Reflexiones a 159 años de la Batalla de Santa Inés
Publicado: 12/12/2018 03:06 PM
José Laurencio
Silva, dejó el mando de las tropas conservadoras cansado de las contradicciones del gobierno
central. Las tropas federales
fortificadas en San Lorenzo eran invencibles, era suicida atacar,
prefirió pactar con su conciencia y en
secreto con su antiguo subalterno y alumno. Zamora al verlo imponente,
majestuoso y anciano en uniforme completo, en esa sabana barinesa ordenó a sus
tropas que vitorearan al lancero invicto:
¡Viva el General Silva!” grito la tropa federal. Fue héroe en Taguanes, Apure, Calabozo, Carabobo,
Bombona, Junín y Ayacucho.
Antes de 1.830 Simón Bolívar había confiscado los bienes
y capitales de los realistas y los repartió entre los soldados del ejército Libertador. Posterior
a su muerte la Ley de Libertad de Contratos del 10 de abril de 1934, y la Ley de Quita y Espera de 1841, fueron las armas revanchista
de los realistas derrotados para recuperar sus posesiones y también de los
seguidores de Páez para usufructuar el régimen agrario latifundista, sometiendo
a la quiebra al campesinado con deudas impagables Fue entonces cuando el ya
viejo General Silva, que acompaño a Bolívar hasta la muerte, conoció los
vejámenes de los generales oligarcas. Por abandonar el mando lo recluyeron en el islote “Bajo Seco”,
azotado por un sol sin sombra, en mitad del Lago de Maracaibo.
Así los godos centralistas degradaron a Silva quien siempre tuvo fama de
revolucionario liberal, dando el mando a Pedro Ramos jefe de los ejércitos occidentales, este se vino por la vía de Quibor y Guanare
siguiendo el rastro de Zamora hasta Barinas. Según los memorialistas de esos lares fue el ciego
Ño Valdallo, quien para entramparlos dio los datos y ubicación del ejército
zamorano en Santa Inés.
El General del Pueblo Soberano tenía meses estudiando el
terreno, paso a paso, palmo a palmo, detalle a detalle, preparando el escenario para la derrota a la godarria antibolivarina. En
los bosques circundantes a orillas del Río Santo Domingo, trazó una de las estrategias más brillantes de la historia militar.
Desarrolló un concepto político de
guerra sorpresiva, con despliegue y
repliegue continuo de fuerzas en combate para atraer al enemigo hacia un
laberinto de trincheras donde esperaban,
mimetizados con el entorno, los soldados revolucionarios federalistas bajo el
mando de su indómito líder.
Se dividió la entrada
al pueblo en varias zonas de trincheras, la orden era resistir, causar
el mayor daño posible para luego retirarse simulando una derrota. La ilusoria
emoción del triunfo llevó a los oligarcas más y más adentro del callejón
mortal. Los federales retrocedían y los
conservadores avanzaban.
En el amanecer del 10 de diciembre de 1859 Zamora se
paseó con Guzmán Blanco y Level de Goda instruyendo a todos sobre la estrategia
y ordenó al capitán Ramón Rivas que hiciera la primera provocación en el sitio
de La Palma.
A las 10:00 am la caballería oligarca de León
Colina los avistó y abrió fuegos contra las tropas liberales desplegadas.
Hicieron poca resistencia para replegarse al pasitrote como se lo había ordenado Zamora.
Los centralistas mordieron el peine y fueron detrás de ellos.
La primera trinchera estaba defendida por Rafael Petit con 200 federales. Más atrás el
ingeniero Charquet defendía otra y así
más carnadas de engaño sobre el terraplén que conducía al pueblo. Todas las
excavaciones eran profundas en forma de trapecio y se comunicaban entre si impidiendo
que se viera el ir y venir de los revolucionarios federalistas. En la espesura
de los bejucales y de la caña amarga tronaban los disparos causando cientos de
bajas a los soldaditos gubernamentales.
Eran 2000 federales esperando a los 3000 oligarcas con sus flamantes generales.
Los del gobierno tenían además la orden de “batirlos
donde los encontraran y no regresar como Silva”, creían que los federales iban huyendo y por
eso iban veloces y se clavaron de cabeza donde los estaban
esperando. Zamora entró en acción a las
cuatro de la tarde y de no ser por la llegada de la noche hubiera arrasado con
todo el ejército conservador que ya acusaba más de mil bajas, Caían los
oficiales y caían por centenares los soldaditos de Caracas.
La persecución duro tres semanas, los godos tomaron rumbo
a Mérida. El día 05 de enero el
derrotado jefe Pedro Ramos informaba al
gobierno nacional que había llegado a esa ciudad con 287 soldados, 5 comandantes y 47 oficiales subalternos que se salvaron de
los que junto con el fueron más de 3000.
Justo un mes después de Santa Inés, el 10 de enero de
1860, una bala cuyo origen y bando aún
no se ha podido descifrar, que
se sabe por su trayectoria balísticas
que fue disparada desde el campanario de la Iglesia de San Juan Bautista de la
ciudad de San Carlos de Austria, acabó con la vida de Ezequiel Zamora. Murió en
los brazos de su asistente Antonio Guzmán Blanco, cuyo padre redactó y propulsó
el ideario revolucionario liberal amarillo que inspiró las acciones del líder
abatido.
El ejército de los federales quedó en manos de un
incapaz, claudicante, bonachón y moderado que fue Juan Crisóstomo Falcón cuñado
del valiente asesinado.
En sus once meses de actuación al mando de las tropas
revolucionarias Zamora dejó un legado cuyo efecto
nivelador fue el de reivindicar a sus legionarios campesinos, indios, negros,
pardos y blancos de orilla en los derechos por los cuales también murió Simón
Bolívar.
Zamora al igual que Bolívar y Chávez, niveló el espectro social venezolano y a ellos
debemos poder vivir hoy en una de las
sociedades más igualitarias del mundo, donde con orgullo las personas valen más
por el contenido moral y especificidad de su carácter, su espíritu de lucha, su
preparación, su instinto de superación y
el valor de sus obras que por el color
de su piel, origen social u orientación político o religiosa. Esto nos
diferencia notablemente de sociedades verticalmente estratificadas de la
región, como la sociedad de castas
colombiana, chilena, argentina, o norteamericana donde prevalece un sistema racista
de clanes trogloditas, rapaces xenófobos, de apellidos feudales corruptos y grupos de poder
excluyentes.
UNIDAD, LUCHA, BATALLA Y VICTORIA!!!!
ALEJANDRO CARRILLO