El Tribunal Russell para Venezuela
Publicado: 07/06/2019 10:13 AM
El tribunal Russell – Sartre es un Corte Internacional de
Conciencia, un juzgado ético y moral de
opinión contra crímenes de lesa humanidad. Fue
constituido por primera vez en el contexto de la guerra de
Vietnam sesionando en la ciudad de Estocolmo en noviembre de 1966 con la
participación del propio fundador el Conde Lord Russell y secundado por el filósofo existencialista francés Paul Sartre,
Simone Beauvoir, Julio Cortázar, Lázaro
Cárdenas – expresidente de México, Noam Chomsky, Tariq
Alí y Lelio Basso; así también una larga lista de catedráticos,
historiadores, investigadores, científicos, juristas y representantes
calificados de distintas corrientes de pensamiento y acción social.
En su acto de instalación Lord Russel dejó
constancia de la ausencia de poder coercitivo de los veredictos que emanen del
mismo; así como del imperativo categórico de fundamentar y sustanciar sus pronunciamientos en evidencias, registros,
data estadística, documentación, testimoniales y exámenes forenses
fiables. El poder del Tribunal Russell – Sartre no está
dada por la jurisdiccionalidad de sus sentencias sino por el ámbito de
influencia política y social en el planeta.
La iniciativa de
Lord Russel se anticipó 30 años a la creación de la inoperante Corte Penal Internacional bajo el estatuto de Roma
del 17 de julio de 1998. Como precursor Lord Russell tuvo en mente de convocar un frente internacional de eminentes catedráticos universitarios, algunos premios
Nobel, juristas e investigadores para poner bajo el microscopio las actuaciones
de Estados Unidos en Vietnam y como eje
fundamental evitar “Los crímenes de Silencio e Impunidad” que se perpetraron en
los siguientes casos:
1.- La
hambruna en Irlanda (1845 – 1851) producto de las de las
nefastas políticas imperiales impuestas por los invasores ingleses contra la población
irlandesa. La crueldad de las medidas y sanciones aunadas a la tragedia de la peste de la roya
en las plantaciones de papa ocasionó la disminución de un 20% de la población
irlandesa con un saldo de más de un millón
de muertos por inanición.
2.- Crímenes
de Lesa Humanidad en el Congo Belga (1885-1906) cometidos por el
humanitario Rey Leopoldo II de Bélgica contra toda la población en general y la mano de obra
esclava en particular de esa patria africana. Los registros confiables arrojan un saldo de más de un millón de muertos y millones de
mutilados. Bajo el disimulado sadismo y los buenos modales de este monarca la
población disminuyó de 20 a 10 millones de habitantes. Este es el primer caso
de un genocidio debidamente documentado y develado por la actuación profesional
del periodista británico Edmund Dene
Morel, por las denuncias de Misioneros
Cristianos que auxiliaron a la población oprimida y la carta abierta dirigida
por el afro estadounidense George Washington Williams al rey belga denunciando los abusos que había
presenciado en las plantaciones de caucho que el monarca manejaba como una
hacienda particular bajo régimen de trabajos forzados, mutilación de brazos y
piernas, penas de muerte y tortura.
3.- El Holocausto Armenio que comenzó el
24 de abril de 1915, día en que el
Imperio Otomano comenzó la deportación forzosa e intento de exterminio de la
raza armenia.
En medio de la
confusión de la Primera Guerra Mundial los otomanos practicaron la eliminación
sistemática y selectiva de la desarmada minoría armenio-cristiana, mediante la
matanza directa, marchas forzadas, torturas e inanición. Este genocidio pasó
casi desapercibido porque la atención mundial estaba centrada en los sucesos y
consecuencias de la gran guerra que estaba en curso. Para 1923 más de un millón
de armenios cristianos habían sido
exterminados por la acción genocida del decadente imperio.
Bajo la batuta de
Lord Russell y de otros conductores este
tribunal moral basado en principios universales del derecho ha alcanzado
un gran prestigio y peso en la conciencia internacional. Su impacto y
trascendencia consiste en primer lugar en la difusión de las actas y la publicación de sus veredictos en varios idiomas; en segundo
lugar por haberse constituido en distintas oportunidades para ventilar los casos referentes a las
dictaduras en el Cono Sur, los crímenes del sionismo contra el pueblo palestino,
el caso del pueblo saharaui y armenio; y
por último en las novedosas técnicas de
investigación utilizadas, los instrumentos informativos, contundentes métodos
de actuación y el rigor científico
investigativo que ha logrado llenar un
vacío en el contexto del derecho penal
internacional.
Según informes
recientes la actuación genocida del imperio norteamericano contra la R.B. de
Venezuela ha comenzado a dejar saldos deudores por las muertes ocasionadas mediante el brutal bloqueo
que se nos han impuesto; van más de 40
mil muertos. Tanto la administración Barack Obama como la actual
administración de Donald Trump han obstaculizado el ingreso de alimentos,
medicinas y bloqueado nuestros legítimos derechos humanos a una vida digna, han
prohibido el acceso a bienes esenciales para la subsistencia de nuestro pueblo,
han promovido golpes de estado y actos de violencia con muertes oficialmente
registradas. Un informe detallado de la Corte Internacional de Conciencia o Tribunal
Russell capítulo Venezuela es indispensable para atajar la matanza de
USA contra Venezuela, poner coto a la muy probable invasión y detener el afán
expansionista del imperio del norte por apropiarse de nuestros recursos, adueñarse
de nuestro territorio y exterminar la revolución bolivariana.
Estamos en tiempos de guerra, en puertas de una muy probable invasión a nuestro territorio y bajo el peso de aplastantes sanciones económicas de hambre; creo que todos, no solo yo, nos hemos ganado el auténtico derecho de actuar conforme a una ética y moral colectiva compartida. Entonces hago causa común y me sumo a la convocatoria del Tribunal Russell capítulo Venezuela en virtud de la calidad de sus fundadores; de los brillantes intelectuales, juristas, artistas e investigadores que hoy adelantan su reactivación desde Caracas, y por encima de todo para evitar el continuo y sostenido ataque del imperio yankee contra nuestra nación y sus instituciones.
ALEJANDRO CARRILLO GARCÍA