismo, corazón guarimbero, que ya ni lo ignora.
Ah,
claro, entonces los anuncios al vacío: "Los mecanismos de presión van a
aumentar por polémicos que sean…" y "hoy llegué a casa y tampoco tenía
agua…”. Y ya no dice “vamos bien”.
A
todas estas, Isnardo Bravo, aquel que hace un año nos dijo “de 24 a 72
el que entendió entendió”, hoy tuiteaba que no entendía, porque la
verdad es que Isnardo nunca entendió.
Y
mientras escribo, ya entrada la noche del regreso de Alimaña, las redes
sociales supuran los tradicionales insultos -¡negros salvajes,
desdentados!- y amenazas ¿Dónde te vas a meter?-que suelen lanzarnos
cada vez que entienden que están derrotados.
Ya
vendrán en unos meses, cuando haya elecciones, con su también
tradicional y muy fingido: “hermano chavista, tu peo es mi peo”. Allá,
en la bajadita electoral los esperamos.
“Apaleándolos” a votos, ¡nosotros venceremos!
CAROLA CHÁVEZ
@tongorocho