Por el futuro de la Patria Grande
Publicado: 23/07/2018 07:35 PM
El pasado 17 de julio culminó
exitosamente la XXIV edición del Foro de Sao Paulo (FSP) en La Habana. Podemos
afirmar que esa edición del FSP es quizás la
cita más importante de esta organización política continental desde su
fundación, puesto que se realizó en un difícil escenario histórico donde está
en juego el equilibrio de la correlación de fuerzas en América Latina y en el
mundo.
En las dos últimas décadas,
gobiernos respaldados por alianzas populares, progresistas y de izquierda han
alcanzado importantes avances sociales y políticos en la región demostrando
fehacientemente que sí es posible construir por la vía democrática y pacífica,
alternativas al modelo neoliberal hegemónico impuesto desde EEUU.
Desde la elección del Comandante
Hugo Chávez como presidente en diciembre de 1998 hasta la fecha, un nuevo mapa
geopolítico transformó nuestra Patria Grande. Al triunfo del pueblo venezolano, le siguió una
oleada de victorias electorales, que permitieron establecer gobiernos progresistas,
antineoliberales, antiimperialistas en Brasil, Argentina, Uruguay, Bolivia,
Nicaragua, Ecuador, Honduras, El Salvador y más recientemente en México.
Por primera vez los pueblos han
tenido la posibilidad de dirigir sus
destinos y participar en el diseño de
políticas centradas en el bienestar de las mayorías que antes fueron excluidas.
Ante esa realidad, la arremetida
del imperialismo norteamericano y sus aliados, no se ha hecho esperar. Es
evidente su desespero por recuperar un área de influencia estratégica que antes
fue considerada “su patio trasero”. Enfrentamos hoy una Guerra de Cuarta Generación
de alcance hemisférico.
Se han puesto en marcha formas de
golpes suaves contra Nicaragua y Venezuela; golpes electorales, como en
Argentina, Ecuador, Honduras; golpes judiciales, como en Brasil; están
produciéndose guerras judiciales con la
criminalización de liderazgos como el de Lula da Silva, Cristina Fernández y
Rafael Correa; una abierta guerra económica y financiera y una brutal guerra mediática y psicológica
en todo el continente.
Los tanques pensantes de la
derecha y el nuevo monroísmo trumpista, aseguran que “el ciclo progresista”,
como ellos han denominado este período, ha terminado, tratando de allanar el
camino para un retroceso histórico, para la restauración neoliberal que EEUU
está dispuesto a imponer a sangre y fuego. Una vez más se equivocan los
enemigos de nuestros pueblos. En América Latina y el Caribe nos enfrentamos a
esa violencia con la conciencia y el coraje de nuestros libertadores: “no
podemos optar ente vencer o morir, necesario el vencer”.
La América Nuestra está en
Revolución permanente, y así nos declaramos en el reciente encuentro del FSP. Y
esa Revolución permanente, como nos dijo en el año 2009 nuestro Comandante
Eterno “…es una Revolución que trasciende lo ideológico; es geográfica,
geopolítica; es una Revolución de los tiempos, una Revolución moral; es una
Revolución necesaria. Es grande por el tiempo que carga por dentro, es grande
por el espacio que abarca”. Nadie podrá frenarla.
Ahora bien, junto a lo anterior,
pienso que también es tiempo de meditar, de evaluar, por qué hemos perdido
espacios en algunos sectores; porque más
allá del feroz ataque imperial, también debemos pensar en lo que hemos dejado
de hacer como izquierda continental, identificar los errores que se han podido
cometer y cómo rectificarlos.
Debemos reflexionar y actuar ante
la necesidad imperiosa de lograr consolidar una unidad esencial de propósitos
dentro de la izquierda latinoamericana y caribeña, que permita derrotar
definitivamente los intentos hegemónicos del imperialismo norteamericano y sus
aliados. Tengo la certeza compatriotas, que en todos los casos, las fuerzas
revolucionarias y progresistas continentales tienen dos enemigos fundamentales:
la desunión y el imperialismo. Sobre esa base deberíamos ser capaces de definir
un programa mínimo de acción, para unirnos en la batalla contra el imperialismo
y el neoliberalismo.
Es por ello que en este nuevo
escenario de agudización de la confrontación con el imperialismo y tomando como
base los logros sociales alcanzados por nuestros pueblos en los últimos 20
años, la izquierda latinoamericana y
caribeña debe generar nuevos consensos, diseñar tácticas y estrategias que
permitan mantener las conquistas alcanzadas, preservar la paz, contrarrestar la
amenaza imperialista y avanzar en la construcción del socialismo continental;
cada pueblo con sus peculiaridades, pero con la idea clara de la integración
nuestroamericana para la liberación continental.
O sea, no podemos quedarnos
rezagados solo planteando la defensa de lo que ya hemos alcanzado, debemos
continuar la tarea de resistir para seguir avanzando, con resultados concretos,
para articular un verdadero modelo antineoliberal, anticapitalista,
antiimperialista para los pueblos de América Latina y el Caribe.
Y en ese sentido, en Venezuela
continuamos a la vanguardia. Al asedio de la derecha y del imperio, respondemos
profundizando nuestra Revolución y nuestra democracia socialista.
La aguerrida militancia de
nuestro Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) se prepara con mucho
compromiso y conciencia para desarrollar a partir del 28 de julio las sesiones
plenarias del IV Congreso de nuestra organización partidista, que estamos
seguros será crucial para el futuro de Venezuela y de la región. De allí deben
salir las líneas estratégicas para emprender la derrota definitiva del
golpismo, la permanencia de la paz y la recuperación económica.
Con el espíritu de nuestras y
nuestros libertadores, con el compromiso definitivo con nuestro pueblo, con
lealtad absoluta al proyecto socialista bolivariano que estamos construyendo,
con la fuerza del legado de Chávez, con la unidad que nos hace invencibles;
sigamos edificando el futuro, renovándonos para la continuidad de nuestra
experiencia revolucionaria, que seguirá siendo un faro de referencia para las causas
por la libertad y la justicia social de los pueblos en el mundo entero.
¡Con Chávez Siempre!
¡Todos con Maduro!
ADÁN CHÁVEZ