En 1652 se le apareció la virgen al Cacique Coromoto

Según la historia, los pueblos originarios que para el siglo XVII habitaban lo que es hoy el estado Portuguesa, no estaban muy a gusto con los españoles que a punta de espada buscaban someterles e inculcarles una religión que no conocían, por lo que prefirieron huir a las montañas, reseñó Yvke  Mundial.

Un día, a mediados del año 1652, el indio Coromoto, Cacique de los indios Cospes, y su mujer caminaban por la selva, al llegar a una quebrada se sorprendieron ante la presencia de una señora muy hermosa que caminaba sobre las aguas, quien les sonreía con un rostro sereno y amoroso, entonces ella les habló en su propia lengua y les pidió que se bautizaran tanto ellos como su tribu.

Todos acudieron a la ciudad para ser bautizados, sin embargo, el Cacique, rebelde a causa del comportamiento de algunos españoles, se rehusó a hacerlo y huyó con algunos indígenas a la selva.

Estando en su choza, acompañado por su mujer y su cuñada Isabel, la Virgen se apareció, irradiando una luz tan brillante que iluminaba todo el lugar. El Cacique estaba muy disgustado y quería que la señora se fuera, pero ella se acercó y lo abrazó, entonces él trató de agarrarla para expulsarla de su casa, pero ella se desvaneció y Coromoto se quedó inmóvil, sin palabras, con la mano cerrada, al abrirla encontró en su mano una pequeña imagen de la Virgen un pedazo de corteza de árbol.

La fecha de esta segunda aparición es la tomada oficialmente por la Iglesia Católica para la adoración de la Virgen de Coromoto, a la que en octubre de 1944 el Papa Pío XII, la declara como Celeste y Principal Patrona de Venezuela.

El Papa Juan Pablo II, en su segunda visita a Venezuela 1996 manifestó su alegría por volver a la “tierra de gracia” e inauguró en Guanare , Capital Espiritual de Venezuela,  el Santuario Nacional de Nuestra Señora de Coromoto.

REDACCIÓN MAZO