EL VIERNES NEGRO Adiós a la era del ¡Ta barato dame dos! El ocaso del Pacto de Punto Fijo

Publicado: 19/02/2025 09:00 PM

(Resumen, El Nacional y Últimas Noticias, febrero de 1983)

  • La época del alza inesperada de los ingresos petroleros en un 300%, del despilfarro gubernamental, de fortunas exorbitantes y de oleadas de derrochadores de oficio conocidos como los “ta barato dame dos”, que invadieron Miami para ejercer el desenfreno y el desafuero por más de una década, tuvo su punto final el viernes 18 de febrero de 1983, cuando Venezuela siendo uno de los países más ricos del mundo, sin más explicaciones, amaneció más pobre y endeudado que nunca.
  • La burguesía parasitaria se vistió de luto. En los meses previos al Viernes Negro, una estampida de miles de millones de dólares disminuyó nuestras reservas internacionales de 34 mil millones de U$D a 700 millones de U$D. El BCV vendía un promedio de 50 millones de U$D diarios.
  • En 1973, Carlos Andrés Pérez (CAP) recibió la banda presidencial de manos de Rafael Caldera, con una deuda externa de 600 millones de U$D. Al finalizar su gobierno, inexplicablemente esa deuda aumentó a 37 mil millones de U$D.
  • A raíz del embargo petrolero en el Medio Oriente, entre 1973-1979, el gobierno de Pérez recibió los más altos ingresos de nuestra historia: 217.857 millones de U$D, de los cuales despilfarró 200.184 millones U$D en dos años (1976-1978).
  • No obstante, la economía venezolana quedó encadenada al pago de una deuda, autorizada por el gobierno, en términos y condiciones leoninos e impagables.
  • En consecuencia, de cada 100 U$D que Venezuela recibía por concepto de la renta petrolera, 34$ eran destinados al pago de la deuda externa.
  • Subsecuentemente, durante el gobierno de Luis Herrera Campins (1979-1984), una segunda bonanza petrolera, triplicó los ingresos del fisco nacional, sin que ello sirviera para sacar a Venezuela del atolladero.
  • Ambos presidentes, siguiendo las directrices del Consenso de Washington, endeudaron al país hasta más no poder, recibiendo préstamos en condiciones fraudulentas.
  • Sucedió entonces la abrupta baja de los precios del petróleo, que impidió que los ingresos fiscales fueran suficientes para cubrir los compromisos de la deuda externa.
  • La banca internacional demandó de inmediato el pago de 9 mil millones de U$D, amenazando con declararnos en default. Sobrevino así el desastre del control de cambio como una medida desesperada para evitar la fuga de divisas y el desangramiento definitivo de la economía.

ANTECEDENTES:

  • Desde 1938, Estados Unidos impuso, en tiempos del gobierno del general López Contreras, un Tratado de Reciprocidad Comercial, mediante el cual Venezuela se vio obligada a comprarle todo lo que consumía y a vender el 100% de su producción petrolera a la Standard Oil (Exxon), la Royal Dutch Shell y la Anglo Persian Oil Company (BP).
  • Este tratado solo generó extraordinarios beneficios a pocas empresas, profundizando las desigualdades sociales y los brotes recurrentes de protestas populares.
  • Los desajustes causados en los parámetros de la economía venezolana solo se pudieron sostener mediante la ficción de un signo monetario, aparentemente sólido, que osciló entre 3,30 (1936) y 4,30 (1983) bolívares por dólar.
  • Esta estrategia diseñada, desde Washington, estableció un modelo económico que proveyó de un status de vida holgado a un sector minoritario de la población.
  • Modelo sustentado en una economía monoproductiva, que desplazó todas las demás estrategias generadoras de riqueza y bienestar social.
  • Para ello fueron leales y lacayos servidores varios operadores criollos de nuestra economía:
    • El banquero Pedro Tinoco fue uno de los gurús de la economía venezolana que estuvo desde 1964 aplicando las directrices de Washington con la Comisión para la Reforma Administrativa para el Estado. Fue también ministro de Hacienda de Pérez y Caldera.
    • Luego le siguieron otros operadores serviles al imperio como Gumersindo Rodríguez, Carmelo Lauría, Miguel Rodríguez alías paquetico, Gustavo Rossen, Diego Arria, Ricardo Hausmann y Teodoro Petkoff, desde Cordiplan.

REDACCIÓN MAZO

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